viernes, 21 de mayo de 2010

LA CONSAGRACIÓN DE LA PATRIA


Hoy es el día.

Que nadie esté ausente en la ceremonia inaugural de la Semana de Mayo.

Es un día para la historia grande de la patria.

El Paseo del Bicentenario lucirá las mejores galas del orgullo nacional y hay que dar el presente.

Hoy es el día.

Hay que decirle al Virrey Cisneros que su tiempo ha finalizado. Habrá que estar atentos. Pero en alegría.

Que avisen a los patriotas que están reunidos en las barriadas que todo está previsto. Incluso los paraguas por si llega a llover.

Ayer Cisneros tuvo el descaro de exigir el apoyo incondicional a los jefes militares, ante la rebelión criolla en marcha.

Quiere quedarse, pero le contestaron que “nones”.

“Que ni se le ocurra”, bramó Castelli ni bien se enteró, arengando sin descanso, de un lado a otro de la ciudad.

Llegada la noche fueron a verlo nuevamente al Virrey para exigirle que convoque a Cabildo abierto, sí o sí.

Por las dudas, está hecha la convocatoria para ocupar la Plaza.

Este pueblo aprendió desde sus orígenes que sólo movilizado conquista sus derechos. Habrá una Junta patria y sin Virrey, sólo si hoy, mañana y pasado se marcha con lo que se tenga a mano. Pero organizadamente.

Mientras tanto, hay que seguir avanzando en la consagración de la patria.

Hacerlo es recordar que el Gordo Tito Pandolfi hizo la patria a su modo. Y en el tiempo que le correspondió. Fue él quien bautizó con el nombre de “para la Victoria” al Frente que hoy componen miles de mujeres y hombres en esta ciudad. El que llegó una noche a la Unidad Básica de Lugano y anunció que harían un acto con “un compañero de Santa Cruz” y al que nadie conocía hasta ese entonces, que se llamaba Kirchner.

Todo lo que la mala política deshacía, el Tito lo recomponía.

Ese hacedor de sueños, se fue hace cuatro años. Pero no se fue del todo. Sigue en el empedrado de las calles que caminan sus viejos compañeros, hoy más que nunca.

Saber que en la orilla de enfrente, Martínez de Hoz esté preso por delitos de lesa humanidad, es una señal de la historia.

Su apellido brindó el mejor lustre oligarca a los festejos del Centenario, desde el domicilio particular del viejo poder reinante: la Sociedad Rural.

Y hoy, su último estandarte, está preso en una cárcel común.

Parece una metáfora y sólo es justicia.

Que la economía siga creciendo en todos los rubros, es para celebrar.

Que los jubilados bonaerenses hayan recibido un extraordinario aumento es para festejar, aunque escandalice al senador Sanz, como la Asignación Universal por Hijo.

Que la jueza haya acelerado el trámite para realizar el estudio de ADN de Marcela y Felipe, es un fallo a favor de la vida y la verdad.

Que la ley de Medios esté protegida por los ojos de la Corte, es una muy buena noticia.

Que el Mercosur, presidido por nuestra Presidenta, haya relanzado las negociaciones con la Unión Europea, abre un porvenir más que interesante en un mundo en crisis.

Que los Pueblos originarios hayan llegado ayer hasta la Plaza de Mayo y la Casa Rosada, con sus legítimas reivindicaciones, con sus culturas, con su cosmovisión milenaria y hayan estado allí para que los monopolios mediáticos apenas titulen graciosamente: “caos de tránsito”, es una manera de interpelar profundamente a esos monopolios en el Bicentenario de todos.

La Argentina de hoy se parece más a 1810 que a lo que fuimos en 1910.

Es que el Centenario fue la fiesta de los vencedores de un país para pocos.

Si Castelli grabó en su cañón de combate el nombre de “Tupac Amaru”, en homenaje al gran americano; si el general San Martín en ese alumbramiento exclamó: “yo también soy indio”; si Mariano Moreno, prometía castigar con dureza a quienes ofendieran a un hijo originario de estas tierras, se comprenderá porqué decimos que esta Argentina retoma las banderas de la Revolución de Mayo.

Todo está listo para ser felices. La patria es libre.

Engalanemos con la bandera argentina todas nuestras casas.

Esta vez el futuro depende del pueblo reunido en todas las Plazas y Paseos de la República.

Vamos juntos, que hay lugar para todos.


Jorge Giles. El Argentino, 21 de mayo de 2010
http://www.elargentino.com/nota-91793-La-consagracion-de-la-Patria.html

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