miércoles, 15 de abril de 2009

UN LUGAR LLAMADO CHARATA

¿Qué hicieron de este país los neoliberales que lo gobernaron?
¿Qué fue del país diversificado de los argentinos, el país del algodón, del tomate, del maíz, de las vacas, de la industria?
¿Dónde quedaron los trabajadores rurales que se trasladaban de cosecha en cosecha?
¿Cuántos se volvieron ricos con la soja y cuántos se hundieron por su culpa en la miseria?
Miremos a Charata, allá en el Chaco, y tendremos algunas respuestas.
Los patrones de la soja, viviendo en mansiones como jeques árabes y el pueblo, penando sus dolores, sus pobrezas y el mosquito del dengue.
Esa es la Argentina que hay que superar, construyendo otro país, más justo, más inclusivo, más diversificado, más integrado, más industrial.
Los patrones sojeros de la Mesa de enlace siguen su gira por las oficinas de los políticos opositores. Hacen oír sus lamentos y aprovechan para bajar línea política contra el Gobierno y sus adherentes partidarios.
Siguen con la misma cantinela, de que si el Estado les quita las ganancias extraordinarias que obtienen por el cultivo de la soja transgénica, los pueblos del interior se quedarán sin recibir el derrame virtuoso que ellos garantizan con sus millones de dólares. Y que el crecimiento espectacular que habían tenido los pueblos del interior, gracias a la soja, estaba a punto de derrumbarse, por los errores tan gruesos que cometía el Gobierno nacional cuidando “la caja”, es decir, el Estado.
Muchos políticos de la oposición, repiten esas afirmaciones quizás por ignorancia, o por calculo electoral o porque también son grandes sojeros.
El tono campechano de los patrones rurales es reproducido por las pantallas televisivas las 24 horas del día. Pero apareció el dengue y apareció Charata, emporio sojero del Chaco reciclado.
Cuando éramos niños y en la escuela nos tomaban la lección preguntando por la principal producción de cada provincia, la maestra decía “Chaco” y nosotros respondíamos rápidamente “Algodón”. Y nos felicitaban. Pero advirtamos a los alumnos actuales, que si siguen contestando igual, lamentablemente saldrán reprobados.
Si ahora le dicen “Chaco”, deberán responder “soja”.
Y Charata, que fue parte vital del territorio algodonero, se convirtió en los últimos años en una muestra dramática del avance sojero. Unos cuantos se volvieron muy ricos mientras los trabajadores, los profesionales, los pequeños comerciantes, se empobrecían y caían verticalmente hasta configurar una sociedad pueblerina dividida tajantemente entre gente escandalosamente rica y gente injustamente muy pobre. Hay datos suficientes en recientes notas periodísticas. Aquí sólo queríamos preguntar a los dirigentes de la Mesa de enlace: ¿Qué hicieron con los miles de millones de dólares que ganaron en estos años? ¿Dónde los invirtieron? ¿Con quiénes los compartieron?
¿Dónde está el derrame de riquezas que pregonan como justificativo para que el Estado no cobre retenciones?
Ya lo sabemos. Los millones de dólares que amasaron con la soja, fueron a parar exclusivamente a sus bolsillos. Ni para sostener una asociación de damas de beneficencia pusieron dinero.
Por lo tanto, esa pobreza de Charata, que nos muestra dramáticamente la televisión, ocurre allí donde la soja dobló el brazo de los dirigentes de la Federación Agraria en manos de los grandes propietarios de la Sociedad Rural.
Ellos sí que no resisten un archivo. Son los que decían públicamente que si perdían el cultivo tradicional del algodón se perderían miles de puestos de trabajo, se dañaría la tierra y el ambiente con el glifosato empleado, se condenaría a toda la población de la región al éxodo y a la miseria. Pero después se rindieron y quedaron del lado de los muy ricos mientras la población quedaba a la intemperie total como predijeron.
Esta Charata de hoy es el reflejo cruel y doloroso del país injusto que debemos desterrar para siempre.
Y para ello, el primer paso es desterrar al dengue pero también a la mentira organizada de los que lucraron con el viejo país para unos pocos.

(El Argentino. 15.04.09)

1 comentario:

Mariano T. dijo...

Hay una serie de inexactitudes(para decirlo de alguna manera) en el artículo del el Argentino.
La decadencia del algodón, es previa a su reemplazo por soja.
El algodón es la exportación más subsidiada de Estados Unidos, ante lo cual se producjo la decadencia de la Argentina como exportador de algodón en los 90.
El esquema del algodón con cosecha manual (los miles de braceros mencionados) dejó de ser viable en ese momento.
Una mayoría de productores dejaron el cultivo y empezaron a explorar otras alternativas (girasol, sorgo, soja). Otro porcentaje directamente se refundió, y una minoría logró reconvertirse a la cosecha mecánica.
En los últimos años, los lugares vacantes empezaron a ser ocupados por la soja, mientras que emezó a resurgir el algodón, por supuesto con cosecha mecánica, y transgénico como la soja, de otra manera es inviable, de todos modos su techo esta cerca, y es el consumo interno, todos dudan que se pueda volver a ganar un espacio como exportador ante la competencia yanki e hindú.
Prar terminar con las simplificaciones, en el Chaco el productor tanto de soja como de algodón es de la federación Agraria o de Coninagro. Los de la Rural son los ganaderos. Igual que antes.