domingo, 9 de agosto de 2009

LOS ÚNICOS PRIVILEGIADOS SON LOS NIÑOS

Los países, sus pueblos y sus gobiernos, se distinguen por la actitud que demuestran tener ante los niños y los ancianos.
Cuando Eva y Juan Domingo Perón lo proclamaron desde su gobierno, no estaban rezando una consigna de ocasión. Estaban haciendo doctrina. Cimentando en la cultura política de los argentinos, la razón misma de la acción de gobierno.
La Constitución Nacional de 1949 es clara al respecto.
En su Capítulo III, establece los Derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad y de la educación y la cultura (artículo 37)
El derecho del trabajador a trabajar, a una retribución justa, a la capacitación, a las condiciones dignas de trabajo, a la preservación de la salud, al bienestar, a la seguridad social, a la protección de su familia, al mejoramiento económico, a la defensa de los intereses profesionales, son las cuentas de un rosario fundacional de un modelo inclusivo, que sólo se comprende y aprecia en su totalidad, nunca parcialmente.
Cuando en los Derechos de la familia se aseguraba constitucionalmente que “la atención y asistencia de la madre y del niño gozarán de la especial y privilegiada consideración del Estado” y en los Derechos de la ancianidad se contemplaban los derechos a la asistencia, a la vivienda, a la alimentación, al vestido, al cuidado de la salud pública, de la salud moral, del esparcimiento, la laborterapia, a la tranquilidad, al respeto, es por que se estaba construyendo una Patria, una Nación, un Pueblo.
En este Día de los pibes, hay que darle sustancia histórica a nuestra alegría como padres, recordando a propios y extraños que en este mismo territorio que habitamos supo erguirse una nueva y gloriosa Nación, pero de veras.
Y que esa senda trunca es la que hoy el Gobierno democrático intenta continuar. Con sus avances y retrocesos, con sus victorias y derrotas ocasionales, con amigos y adversarios…y con enemigos de la democracia que cuando escuchan hablar de la redistribución de la riqueza, llevan las manos a la cartuchera del odio y el resentimiento.
Habrá que evitar caer en las trampas que a diario colocan las corporaciones del poder mediático y económico.
Hay una operación política en marcha, que intenta demostrar que los causantes de todos nuestros males y desgracias, los que concentrando sus riquezas provocaron nuestra pobreza, se convirtieron de pronto en bellas almas caritativas y justicieras.
Para corroborarlo, repasemos las escenas vistas en la televisión en estos días, con los humildes peregrinos ante San Cayetano, diciendo una y mil veces que iban a agradecer al Patrono del Trabajo el empleo del que hoy gozaban. Y ahí aparecía el cinismo cruel de los que intimaban con las cámaras a confesar que en verdad, no había trabajo para nadie.
Los poderosos se quieren parecer a los pobres, cada vez que vienen a cargar contra ellos.
Igual que cuando emplean la mentira y la violencia para destruir al adversario, lo hacen en nombre de la verdad y las buenas costumbres.
Siempre hay que hacer memoria para que no nos confundan con sus campañas.
Lo cierto es que en este Día tan especial, es bueno que podamos mirar a los ojos a nuestros pibes, en la templanza de un tiempo difícil, pero esperanzador.
Y en homenaje a ellos, recordar entre nosotros la sabiduría del cantor y poeta, Joan Manuel Serrat, cuando en “Esos locos bajitos” decía en algunos de sus versos:

A menudo los hijos se nos parecen, así nos dan la primera satisfacción;
Esos que se menean con nuestros gestos, echando mano a cuanto hay a su alrededor.
Esos locos bajitos que se incorporan con los ojos abiertos de par en par, sin respeto al horario ni a las costumbres y a los que, por su bien, hay que domesticar.
Niño, deja ya de joder con la pelota.
Niño, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca…
Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en su reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.


Jorge Giles. El Argentino. 09.08.09

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