El
salario argentino, el más alto de América, sigue subiendo: $ 3.600 desde ayer y
con el aguinaldo a cobrar completo, sin deducción de impuestos.
Es
el mejor homenaje a Evita, la Abanderada de los humildes, esa mujer que murió
un día como hoy en 1952.
Imposible
no recordar cuando dijo “Y aunque deje en el camino jirones de mi vida, yo sé
que ustedes recogerán mi nombre y lo
llevarán como bandera a la victoria”.
Imposible
no recordarla así, con esa lúcida pasión de mujer y militante y no sentir un
poco de vergüenza ante tanta mediocridad opositora, tanta desfachatez
candidateada.
El
partido radical, el que abreva su primera historia en la Revolución del Parque
del 26 de Julio de 1890, el que supo de
luchas y sacrificios personales como los de Leandro Alem e Hipólito Yrigoyen, volvió
a doblarse ante los poderosos.
Así
como en el último gobierno radical la represión asesinó a una treintena de
argentinos y se reprimió por primera vez en democracia a las Madres de Plaza de
Mayo, ayer el radicalismo denunció a un hijo de desaparecidos, Martín Fresneda,
el que posibilitó la condena al genocida Videla y hoy es Secretario de Derechos
Humanos del gobierno que facilitó los juicios de lesa humanidad contra los criminales
amnistiados por esos mismos radicales que ejercen esta suerte de recurrente leso
oportunismo.
Los
firmantes de semejante afrenta a la Memoria, la Verdad y la Justicia, son el
rostro de la vergüenza de esta democracia.
La
historia gusta de las paradojas.
10
años antes de morir Evita, moría un gigante de nuestras letras plebeyas:
Roberto Arlt.
El
de las “Aguafuertes porteñas”, “Los 7 locos”, “Los lanzallamas” y “El Juguete
rabioso”.
Un
año después de la muerte de Eva, el 26 de julio de 1953, los rebeldes
comandados por Fidel Castro asaltaban el Cuartel Moncada, en Cuba.
Mucho
más atrás en el tiempo, el 26 de Julio de 1822, en Guayaquil, se encontraban en
un abrazo histórico San Martín y Bolívar.
Hay
un hilo invisible que zurce estas historias; porque la vida no sería la misma
después que ellas se produjeran.
Después
del Encuentro en Guayaquil, nuestro destino de unidad continental quedó
sellado.
Después
de la Revolución del Parque nació el radicalismo de Yrigoyen y los sectores
populares irrumpieron en la escena nacional inaugurando el siglo XX.
Después
de Arlt la literatura sería para todos y no para una elite.
Después
de Evita una mujer gobierna la Argentina y es Jefa del movimiento nacional y
popular de su país.
“Nosotros
elegimos al pueblo, a los trabajadores y a la inclusión social”, dijo la
Presidenta.
La
historia escribe así su círculo de amor.
El Argentino, viernes 26 de julio
de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario