LA PATRIA DE LOS INOCENTES

“Que la inocencia te valga”, solíamos decir cuando pibes cada 28 de diciembre.

Era el remate de un chiste cualquiera, que sonaba a real, pero no lo era.

Ya creciditos, fue Carlos Menem el que inauguró la saga de defraudaciones colectivas con su “revolución productiva” y “el salariazo”.

Así nos fue.

Después vino Fernando de la Rúa y una Alianza que prometía no dejar a ningún argentino varado en la pista mientras el avión de los exitosos despegaba vacío de pueblo.

Así nos fue.

Hasta que el “que se vayan todos” empezó a poner las cosas en su justo lugar, en orden a decir que ésta ya no era la patria de los inocentes, que algo o mucho se había aprendido a costa de tantos dolores.

El asesinato de Kosteki y Santillán durante el fugaz gobierno de Eduardo Duhalde aceleró los tiempos y apareció esta fisura, esta grieta de la historia, esta destemplanza justiciera, llamada Kirchner.

Primero Néstor. Luego Cristina Fernández.

¿Cómo estamos hoy, después de seis años de gobierno de un modelo que progresivamente avanza al pleno empleo, al mayor consumo interno, a la inclusión social, a la redistribución del ingreso 50 y 50 por ciento para trabajadores y empresarios?

No le haga caso a la tele. Ni siquiera a esta columna. Sólo fíjese en sus bolsillos, en su familia, en sus vecinos.

Usted sabe que estamos mucho mejor.

Y es eso lo que molesta a los monopolios mediáticos, a Duhalde, a Cobos, a Carrió, a toda la vieja politiquería que bombardea su cabeza para que Usted termine atentando contra su propia suerte.

Anote estos datos.

Estas Fiestas fueron las mejores en más de 20 años.

Simplemente porque Usted lo vive así en estos días.

Cada vez que las estadísticas hablan de la pobreza, uno se retuerce de dolor pensando que esas son personas de carne y hueso, son sueños inconclusos, son esperanzas frustradas. Y pone el acento en seguir luchando para profundizar el rumbo de un modelo basado en la inclusión y la justicia social.

Del mismo modo, pero con sensaciones felizmente contrarias, cada vez que suceden noticias como las que ayer y hoy poblaron los diarios relatando que las ventas navideñas este año superaron todos los récord, que la gente prácticamente inundó todos los puestos de ventas hasta altas horas de la madrugada, que se agotaron las bebidas y los alimentos propios de la Nochebuena, que se llevaron todos los juguetes y la indumentaria y los celulares, en fin, Usted sabe que están hablando de Usted, de sus amigos, de sus familiares, del prójimo.

En los barrios más humildes emocionó ver nuevamente a los vecinos llevando en sus carretillas laboriosas, los cajones de bebidas y alimentos para compartir en familia en estas fiestas.

La información dice que más de cuatro millones de personas salieron a hacer sus compras el día 23 de diciembre y que el ritmo de compras continuó hasta pasado el mediodía del 24. Se agotaron las reservas en los restaurantes. Algunos juguetes, en lo que va del año, superaron sus ventas el 52 % comparado con el 2008, esperando batir un récord histórico para Reyes.

Nada de lo que nos ocurre es un milagro. Responde a las políticas económicas, sociales y laborales de este gobierno.

El consumo extraordinario que estamos gozando en estos días tiene una causa de origen y es el cobro de la Asignación Universal por Hijo, la suma fija a los jubilados y los aguinaldos a tiempo; toda esa gran cantidad de dinero se volcó casi íntegramente al mercado interno.

Por si fuera poco el dato, hay que agregar que también cumplió su efecto positivo el regreso virtuoso del crédito y el pago en cuotas con el uso de tarjetas.

Es en nombre de estos logros que al levantar nuestras copas en los días que corren, deberíamos comprometer nuestra participación ciudadana en la defensa de estas conquistas colectivas.

Y cada vez que por la tele veamos a los profetas del odio y la desesperanza mintiendo que “todo está mal”, como decíamos ayer, lancemos una sonora carcajada mientras brindamos también por ellos.

Jorge Giles. El Argentino. 28.12.09
http://www.elargentino.com/nota-71447-La-patria-de-los-inocentes.html