Sucede pocas veces una oportunidad como la que hoy se presenta en esta región del planeta. Allí anda el mundo, tan ancho, tan ajeno y tan en llamas. Y aquí anda la América del Sur más unida que nunca, en el abrazo de Lula y Cristina, los Presidentes de Brasil y Argentina. Está sucediendo ahora, aquí, en el sur del continente, el milagro de poder asistir a la mayor unidad política y cultural que se haya logrado jamás en los 200 años de vida de nuestros respectivos países.
De vez en cuando, estos vientos de la historia acontecen y ponen a prueba a gobernantes y gobernados, preguntándoles si están en condiciones de afrontar o no el desafío de consolidar la integración regional y establecer la justicia social en todas las orillas de nuestra geografía.
Ayer, en Buenos Aires, Lula y Cristina volvieron a decir que sí. Pero claro, dependerá de sus respectivos pueblos sostener esta oportunidad y hacerla crecer en medio de tantos adversarios y hay que decirlo con todas las letras, enfrentando a tan poderosos enemigos que pugnan por volver el reloj de la historia hacia atrás. Hacia el tiempo aquel en que los gobernantes, como dijeron los Presidentes ayer, se peleaban por ver quién era mas chupamedias del presidente de turno de los EE.UU., por demostrar quién cumplía mejor las recetas que bajaban desde el FMI, por privatizar y destruir el patrimonio nacional de cada Estado, por ajustar más cruelmente las respectivas economías nacionales, causando olas de despidos y produciendo millones de nuevos pobres de un año al otro. Los nuevos paradigmas están naciendo en este lugar del mundo que habitamos. No lo dude. Si así no hubiese sido hoy hubiésemos observados a dos presidentes distintos, fondeando el salvataje para los intereses bancarios y financieros de los poderosos y no para sostener la producción, el empleo y el consumo interno.
¿O porqué no se ven aquí los millones de hambrientos y desocupados que hoy, este día, a esta hora, cualquiera está en condiciones de ver por las pantallas de la televisión, acontecen en los EE.UU y en importantes países europeos?
Porque el cabotaje de esta crisis mundial, ya aconteció en nuestras fronteras allá por los noventa y estalló en el 2001 y en el 2002. Y porque desde el 2003, se labró otro camino, otro país, otro modelo de desarrollo, muy distinto al que sometía a los países emergentes. Por eso hoy se presenta esta oportunidad de tener gobiernos en Latinoamérica que, como se suele decir, se parecen a sus pueblos.
El FMI podrá escribir lo que se le antoje sobre nuestro presente y futuro. Pero deberían saber ellos y sus devotos comunicadores locales, que Brasil y Argentina están muy lejos de seguir como en otras épocas cumpliendo a pie puntillas sus recetas.
¿Se acuerda como era antes? El FMI sacaba un comunicado como el que emitió esta semana augurando nubarrones oscuros sobre la región y en especial sobre Argentina, y hasta los gatos del barrio huían de miedo por los tejados. Temblaban los gobernantes, los legisladores, los periodistas se convertían en agoreros de un nuevo derrumbe financiero y por lo tanto pronosticaban nuevos ajustes y así hasta el infinito. Eso es lo que cambió. Ahora, nuestros países se rigen por el paradigma de la soberanía y la defensa del empleo.
Falta mucho para superar los ventarrones de esta hecatombe que nos viene de afuera.
Es bueno que todos se manifiesten en la defensa del empleo. Y por defender, aun críticamente si prefieren algunos, las políticas de estado que hoy hacen posible que la Argentina invierta como lo está haciendo en un Plan Estratégico de Obras Públicas, duplicando los puestos laborales a lo largo y ancho del país y que en apenas 6 años la desocupación bajó del 20,4 % al 7 %, que la pobreza se redujo del 55 % en el mismo año al 17 % y la indigencia que alcanzaba casi al 28 % de las personas es hoy del 5 %. Estos datos hablan de un país que marcha en dirección a la inclusión social.
De vez en cuando la vida, nos regala una nueva posibilidad de ser felices.
