Ahora ya sabemos que no venimos de los barcos ni de los árboles.
Los argentinos venimos de Grecia. Al menos en lo que va del siglo XXI.
Grecia, tan cerca y tan lejos, es nuestra máquina del tiempo. Haga la prueba de entrar, dominando el vértigo.
Tranquilos. Estamos en tierra firme en asuntos de la economía y la justicia social.
Pero la pobre Atenas hoy, es la Buenos Aires del 2001 y 2002 en cine catástrofe. Vale la pena recordarlo.
La noticia recorre todo el mundo.
Ajuste salarial. Desempleo. Default de su deuda pública. Rebaja de haberes. Aumento de impuestos. Remarcación masiva de hasta un 60 % en los precios de un día para otro. Represión policial.
No se salva ni Zorba en la Grecia del colapso neoliberal.
De allí venimos. Allí no queremos volver.
¿Y entonces, donde queda la nueva Argentina de la que habla Cristina y Néstor Kirchner?
La hoja de ruta indica que Grecia quedará a la vuelta de la esquina si vuelven los ajustadores, con el látigo implacable del FMI.
Pero también dirá que Grecia estará en otra galaxia si este modelo argentino consolida el rumbo de trabajo y producción.
¿Alcanza con decir que vamos a contramano de las recetas que Cavallo y el Grupo A opositor insisten en proponer, Clarín mediante?
¿Alcanza con seguir profundizando el modelo económico, con más empleo, más inclusión social, más libertades cívicas?
Que nadie se ofenda ni tema. Pero esos cambios no son suficientes, aunque sean los cimientos imprescindibles para edificar un nuevo país. Es necesario, es vital, es la savia que hace falta hacer crecer, entrarle de lleno a protagonizar una verdadera, democrática y pacífica revolución cultural del Bicentenario.
Evitando caer en la provocación violenta e injuriosa que es el arma de los enemigos del desarrollo.
De los que tiran la piedra y esconden la mano.
De los que delatan a sus compañeros en el interrogatorio fácil de un reportaje del grupo Clarín o en La nación.
De los que reciben el elogio meloso de Grondona y compañía.
Ya no se puede volver atrás.
La política ha quedado al desnudo. Se muestra como es en su hermosura. No tiene la carga de oropeles mediáticos que la cubrían hasta no hace mucho, poniéndole yeso a sus manos y el guión escrito al discurso.
Es un punto de inflexión en la historia moderna de Argentina.
Ya no hay sólo “soldados de la causa”. Todos deberían ser pensadores de la causa. Polemistas que van al debate con alegría y entusiasmo a defender las banderas y las ideas.
Ganar las calles de la democracia para unir lo que está destinado a unirse. Ahora que la verdad está de un solo lado, para escándalo de los mentirosos.
Hasta aquí podían valer las “verdades relativas”. Pero este plano se desbalancea cuando de uno de los lados, sólo hay mentiras y verdades apropiadas.
Del lado de la verdad sí habrá que ser tolerante en la diversidad. Nadie la posee por completo. Eso sigue siendo así.
Ya estamos en el Mayo de la Patria. Empiezan los festejos populares.
El diputado radical Oscar Aguad, al que apodan “milico” y fotografiaron junto al genocida Luciano Benjamín Menéndez, se opone marcialmente a que la Presidenta decrete el Feriado del Bicentenario, el 24 y 25 de Mayo.
“Hay que trabajar”, dice.
Los que desocuparon al país, hablan del empleo. Cosa de no creer.
¿Añorarán el país del primer Centenario? ¿Aquel Centenario con Estado de Sitio, represión en las calles, miles de obreros presos, país exportador, colonizado, europeizado, elitista, oligárquico?
¿Les dolerá que sea una generación tozuda la que le haya devuelto la identidad y el orgullo a una nación?
Por esos debates pasa la revolución cultural en paz, en todo el continente.
Esa revolución de ideas del Bicentenario, mañana estará presente en la Cumbre de UNASUR.
¿Una nueva muestra del “aislamiento internacional” de la Argentina?
Con sus odios y resentimientos, no pueden admitir que sólo es el comienzo de la nueva Argentina.
Ese país que tiene domicilio allí donde usted se encuentra con sus mejores sueños.
Jorge Giles. El Argentino, 3 de mayo de 2010
http://www.elargentino.com/nota-89213-Donde-queda-la-nueva-Argentina.html
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