O de la tragedia a la farsa. Punto.
Perdón por el trazo apurado.
Escribimos estas líneas entre los piquetes. Arden las pantallas del grupo Clarín y otros monopolios.
“El piquete es una fiesta”, dice Magnetto. Son 50 pero parecen millones en la tele.
La derecha aprieta al gobierno por no reprimir y enfoca sus cañones contra… ¡los que apuran el paso levantando el peaje!
Solanas se abraza en un acto con dirigentes sindicales de Luis Barrionuevo.
En el mismo lodo, todos manoseados.
El “Grupo A”, al palo contra el gobierno. La progresía extraviada se desespera para recibir aunque más no sea un rasguño y poder así victimizarse.
Esta vez no salimos a interpelar a quienes cortaron nuevamente las calles por donde transitan miles de personas que van a trabajar o a estudiar.
Queríamos escuchar qué cosas dicen y preguntan los ciudadanos varados por los cortes.
En General Paz y Rivadavia, una joven les preguntó muy seriamente: “¿Ustedes están solidarizándose con los griegos y con los españoles, verdad?”
El joven la miró desconcertado, sin poder responder.
Otro señor indagó: “¿Ustedes son de la Mesa de enlace de Biolcatti y Buzzi?”
Tampoco hubo respuestas.
Quizás estas dos preguntas hayan sido las expresiones más cordiales que escuchamos en el par de horas transitadas ayer por los lugares de corte.
Y las más elocuentes, en tanto expresan el absoluto descuelgue de quienes realizan cortes en un país que gradualmente viene saliendo de la encrucijada fatal impuesta por el neoliberalismo hasta el 2003.
Los que hacían oír las voces más indignadas eran los laburantes.
“Dejame ir a trabajar, hermano, ahora que tengo trabajo”.
Estos cortes son una farsa de la tragedia vivida por los trabajadores y desempleados en tiempos del menemismo.
Aunque duela, vale hacer memoria para aprender de la historia reciente.
La noche del 17 de abril de 1997, Carlos Auyero, un ejemplo de militante de la democracia, pronunciaba sus últimas palabras en el programa de Mariano Grondona, discutiendo con un funcionario entonces menemista y ahora diputado del Grupo A: “Los trabajadores que cortan la ruta en Cultra-Co, no quieren destruir el sistema, sino entrar en él”
Eran los tiempos de nuestra propia tragedia griega.
Aunque faltaba el remate final de la Alianza radical de Fernando de la Rúa, ejecutando tempranamente lo que hoy, ahora, en este mismo instante, el FMI está ejecutando en Grecia y en España.
Los planes de exclusión generan a menudo la reacción popular de las mayorías que buscan no quedar afuera del mundo, de la vida, del trabajo, del pan.
Pero con un modelo de inclusión social los trabajadores participan libremente, apoyan las conquistas alcanzadas y en ese marco, es justo que tengan razones para protestar, mejorar y profundizar las mismas.
Eso sí, nunca harán nada contra la experiencia que construyen día a día desde el pueblo que ellos son.
No será por afuera de esas experiencias populares que se construirá un futuro mejor.
Por eso vale una pregunta esencial: ¿Contra qué plan de ajuste, rebaja salarial y privatizaciones protestan los “cortadores de ruta” en este presente de creciente inclusión social?
La única verdad es la realidad. Y habla por ella misma:
La Presidenta anunció el descongelamiento de las vacantes en la Administración Pública, en su primera etapa. Más y mejor trabajo para todos.
Se acaba de conocer un trabajo de investigación del Conicet y otros centros de estudios dando cuenta, científicamente, que las placas sociales que conforman el país han vuelto a moverse desde la Asignación Universal por Hijo, indicando que la Argentina es el país más igualitario de América Latina, con una caída vertical de los niveles de desempleo, pobreza e indigencia.
Todos los indicadores señalan nítidamente la línea ascendente en la recuperación de los trabajadores y de los sectores más humildes y castigados durante el dominio neoliberal.
Si de verdad es la hora de los pueblos, no habrá corte que la pueda detener.
Jorge Giles. El Argentino, 16 de mayo de 2010
http://www.elargentino.com/nota-90666-De-Atenas-a-Liniers-ida-y-vuelta.html
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