viernes, 18 de marzo de 2011

La reconquista de la alegría



Es la memoria la que baila con ritmo de murgas en el Patio de las Palmeras de la Casa Rosada.
Quién te ha visto y quién te ve.
La memoria es implacable y generosa cuando baila y canta.
Por eso el olvido se escapa por los techos para no ver ni escuchar.
No pudo la feroz dictadura borrarnos la alegría de sentirnos pueblo.
Los murgueros cantan frente a la Presidenta que se abraza a todos.
Y ella canta por lo bajo y al mismo tiempo nos dice, citando a Jauretche:
“Nada grande se puede hacer con la tristeza”.
La memoria es así, en tiempos de murga y en tiempos de justicia.
Marcela y Felipe Noble Herrera tendrán que extender el brazo finalmente, confirmó la Cámara Federal de San Martín.
“No tenga miedo” dirá la enfermera con una sonrisa.
“Es sólo un minuto”, calmará el doctor, para agregar enseguida, “Ya se pueden ir”.
Y la sangre extraída hará su camino de tubos y reactivos, de pruebas y contrapruebas en el Banco Nacional de Datos Genéticos, hasta saber al fin, hijos de quiénes son.
La sangre, cuando es auténtica, no sabe de mentiras.
Cuando se muestra, dice toda la verdad.
Hay que articular este caso con todo lo que nos viene aconteciendo desde que Néstor Kirchner bajó los cuadros de los genocidas y recuperó para la luz de la cultura, los oscuros calabozos de la ESMA y otros centros de detención y torturas.
No es un eslabón perdido en los pasadizos de la justicia y la impunidad del poder. No es la tardanza de un berrinche juvenil. Ni es el llanto del pibe en la falda de la madre negándose al pinchazo aunque le digan que duele menos que un mosquito cuando pica.
Es la historia de los argentinos la que se saca sangre para mostrarnos lo que de ausente sigue estando entre nosotros.
Y además, no hay madre que te sostenga, pibe, porque se la llevaron.
La vida se entiende sólo si miramos las dos Argentina; la real y la virtual, la de la justicia social y la de las injusticias.
La del carnaval y la de la crispación.
La progresía placeba, siempre funcional a la derecha, se desespera y manda a romper las puertas del Ministerio de Trabajo. El ministro Tomada los denuncia en nombre de la democracia y dice: “Casualmente esta agrupación actúa en forma partidaria con Pino Solanas de Proyecto Sur; esto significa un paso atrás en las prácticas democráticas”.
Perdieron la memoria. Sólo así se entiende la agresión a un gobierno que recuperó 5 millones de empleos, bajó drásticamente el desempleo, invirtió más del 6 % del PBI en educación, creó el programa Argentina Trabaja y la Asignación Universal por Hijo.
Paciencia. La huella genética de la memoria no afloja así nomás.
Ganó en Catamarca y ojalá que gane este domingo en Chubut.


El Argentino, viernes 18 de marzo de 2011

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