PANORAMA POLÍTICO
Cuando Cristina y Néstor Kirchner lleguen a España para participar de la Cumbre de la Unión Europea con América Latina y el Caribe, sentirán la extraña sensación de haber entrado en el túnel del tiempo.
No será precisamente para disfrutar del futuro prometido por los llamados países desarrollados, sino para volver al peor momento de nuestro pasado latinoamericano.
Escucharán los sollozos y suplicios de los gobernantes intentando fundamentar los “megacanjes” en su adaptación europea y en consecuencia convencer del paraíso prometido para el día después de entrar a ese círculo del infierno, que es la receta del FMI: rebaja de salarios y jubilaciones, despidos masivos, etc.
Luego de soportar el viscoso discurso delarruista en su versión española, asistirán al escarnio falangista contra el dignísimo Juez Baltasar Garzón, acusado de “prevaricato” por rescatar del olvido a los centenares de miles de crímenes de lesa humanidad, cometidos por la dictadura franquista.
La derecha atrasa los relojes en todo el mundo. En nuestro país, desde la presidencia de Néstor Kirchner, son millones los ciudadanos argentinos pasibles de ser condenados por “prevaricato”, empezando por el mismo Kirchner y la actual Presidenta, quienes contra las leyes de Obediencia Debida, Punto Final e Indulto, removieron igual los obstáculos que impedían llegar a la verdad y hacer justicia, con la misma voluntad humanista y generosa que en España ejerció Garzón.
El absolutismo neoliberal de la vieja Europa sigue mostrando dónde está la civilización y dónde la barbarie.
Aún con la crisis financiera y política más grave de la historia moderna, con epicentro en Wall Street, los herederos dilectos del Consenso de Washington no amagaron siquiera en revisar sus anacrónicas fórmulas.
Por el contrario, parecieran estar reconfigurando nuevamente el mundo, entre ganadores y perdedores, desarrollados y subdesarrollado y claro, la parte del león se la siguen llevando ellos; los que irrumpieron con Videla, Martínez de Hoz y Cavallo en estas comarcas y con Reagan- Thatcher y los Bush a escala imperial.
La historia no se repite, pero que se parece a sí misma, seguro que sí.
En 1810, para esta fecha aproximadamente, la incipiente revolución democrática burguesa española, había sido derrotada y Fernando VII encarcelado. Las provincias hispánicas del Río de la Plata, ni lerdas ni perezosas, aprovecharon la ocasión para lanzar su Grito de Libertad. Ese grito cubrió de luz a toda la América Latina.
Cuando el absolutismo se valió del precoz menemista Fernando VII para liberarlo y restaurar el dominio del viejo orden conservador, ya era tarde.
La América hispana decidió declarar su definitiva Independencia.
Ya no están entre nosotros ni Mariano Moreno, ni Castelli, ni Monteagudo, ni Belgrano ni San Martín ni Artigas. Pero ahora que el absolutismo fondomonetarista posó sus garras sobre Grecia, España y Portugal, amenazando caer sobre todos quienes en el planeta osen desconocer sus tablas, serán los presidentes de América Latina, los de la UNASUR, los que asumirán el rol que históricamente le correspondió al nuevo mundo que somos.
No hay excusa para la duda.
La derecha, atendida por sus propios dueños, se muestra tal cual es; en Buenos Aires, en Berlín y en Madrid.
El procesamiento judicial a Macri es la mejor metáfora para describir el cuadro de situación de la oposición conservadora.
Se cae a pedazos la única fortaleza real de la que disponía para exhibir en la vidriera pública, las presuntas ventajas que ofrecían, en contraposición al modelo de desarrollo con inclusión social que preside el gobierno nacional.
Terminan acusados de conformar, no un modelo alternativo, sino apenas una asociación ilícita dedicada a espiar a los propios vecinos de la ciudad que gobernaban.
Grave, muy grave. Tanto que aún en el hipotético caso que Macri y sus ministros puedan zafar de la prisión, difícilmente logren escapar del verdadero escándalo político que el desarrollo de la causa judicial les significa.
La justicia golpeó el centro de gravedad del dispositivo de la derecha opositora. En consecuencia es previsible que las ondas expansivas de la implosión macrista afecten al conjunto del espacio opositor del mismo o semejante signo político.
Mientras Cristina anuncia un Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial y Néstor Kirchner convoca y unifica el más amplio espacio social para fortalecer el proyecto político gobernante, Macri empieza a recorrer estudios jurídicos para evitar su prisión.
Esa y no otra es la medida de análisis para entender la dimensión del actual cuadro de situación.
¿Qué hará de acá en más el pejotismo disidente en su más amplia expresión? ¿Seguirán sosteniendo la buena vecindad con Macri y los planes compartidos a futuro con el todavía jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires?
La fotografía que mostraba brillantes y sonrientes a Felipe Solá y Francisco De Narvaez rodeando a Macri no es de color sepia. Es muy reciente para mandarla al archivo.
La especulación política que se hacía desde las tiendas duhaldistas sobre un futuro compartido, así como la unidad opositora estimulada por el grupo "Clarín" en el vano intento de amontonarlos a cualquier precio contra el gobierno, son parte de los diarios de la semana pasada, no del siglo pasado.
Ahora, todo es penumbra e incertidumbre.
La realidad acomoda las fichas de esa oposición pero desarmándolas continuamente. Lo que provoca un constante desgaste y una persistente atomización, regada una y otra vez por los reiterados renunciamientos de otro de los mastines desdentados de ese espacio, Carlos Reuteman.
“Hoy empezamos a construir la victoria del 2011”, sentenció Kirchner en Río Gallegos.
Es que si a la derecha ya no le alcanza con ejercer su poder económico y mediático para disciplinar la sociedad, los sectores populares aprendieron que las victorias, como el poder, se construyen desde el pie, día a día.
No hay más asalto al cielo. Por eso sigue amaneciendo.
Jorge Giles. Miradas al Sur, 16 de mayo de 2010
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