domingo, 12 de abril de 2009

LA NUEVA INSTITUCIONALIDAD

Está alumbrando una nueva institucionalidad en la Argentina. Esa es la novedad. Incluye, en primer lugar, el sinceramiento de los protagonistas y sus circunstancias. Piedra libre para todos. Las máscaras de los “impolutos” y las “mojigatas” ruedan por el barro.
Que lo digan sino Felipe Solá, Julio Cobos y Gabriela Michetti,
Hay una densidad cultural sin parangón en los últimos años. Y es bueno que esto suceda.
En este marco conceptual se explican las probables candidaturas de Kirchner, Scioli y los intendentes del conurbano bonaerense.
En las antípodas, apareció el muro de Posse y las reacciones desaforadas de la cadena opositora contra la gesta colectiva propuesta por algunos jefes comunales, como el Barba Gutiérrez.
Allí están, en vivo y en directo, los dos modelos en disputa.
Entramos así, en una nueva etapa donde el Estado procesa las contradicciones y los conflictos de la sociedad, plebiscitando el modelo de redistribución del ingreso.
Podría haber optado por procesar el conflicto a través de la coacción estatal o ganando tiempo en espera de nuevas condiciones. Pero el Gobierno decidió no reprimir y no permanecer indolente, impulsando transformaciones estructurales que requieren convalidarse en una voluntad popular manifiesta.
No optó por asentarse en el orden de la legalidad del sistema para imponer el cambio.
Optó por la legitimidad electoral colectiva, para poder avanzar con su modelo de desarrollo e inclusión social. Procesa el conflicto desatado por las patronales sojeras y los opositores partidarios, buscando, desde la mayor institución de la democracia, que es el voto popular, concentrar energía y fuerzas para el cambio que se propone.
Las lecturas opositoras de algunos medios, pecan de una chatura intelectual increíble. ¿No tomaron nota que el mundo, América Latina y el país cambiaron?
Es imposible que entiendan lo que está ocurriendo desde los viejos esquemas de pensamiento y “legalidad ordenancista”. Un “legalismo” hipócrita, defendido por los mismos que lo violaron antes con Carlos Menem y Fernando de la Rúa.
Además, no se pueden comparar seriamente aquellas situaciones de falsedad ideológica con este masivo testimonio de compromiso democrático, por el que se plebiscita un modelo de país y que son parte de una nueva institucionalidad, más dinámica, más participativa, más plebiscitaria, que se somete al dictamen popular en cada recodo dificultoso que enfrenta.
Sería incongruente encarar una nueva etapa en el desarrollo del país con una institucionalidad anacrónica, ligada a las conductas de la vieja política.
La Argentina está desnuda. Se la puede apreciar en todos su pliegues.
La derecha se muestra como es. Salvaje, brutal, destemplada, cruel, inhumana.
El campo nacional, popular y progresista, profundiza su voluntad de cambio, ahora o nunca, consciente que enfrenta a una derecha voraz que se niega a compartir el país de todos y que se muestra impúdica en varios frentes simultáneos.
En el muro que mandó erguir el intendente Posse para dividir los pobres de los ricos y ganarse los votos de la franja social más reaccionaria, el cuerpo del delito está sobre la mesa. Se lo puede ver, tocar, palpar, oler. O tirarlo abajo.
A nadie asistirá el derecho a la inocencia para argumentar que no sabe quién es quién. Aunque lo disfracen de instancias superadoras. Los cazadores confundidos, suelen poner la mira en la sombra del felino mientras el tigre, burlón, les saca la lengua por la espalda.
Este gobierno de impuros, de incordiosos y desaliñados, está intentando consolidar la vida después de la dictadura y después del Alfonsín que pudo hasta donde pudo.
Entramos hoy en tiempo de descuento, rompiendo con un viejo molde de la política: en lugar de seducir o someterse a los grandes medios que inventan el lenguaje colectivo, prefiere construir una senda distinta y manda debatir un proyecto de Ley de Comunicación Audiovisual, donde tendrán cabida la cooperativa, el sindicato, el club, la organización ecologista, las Madres, las Abuelas y los Hijos.
A su derecha está el viejo país que, a falta de líderes vivos, se aferra a los muertos más queridos. Usan y abusan del recuerdo de Alfonsín, unos y de Rucci, otros. Se muestran exentos de toda vergüenza y moral. Vienen de la muerte, de su festín o del cómplice “por algo será”. Vienen repletos de dinero sucio y negocios mal habidos. Vienen de traición en traición. Son así, no hay más remedio.
La inteligencia dicta no subestimarlos. La memoria marcada a fuego en el propio cuero enseña la lección. Con esa derecha no valen los buenos modales de los conciliadores in eternum, después que se dijo que otro país es posible y se avanzó en consecuencia.
Por eso mismo, que hable la sociedad.
Habrá que mirarse al espejo una y mil veces para saber una vez más que no venimos de cien años de sosiego y democracia.
Esa derecha está entre nosotros. Es la que silbó y empujó a Alfonsín del gobierno, cobrándole caro el juicio a la junta de los genocidas. Y hoy pretende frenar el avance de un proceso que les quitó las AFJP, el negocio inmaculado de la soja, el endiosado mercado y les disputa la palabra a plena luz del día.
Hay una épica popular que se muestra esquiva como una novia fugaz. Pero aparece cuando es necesario. Allí la vemos en los pibes y en los trabajadores movilizados para derribar el muro que la ideología blumberiana de Gustavo Posse les quiso imponer.
Y allí estará esa épica, cuantas veces haga falta para responder. Siempre estará. La derecha lo sabe. Por eso no ataca más de lo que su prudencia aconseja.
Las medidas gubernamentales también saben a épicas. La defensa militante, lo debería ser, sabiendo que no están disputando una concejalía en Dinamarca.
Es la Argentina que elegimos ser y no hay lugar para la mediocridad del punterismo sin principios.
Seguramente, ni los más humildes ni los sectores medios, regalarán su voto a los millonarios herrumbrados del menemismo ni al cobismo placebo de la frustración. Saben mejor que nadie, que el único voto útil es el que sirve para construir una nación integrada, un Estado solidario y un país inclusivo.
(Miradas al Sur. 12.04.09)

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