Tal como lo
anunció la Presidenta, hoy se reúne el Consejo del Salario.
Sindicalistas,
empresarios y funcionarios nacionales acordarán la suba del salario mínimo,
vital y móvil.
En los
EE.UU., en la otrora poderosa Detroit, la reina mundial de la industria
automotriz, miles de obreros y profesionales deambulan a esta hora por las
calles buscando un nuevo destino en una ciudad que se declaró en quiebra.
Por si
alguien no sabe cómo anda el mundo.
Aquí, en la
Argentina, la curva ascendente del salario se prepara a dar un nuevo envión,
como todos los que dio en la década ganada.
Repasemos.
Cuando
asumió Néstor Kirchner en el 2003 el salario estaba congelado desde hacía diez
años en miserables 200 pesos.
En el 2004 el
salario subió a 450 $. En el 2005 a 630 $. En el 2006 a 800 $. En el 2007 a 980
$. En el 2008 a 1240 $. En el 2009 a 1400 $. En el 2010 a 1840 $. En el 2011 a
2300 $.
En el 2012
a 2670 $ y hace unos meses el Gobierno lo aumentó a 2875 $.
Es el
salario mínimo más alto de toda América Latina. ¿Lo sabías?
¿Y sabías
que en esta década aumentó casi el 1300 %
como aquí se detalla año por año?
Por eso
cuando te hablan de que todo anda mal y que patatín y patatán, pedile al
bolsillo que haga un poco de memoria. Un poco, nada más.
Los
desesperanzados, los malas onda de siempre, son los que en su mayoría votaron
en el Congreso contra la ley de protección de nuestras tierras, contra el
matrimonio igualitario, contra la Fertilización asistida, contra la movilidad
jubilatoria, contra el Voto Joven, contra la digna regulación del trabajo rural
y del trabajo doméstico. Son los que dejaron al gobierno y al país sin la ley
de Presupuesto.
¿Te
acordás, no?
La burda
trampa es correrte siempre por “izquierda” para intentar volver al país de la
derecha injusta.
Por eso el
General Milani paga cara la osadía de haber dicho: “Estamos trabajando para un
Ejército distinto, muy pegado a la comunidad. Un Ejército que está trabajando
para un proyecto nacional y popular. Y esto les molesta. Les molesta que yo
quiera insertar el Ejército y las Fuerzas Armadas en un proyecto nacional”.
Que los
amigos no pisen el palito. El gobierno que acuñó en este siglo “Memoria, Verdad
y Justicia” como su principal política de estado, seguirá garantizando que no
haya impunidad para nadie. Pueden dormir tranquilos.
Pero los
que durante la dictadura titularon periodísticamente a las desapariciones
y asesinato de miles compatriotas cual
si fueran “enfrentamientos”; y los políticos que concedieron el punto final, la
obediencia debida y el indulto, radicales, menemistas y duhaldistas, no podrán
dormir igual.
La memoria
y la justicia a la corta o a la larga te despiertan.
El Argentino, jueves 25 de julio de 2013
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