“Sentir, que es un soplo la vida, que 20 años no es nada, que
febril la mirada errante en las sombras te busca y te nombra”.
Germán siempre está volviendo, como dice el tango.
A 20 años de su partida es imposible no incluir a Germán en
el proyecto de país que hoy abrazan las mayorías populares.
Germán fue un militante de la vida que en medio de la muerte
espantaba soledades, tristezas y dolores, combatiendo el sectarismo, el
vanguardismo y el burocratismo de los que se sienten a salvo porque no se
juegan el pellejo al lado del pueblo real, el de carne y hueso, el que labura y
sueña con un mundo mejor y más justo.
Para decirlo como se debe: Germán es una bandera fundadora
del proyecto nacional y popular en todo tiempo y lugar.
Lo fue marchando a Ezeiza a esperar a Perón en 1973. Lo fue
enfrentando a las patotas de la derecha peronista. Lo fue cuando decía, tan
brillantemente, que había que rescatar el peronismo que inventó la heladera
SIAM justo cuando había carne y leche para conservar en los hogares humildes. Y
en esta huella de sus convicciones ¿quién podría dudar que Germán hoy esté
presente en el mismo sendero que recorre esta Patria que nos duele y enamora?
Germán no estaría jamás del lado de las corporaciones. Ni se
abrazaría con Biolcati ni con este Moyano ni con Macri ni con De Narváez ni con
Massa ni con la vieja derecha que ataca al Gobierno de Néstor y Cristina por haberse
atrevido a recuperar el Estado para el pueblo.
No estaría tampoco con las minorías soberbias y “esclarecidas”
que siempre patean contra el arco que defienden los pueblos cuando construyen la
historia.
Germán es parte indisoluble de este pueblo que sueña y pelea
por una país más justo.
En 1990 advertía que si el menemismo se estabilizaba, habría
50 años de neoliberalismo por delante, “con una Nación en proceso de disolución
política y donde el pueblo se iría despolitizando”.
Decía Germán entonces: “La crisis económica, social y
política de estos últimos 20 años no es una crisis que incorpora a la gente a
la conciencia política; no ha sido una crisis como en los años 50 o 60, la
Resistencia, el “Luche y Vuelve”, el nacionalismo en el pensamiento…los jóvenes
en todos los lugares, los trabajadores, la pequeña burguesía en la Universidad
y en la cultura, se nacionalizaban y se incorporaban a la política porque era
una crisis que politizaba, porque había conducción, había alternativas, había
consignas por las cuales militar. Hoy es el desamparo total y es la
desmoralización, entonces la crisis despolitiza, es la crisis del “son todos
chorros”, de “la política no sirve para nada”, la de la ideología del usuario”.
Si la Patria es el otro, hoy la Patria es Germán.
El Argentino, viernes 12
de julio de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario