Algo trascendente ocurrirá hoy en Bariloche. La unidad latinoamericana debatirá su destino de paz, a instancias de una iniciativa de la Presidenta argentina.
Pero venimos de otro hecho trascendente y maravilloso ocurrido ayer en nuestro país: la firma de Cristina al Proyecto de Ley de Comunicación Audiovisual que, de aprobarse en el Congreso, reemplazará definitivamente a la vetusta legislación de la dictadura de Videla y Martínez de Hoz.
La democracia volvió a mostrarse en pantalla dividida.
De un lado, el Gobierno acompañado por las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, la CGT y la CTA, movimientos sociales, legisladores nacionales, artistas populares, periodistas que siguen comprometidos con la realidad social, deportistas, cooperativistas, pequeños y medianos empresarios, representantes de Universidades, gente de la cultura, embajadores extranjeros y la adhesión del Relator de las Naciones Unidas sobre la libertad de expresión.
Del otro lado, la oposición de derecha encerrada en su más oscura soledad.
Rabiosa, desbocada, agresiva, desvergonzada.
El ciclo político abierto con la presidencia de Néstor Kirchner, hoy continuado y profundizado por Cristina, labra con este acto de voluntad política, su propio paso por la historia, aportando a la democratización de la democracia.
El Proyecto de Ley de Comunicación del Poder Ejecutivo, expresa el debate amplio y profundo que distintos sectores de la vida social, intelectuales, universidades públicas, trabajadores de prensa, sindicatos, organizaciones no gubernamentales, desarrollaron durante los últimos cinco años y particularmente desde el pasado mes de marzo cuando fue anunciado el Anteproyecto en un acto realizado en la ciudad de La Plata y presidido por la Presidenta de la Nación.
Sería todo un gesto de conducta democrática de esa oposición, evitar su manifiesto desprecio por los miles de ciudadanos que participaron en los foros presididos por el titular del COMFER, Gabriel Mariotto y otros prestigiosos comunicadores, a lo largo y ancho del país.
También sería lamentable que sigan por ese carril autoritario que mediáticamente recorrieron ayer por la tarde, en una verdadera puja de vanidades y exabruptos entre los bloques de la Coalición Cívica, la UCR y el Pro de Macri, De Narváez y Solá.
Algunos de ellos cruzaron un límite peligroso para la convivencia democrática, al bastardear los pañuelos blancos de las Madres.
Apelaron a un discurso reaccionario, quebrantado y cooptado por la corporación mediática, para agredir contra todos los sectores sociales que fueron y son los verdaderos hacedores de este Proyecto.
¿No les da un poquitín de vergüenza defender con total desparpajo a los monopolios mediáticos antes que valorar un proyecto consensuado con los pueblos originarios, por ejemplo?
¿No sienten que se arrodillan ante los genocidas que asesinaron a Rodolfo Walsh y desaparecieron a 118 periodistas durante la más tenebrosa dictadura que hayamos padecido los argentinos?
¿No aprendieron nada de la triste y frustrante experiencia que para la salud de la democracia significaron el menemismo y la alianza delarruista del que son sus herederos?
¿No pueden liberarse aún de las mordazas y condicionamientos de las grandes corporaciones patronales para construir su propia agenda política?
Anímense a crecer. La democracia los necesita sin tanta crispación ni ánimo golpista. Contribuirían a mejorar la calidad institucional si fueran capaces de aportar ideas nuevas y superadoras antes que seguir dando vuelta la noria del negativismo que los caracteriza. En ese rodeo terminarán por negarse a ellos mismos.
Esta histeria de la derecha opositora, que se ofende ante un proyecto de la democracia pero no se avergüenza en defender el mantenimiento de una “ley” de la dictadura, no empalidece la convicción profunda que el de ayer fue un día fundante de una nueva democracia en el país.
La democracia participativa está de fiesta. Y es una buena razón para celebrarlo juntos.
Jorge Giles. El Argentino. 28.08.09
http://www.elargentino.com/nota-55672-La-consagracion-de-la-democracia.html
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