Se nos va el último domingo de abril y entramos de lleno en el preludio de las elecciones más dramáticas de los últimos tiempos en la Argentina.
Es posible que no todos lo vean así. Es posible que no sean pocos los que consideren que da lo mismo votar a uno que a otro candidato, que aquí no se pone en riesgo nada, que todo da igual.
Pero somos esta democracia que somos, porque, como dice un excelente aviso comercial, hay gente que dio la vida para que hoy tengamos esta patria.
¿Y de que patria podrían hablar los que hambrearon al pueblo, los que se entregaron al oro de los poderosos, los que infectaron al Estado, lo vaciaron, lo corrompieron, lo entregaron al servicio del dios mercado?
En un modelo de país soberano, no hay patria sin pueblo. Entonces ¿da lo mismo votar por cualquiera? Definitivamente, NO. ¿O acaso se imagina usted a San Martín y a Belgrano en estos tiempos, defendiendo las leyes del mercado que defienden los opositores? ¿No es más justo para con la verdadera historia imaginar a nuestros próceres defendiendo la soberanía nacional y la felicidad de los más humildes?
Pensar distinto, sería el mismo sacrilegio que imaginar a Cristo complaciente con los mercaderes del templo.
La semana nos regaló la visita del Presidente de Brasil, Lula Da Silva.
La armonía política que logra con nuestra Presidenta en cada paso que dan juntos, constituye el dato más trascendente de las últimas décadas. Aunque parezca un sueño, finalmente América del Sur consolida su unidad en torno a la defensa de un modelo de desarrollo con trabajo, producción y con inclusión social. Y con plena soberanía. No se trata de una amistad de bajas calorías. Por el contrario, nuestros gobiernos asumen el reto de crecer juntos en el marco de políticas que desafían la ley de gravedad de un neoliberalismo que niega su propia extinción.
Esos tipos están aquí. Los vemos a diario en las declaraciones de los referentes de la oposición de la derecha conservadora, con Duhalde, Macri y De Narváez a la cabeza. Son los que vienen por todo lo que se logró construir en estos últimos años.
Muchos de esos opositores ya demostraron con el conflicto de los sojeros que vienen por la política de los derechos humanos, por el modelo industrial e inclusivo, vienen por la democracia si es posible. Ellos son ese remanente del menemismo que intentará con los mismos rostros del pasado, desandar este camino que recorren los argentinos con trabajo y sacrificio. Los vemos incluso adentro de la Administración Pública, boicoteando, atrasando, impidiendo todo lo que sirva para consolidar y profundizar la política como herramienta de cambio a favor de los sectores sociales más postergados. Llegará el tiempo de premiar a los justos y despreciar a los injustos.
Se habla por estas horas de una conspiración planificada por parte de este sector contra el acto de la CGT para el próximo 30 de abril.
La memoria no precisa pedirle documentación a nadie para ponerse en guardia, porque es mucha la triste experiencia de hechos que los violentos provocaron cada vez que se quedaron sin política.
La impotencia les pone cascos de guerra en lugar de ideas en la cabeza y garrotes en las manos, en lugar de herramientas de trabajo.
Pero hay madurez en los trabajadores para evitar las provocaciones. Además, los conspiradores saben que ya le cantaron “piedra libre ahí”. La inteligencia más elemental, les aconsejaría poner las barbas en remojo.
Quieren meter miedo, confundir a la ciudadanía, mentir todo el tiempo por todos los medios de desinformación que disponen. No lo lograrán. Hay un pueblo que sabe cómo estaba hace apenas 6 años y como está ahora.
Un pueblo que, además, sabe que con este gobierno solo no alcanza. Pero con diez gobiernos como este, es posible que este país sea un país definitivamente justo, solidario y democrático.
La política perdió valor cuando se escondió en las faldas de los poderosos. Eran y siguen siendo los “políticos caretas”, como los llamamos en el barrio.
Pero resulta que ahora que unos funcionarios insolentes y retobados deciden poner la cara, jugárselas, poniendo lo que hay que poner para defender sus convicciones con las armas de la democracia, las urnas y el voto, los patrones de los grandes medios le hacen decir a sus peones seudo comunicadores que son “truchos”.
¡Anda a cantarle a Gardel!