Ésta es una de ellas. No la dejemos escapar.
De vez en cuando, estos vientos de la historia acontecen y ponen a prueba a gobernantes y gobernados, preguntándoles si están en condiciones de afrontar o no el desafío de consolidar la integración regional y establecer la justicia social en todas las orillas de nuestra geografía.
Ayer, en Buenos Aires, Lula y Cristina volvieron a decir que sí. Pero claro, dependerá de sus respectivos pueblos sostener esta oportunidad y hacerla crecer en medio de tantos adversarios y hay que decirlo con todas las letras, enfrentando a tan poderosos enemigos que pugnan por volver el reloj de la historia hacia atrás. Hacia el tiempo aquel en que los gobernantes, como dijeron los Presidentes ayer, se peleaban por ver quién era mas chupamedias del presidente de turno de los EE.UU., por demostrar quién cumplía mejor las recetas que bajaban desde el FMI, por privatizar y destruir el patrimonio nacional de cada Estado, por ajustar más cruelmente las respectivas economías nacionales, causando olas de despidos y produciendo millones de nuevos pobres de un año al otro. Los nuevos paradigmas están naciendo en este lugar del mundo que habitamos. No lo dude. Si así no hubiese sido hoy hubiésemos observados a dos presidentes distintos, fondeando el salvataje para los intereses bancarios y financieros de los poderosos y no para sostener la producción, el empleo y el consumo interno.
¿O porqué no se ven aquí los millones de hambrientos y desocupados que hoy, este día, a esta hora, cualquiera está en condiciones de ver por las pantallas de la televisión, acontecen en los EE.UU y en importantes países europeos?
Porque el cabotaje de esta crisis mundial, ya aconteció en nuestras fronteras allá por los noventa y estalló en el 2001 y en el 2002. Y porque desde el 2003, se labró otro camino, otro país, otro modelo de desarrollo, muy distinto al que sometía a los países emergentes. Por eso hoy se presenta esta oportunidad de tener gobiernos en Latinoamérica que, como se suele decir, se parecen a sus pueblos.
El FMI podrá escribir lo que se le antoje sobre nuestro presente y futuro. Pero deberían saber ellos y sus devotos comunicadores locales, que Brasil y Argentina están muy lejos de seguir como en otras épocas cumpliendo a pie puntillas sus recetas.
¿Se acuerda como era antes? El FMI sacaba un comunicado como el que emitió esta semana augurando nubarrones oscuros sobre la región y en especial sobre Argentina, y hasta los gatos del barrio huían de miedo por los tejados. Temblaban los gobernantes, los legisladores, los periodistas se convertían en agoreros de un nuevo derrumbe financiero y por lo tanto pronosticaban nuevos ajustes y así hasta el infinito. Eso es lo que cambió. Ahora, nuestros países se rigen por el paradigma de la soberanía y la defensa del empleo.
Falta mucho para superar los ventarrones de esta hecatombe que nos viene de afuera.
Es bueno que todos se manifiesten en la defensa del empleo. Y por defender, aun críticamente si prefieren algunos, las políticas de estado que hoy hacen posible que la Argentina invierta como lo está haciendo en un Plan Estratégico de Obras Públicas, duplicando los puestos laborales a lo largo y ancho del país y que en apenas 6 años la desocupación bajó del 20,4 % al 7 %, que la pobreza se redujo del 55 % en el mismo año al 17 % y la indigencia que alcanzaba casi al 28 % de las personas es hoy del 5 %. Estos datos hablan de un país que marcha en dirección a la inclusión social.
De vez en cuando la vida, nos regala una nueva posibilidad de ser felices.
Ésta es una de ellas. No la dejemos escapar.
(El Argentino. 24.04.09)
1 comentario:
Jorge muy bueno el Artículo, quería saber si me dejabas subirlo a mi blog, citándote a vos y a tu espacio digital. Saludos Ca.Ro.So. de la Flaca Política BLOGSPOT Paraná E.R.
http://laflacapolitica.blogspot.com/
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