domingo, 12 de abril de 2009

EL ÚNICO SOBERANO ES EL PUEBLO

Y de pronto apareció Kirchner. Y Scioli. Y los intendentes del conurbano bonaerense y se armó tal revuelo en la oposición que es para aplaudirlos de pie. La escena que hicieron es dramática y jocosa a la vez.
Desde el proyecto nacional y popular, buscan que la gente vote por un modelo de redistribución del ingreso y por un Gobierno que cuida el empleo, la producción y el consumo interno. Y enfrente, la oposición que desaforada, grita cosas que suenan a “No dejemos que la gente vote libremente”.
No es bueno que se desesperen porque olvidan aquello de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Ya no es el pasado el que los condena sino que ahora es Cobos, Michetti, Solá, y tantos otros. Tienen patentada la defección al voto antes que nadie, pero lo que no tienen, es autoridad moral para dictar cátedras de civismo republicano.
Es pura cuestión de sentido común. Si en el oficialismo hay sectores que se comprometen poniendo el cuerpo y el alma para defender este modelo de país que gobierna y advierten que ponen sus nombres de testimonio para que el pueblo juzgue; si adelantan que luego seguirán en los cargos para los que fueron elegidos oportunamente; si dicen que estas elecciones legislativas son una forma de plebiscitar el gobierno y sus circunstancias ¿Dónde está el pecado? ¿En llamar a votar y no esconderse?
La oposición empezó su campaña desde el primer día que asumió la Presidenta Cristina Fernández. Jamás conocimos una revuelta opositora tan agresiva contra un gobierno democrático como la que ejecutó la Mesa de enlace rural y los políticos opositores aliados de los patrones sojeros. Jamás se agredió tan salvajemente en las rutas, desabasteciendo, desgastando, diciendo como dice Elisa Carrió que esta es una dictadura y que le quedan pocos días al gobierno y que Duhalde prepara su propio golpe, etc.
Es la oposición la que provocó esta situación, desconociendo la legitimidad de gestión del actual Gobierno. Como el ladrón cree que son todos de su misma condición, cometieron un grueso error de calculo pensando que el proyecto gobernante iba a ceder en sus políticas de redistribución de la riqueza, que cedería en todos los frentes, que enfriaría la economía, que volvería de forma humillante al FMI, que no haría nada para impedir los miles de despidos que suceden en otros países en medio de la crisis mundial, que se dividirían. Y resulta que profundizaron el rumbo y en lugar de un candidato estrella hay dos, y hay tres, cuatro y tantos como hagan falta para la batalla.
Uno quisiera entender a los opositores, pero no sabe cómo.
Los representa cabalmente, Gustavo Posse, el Señor del Muro. Allí está el símbolo del partido de la discordia, de la Argentina dividida para siempre entre ricos muy ricos y pobres muy pobres. Es el muro que le gustaría levantar a quienes alientan reemplazar las políticas de empleo e inclusión social por más metrallas y garrotes.
La pueblada local y el repudio generalizado puso de manifiesto que hay una Argentina presente, latente a veces, que no se muestra a menudo, pero que no está dispuesta a ceder un milímetro ninguna de las conquistas sociales logradas desde el Gobierno de Néstor Kirchner hasta el presente.
Deberían tomar nota de este aprendizaje, los que se quieren llevar puesto el modelo de país que con muchas dificultades se construye día a día. Deberían saber que no están enfrentando sólo a un Gobierno ni mucho menos a un partido o movimiento político. Están enfrentando a un pueblo que ya no vuelve atrás.
Añoran el país careta donde los políticos no sólo gobernaban en representación del pueblo. Además, comían, viajaban, se enriquecían, se compraban mansiones y veleros y ponían sus fortunas mal habidas en paraísos fiscales. Pero eso sí, “respetaban las instituciones de la República”
La institución más importante de la democracia es el voto popular.
Que el pueblo decida su suerte, es la mayor conquista sobre las dictaduras. A suerte o verdad, ahora o nunca, pero todos sin excepción, deberán someterse al único soberano que en este país reconocemos, el pueblo argentino.

(El Argentino. 12.04.09)

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