Feliz domingo para todos.
Es posible que no todos lo vean así. Es posible que no sean pocos los que consideren que da lo mismo votar a uno que a otro candidato, que aquí no se pone en riesgo nada, que todo da igual.
Pero somos esta democracia que somos, porque, como dice un excelente aviso comercial, hay gente que dio la vida para que hoy tengamos esta patria.
¿Y de que patria podrían hablar los que hambrearon al pueblo, los que se entregaron al oro de los poderosos, los que infectaron al Estado, lo vaciaron, lo corrompieron, lo entregaron al servicio del dios mercado?
En un modelo de país soberano, no hay patria sin pueblo. Entonces ¿da lo mismo votar por cualquiera? Definitivamente, NO. ¿O acaso se imagina usted a San Martín y a Belgrano en estos tiempos, defendiendo las leyes del mercado que defienden los opositores? ¿No es más justo para con la verdadera historia imaginar a nuestros próceres defendiendo la soberanía nacional y la felicidad de los más humildes?
Pensar distinto, sería el mismo sacrilegio que imaginar a Cristo complaciente con los mercaderes del templo.
La semana nos regaló la visita del Presidente de Brasil, Lula Da Silva.
La armonía política que logra con nuestra Presidenta en cada paso que dan juntos, constituye el dato más trascendente de las últimas décadas. Aunque parezca un sueño, finalmente América del Sur consolida su unidad en torno a la defensa de un modelo de desarrollo con trabajo, producción y con inclusión social. Y con plena soberanía. No se trata de una amistad de bajas calorías. Por el contrario, nuestros gobiernos asumen el reto de crecer juntos en el marco de políticas que desafían la ley de gravedad de un neoliberalismo que niega su propia extinción.
Esos tipos están aquí. Los vemos a diario en las declaraciones de los referentes de la oposición de la derecha conservadora, con Duhalde, Macri y De Narváez a la cabeza. Son los que vienen por todo lo que se logró construir en estos últimos años.
Muchos de esos opositores ya demostraron con el conflicto de los sojeros que vienen por la política de los derechos humanos, por el modelo industrial e inclusivo, vienen por la democracia si es posible. Ellos son ese remanente del menemismo que intentará con los mismos rostros del pasado, desandar este camino que recorren los argentinos con trabajo y sacrificio. Los vemos incluso adentro de la Administración Pública, boicoteando, atrasando, impidiendo todo lo que sirva para consolidar y profundizar la política como herramienta de cambio a favor de los sectores sociales más postergados. Llegará el tiempo de premiar a los justos y despreciar a los injustos.
Se habla por estas horas de una conspiración planificada por parte de este sector contra el acto de la CGT para el próximo 30 de abril.
La memoria no precisa pedirle documentación a nadie para ponerse en guardia, porque es mucha la triste experiencia de hechos que los violentos provocaron cada vez que se quedaron sin política.
La impotencia les pone cascos de guerra en lugar de ideas en la cabeza y garrotes en las manos, en lugar de herramientas de trabajo.
Pero hay madurez en los trabajadores para evitar las provocaciones. Además, los conspiradores saben que ya le cantaron “piedra libre ahí”. La inteligencia más elemental, les aconsejaría poner las barbas en remojo.
Quieren meter miedo, confundir a la ciudadanía, mentir todo el tiempo por todos los medios de desinformación que disponen. No lo lograrán. Hay un pueblo que sabe cómo estaba hace apenas 6 años y como está ahora.
Un pueblo que, además, sabe que con este gobierno solo no alcanza. Pero con diez gobiernos como este, es posible que este país sea un país definitivamente justo, solidario y democrático.
La política perdió valor cuando se escondió en las faldas de los poderosos. Eran y siguen siendo los “políticos caretas”, como los llamamos en el barrio.
Pero resulta que ahora que unos funcionarios insolentes y retobados deciden poner la cara, jugárselas, poniendo lo que hay que poner para defender sus convicciones con las armas de la democracia, las urnas y el voto, los patrones de los grandes medios le hacen decir a sus peones seudo comunicadores que son “truchos”.
¡Anda a cantarle a Gardel!
Feliz domingo para todos.
(El Argentino. 26.04.09)
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