“Habla la
presidenta por cadena nacional”, dice la radio, la tele y la calle.
Y fue como
si el mundo se detuviera por un instante.
Se
entiende.
La balacera
mediática de Clarín, La Nación, sus señales de TV y las radios de la cadena del
odio y el desánimo calan hondo en una buena parte de la sociedad.
Las dudas
están a flor de piel de algunos.
Felizmente,
las mayorías apuestan por la esperanza.
“Que los
precios suben”, “que el desabastecimiento de productos de la canasta familiar”,
“que el acuerdo con Irán para desentrañar el mayor atentado terrorista contra
la Argentina es una farsa”, que patatín, que patatán. Miente el monopolio.
Ocho de la
noche. La presidenta habla del memorándum de entendimiento con Irán enviado al
Congreso de la Nación.
La verdad
se abre paso por cadena nacional.
Allí está
el mensaje en los diarios del día. Una verdadera clase de civismo y soberanía.
Más allá de
las formas y las buenas costumbres de occidente, la Argentina nacional, popular
y democrática sólo busca la verdad, la memoria y la justicia.
Unas horas
antes del anuncio presidencial regresaba de Londres el canciller Héctor
Timerman.
La política
exterior es una continuidad de la política interior cuando hay proyecto de país.
Como ocurre ahora.
El
canciller no dejó puertas sin golpear ni pasillo británico por trajinar.
La búsqueda
de un dialogo diplomático con las autoridades de Gran Bretaña, el país
usurpador, recibió un fuerte apoyo por parte de dirigentes políticos y sindicales
europeos, prestigiosos y reconocidos intelectuales del viejo continente,
legisladores ingleses, gente de la cultura.
Hace tiempo
que la Causa Malvinas rompió el cerco impuesto por el colonialismo. Y esta vez
se hizo muy visible.
Aunque
Clarín diga lo contrario y el gobierno conservador inglés se niegue a recibir
al canciller si no acepta la presencia de los kelpers. Es así.
Hacerlo
hubiese sido avalar el ultraje colonialista.
Por que el
único pueblo de Malvinas es el pueblo argentino.
Los isleños
que viven en Malvinas son británicos gobernados por británicos, son parte del
presupuesto británico, juran por la Reina de Inglaterra y fueron intrusados por
el Reino Unido desde 1833.
Los
ingleses tienen príncipes. Nosotros tenemos principios. Pavada de
diferencia.
Cómo no
recordar a Néstor Kirchner cuando ante el asombro inglés le dijo al premier
Tony Blair “Vengo a hablar de la soberanía en Malvinas” y años después la
visita de Cristina a Londres acompañada de una comitiva que incluyó a nuestros
ex combatientes.
Los argentinos
vuelan alto cuando se unen para defender la patria.
Por eso,
dijimos, somos expertos en izar banderas en la luna.
La historia
lo demuestra.
El Argentino, viernes 8 de febrero de 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario