viernes, 15 de abril de 2011
La mar estaba serena
Luis Abelardo Patti: prisión perpetua. Se hizo justicia. La decisión del Gobierno de participar en las empresas donde el Estado tiene invertidas las acciones del ahorro de los trabajadores argentinos, de acuerdo al porcentaje que esas acciones representan, también es un acto de justicia. Así lo señaló desde un primer momento el titular de la Anses, Diego Bossio. ¿Por qué les molesta mas esta decisión a los poderosos señores del Grupo Clarín y sus socios de Techint que la prisión a Patti, Bignone y otros genocidas? Veamos el trasfondo político de esta cuestión para intentar comprender la verdadera trama que subyace en esta coyuntura. Cuando llegó Néstor Kirchner a la presidencia, la marea popular bullía por abajo mientras la dirigencia política, esta misma que ahora funge de opositora a Cristina, hacía la vista gorda por arriba. Ese disloque entre el pueblo y sus cuasi representantes provocaba a su vez un tembladeral en todo el sistema democrático. Nadie de ellos daba pie con bola. Eso sí, cada una de esas gestiones se iba del gobierno, cargándose unos cuantos ciudadanos muertos y dejando al país cada vez más hundido. El poder económico concentrado, ese que articuló el Grupo Clarín durante décadas, tomaba sol en la terraza, con un daiquiri entre las manos. El caos estaría bajo control mientras gobernantes y legisladores le hacían el trabajo sucio, apoltronados en sus mullidas bancas. La mar estaba serena, serena estaba la mar… Pero llegó el Pingüino y la mar se alborotó. Kirchner liberará la capacidad de la política para dirigir los destinos del país del presidio al que la sometían los poderes económicos de turno. Todo lo que viene pasando, tanto en el oficialismo como en la oposición, tiene que ver con aquella travesía que inició la Argentina el 25 de Mayo de 2003. Hoy el gobierno de Cristina se asienta sobre sus propias iniciativas y sobre el tiempo político que el mismo kirchnerismo construye. Lo hace en función del olfato que arriesga en cada coyuntura y lo expresa en un proyecto de país que tiene tres dimensiones. Ancho, largo y profundo. El gobierno no tiene otro patrón que el pueblo argentino. Y es por eso que la usina política que lo abastece es abarcadora e inagotable. La oposición, en tanto, está en las antípodas desde la misma naturaleza con la que está constituida. Sus patrones, literalmente hablando, siguen siendo los dueños y los amanuenses que escriben las tapas y editoriales de los grandes diarios. Por eso decimos que los opositores no miran la realidad en 3D sino en forma plana. De allí arranca esta crisis interminable que los tiene atrapados y sin salida. Calma. Es Argentina que se ha puesto de pie. Y camina hacia adelante. El Argentino, viernes 15 de abril de 2011
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