domingo, 23 de agosto de 2009

HABÍA UNA VEZ UN PAÍS QUE FUE MUY FELÍZ

Había una vez un país que fue feliz, pero muy feliz. Con el humo de sus chimeneas fabriles y sus altos hornos, con sus escuelas para un nuevo tiempo, con Campeonatos de fútbol para todos, con vacaciones para los niños y para los abuelos, con sus trenes y su flota mercante y sus aviones llevando la bandera nacional a todo el mundo.
Había una vez un país donde primero secuestraron a sus mejores hombres y mujeres, a sus ancianos y sus niños, a sus obreros y profesionales, a sus deportistas y sus artistas. Había una vez un país desgarrado y rematado por los rapaces del neoliberalismo, por los menemistas de guante blanco, por los poderosos y obscenos de paladar negro que no se conformaron con privatizar los teléfonos y las comunicaciones y la aerolínea y las jubilaciones.
Había una vez un país donde impusieron a sus ciudadanos quedarse sin alegrías, sin potreros, sin soberanía, sin unidad latinoamericana, sin el derecho siquiera a ver a su equipo jugando el clásico del domingo.
En esa Argentina desigual de la que hablamos, la historia la escribieron los que ganaron.
Contra el pueblo, siempre. A su favor, jamás.
Para poder reinar a su antojo, dividieron a destajo todo intento de ponerle un solo nombre al horror. Un solo principio y la misma consecuencia. Esa madriguera donde puso sus huevos el terror de los impunes, era presentada como nidos diversos y hasta enfrentados.
Segmentaron el relato de la historia como si fuera una pizza.
Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa.
Es lo que hicieron desde el poder y lo replicaron, lamentablemente, los que presumen de progresía en un minuto de fama mediática.
Pero ahora hay un país donde una Presidenta, junta lo disperso en esa pasión de multitudes que es el fútbol y dice que le secuestraron los goles a este pueblo, junto a las ideas, a las imágenes, a las personas.
No esta cambiando la historia. La esta volviendo a su curso natural. Está señalando esa madriguera común donde se cometieron y encubrieron los peores crímenes contra el pueblo. Esta asociando la desaparición de 30.000 compatriotas con el secuestro dominguero del gol que el pueblo no pudo ver por no pagar el cable codificado.
Lejos de ser una falaz comparación y cuantas cosas quieran agregar los detractores, Cristina esta asociando por partida doble, la matriz criminal que se llevo a las personas con los mismos que se llevaron los goles a mejor postor y a otra parte.
Pero además esta rompiendo el cerco que le tendió la impunidad a la violación de los derechos humanos de quienes dejaron en el camino jirones de su vida, como lo hizo Evita hace medio siglo.
Son muchos los que soñaban con el día en que la memoria, la verdad y la justicia, se asocien y expresen con la imagen de Rodolfo y Paco gritando los goles de su equipo en lo alto de una tribuna de fútbol. Es lo que hay que juntar y armonizar en la memoria colectiva y el corazón del pueblo.
No hay compartimentos estancos entre un amor apasionado y la defensa inagotable de una causa nacional.
No la hay tampoco entre una pasión de multitudes atrapada antes de salir a la cancha y una piba y un pibe, reprimidos por cultivar la solidaridad y el compromiso con su pueblo.
Los que titularon la tapa de sus diarios cantando loas a los genocidas son los mismos que décadas después pudieron secuestrar los goles.
Esa es la lógica. Esa es la verdad. Ese es el razonamiento que habrá que hacer en este día que nos emocionamos viendo el fútbol gratis por las pantallas de la televisión pública.
Pero está claro que no hay un mínimo gesto de grandeza en los opositores. Como si no fuera suficiente para festejar que, por fin, el Estado se ocupa de defender el trabajo y el bolsillo de los que menos tienen y además, se ocupa y preocupa por defender la alegría.
Ponga la tele cuando quiera. No pague nada más que la energía.
Allí está Boca en la cancha, y River y Racing y el Diablo rojo y los Pinchas y el Lobo.
Este país tiene el derecho de soñar con el país que fue. Y se empieza con algo.



Jorge Giles. El Argentino. 23.08.09
http://www.elargentino.com/nota-54911-Habia-una-vez-un-pais-que-fue-muy-feliz.html

1 comentario:

Roxana dijo...

Comparto plenamente con lo escrito en la nota. Una pena que muchos compañeros adhirieran a los comentarios de Clarín y La nación sobre la analogía que expresó Cristina.
A menudo, les digo a mis hijos que está bien que sean críticos, pero que lo importante en ese proceso, es no perder de vista quien es el enemigo.
Saludos