martes, 1 de junio de 2010

SÓLO LA VERDAD NOS HACE LIBRES


Siempre que bordeamos el dolor humano, pedimos perdón por hacerlo.
Aunque estas palabras nunca llevan el deseo de ofender a nadie.
Ni al peor enemigo que se precie de tal.
Pero sí ofende a la condición humana lo que viene pasando con Marcela y Felipe, los hijos presuntamente apropiados de la dueña del Grupo Clarín, Ernestina Herrera de Noble.
Porque no se está diciendo toda la verdad sobre esta historia. O se lo dice como al pasar, como si cualquier cosa.
Hay que decirlo profundamente, hasta sangrar la memoria.
Por momentos todo parece reducirse a una mera cuestión judicial donde están involucradas sólo dos personas. Vuelan las bibliotecas jurídicas de un lado y otro. Pero…¿quiénes mencionan y recuerdan en estos días los vuelos de la muerte en la larga noche de la dictadura? ¿Quiénes le ponen el acento al dolor del abuelo, de la abuela, del hermano del posible papá, de la posible mamá de estas dos personas? ¿Quiénes se ponen del lado de las primeras víctimas, los que fueron secuestrados, a los que mataron no sin que previamente le hayan arrancado sus hijos del regazo y de la teta de sus madres?
Marcela y Felipe son víctimas. Claro que sí. Nadie lo pone en discusión. Pero hay que decir también que vuelven a ser víctimas una vez más. Y no precisamente de la justicia que los quiere liberar de la mentira, del ocultamiento, del egoísmo, del miedo. Vuelven a ser robados por quienes pergeñan el cerco de fuego y de poder que impidió hasta ahora saber la verdad y nada más que la verdad.
A ellos les sacaron un calzoncillo y una bombacha, sin vejaciones ni violencia, según consta en acta judicial, dice la jueza, con pruebas filmadas del trato correcto que le dispensaron.
Pero a las otras víctimas, las primeras, sus posibles padres, les sacaron algo infinitamente más sagrado: la vida, desgarrándola antes de desaparecerlos definitivamente, con el robo de sus hijos.
No habría que haber llegado a esta comparación tan odiosa y tan triste. Pero es necesario hacerlo en estas horas en que los caranchos sobrevuelan sobre los incautos. Basta leerlos y escucharlos para entender la violencia emocional que tratan de transmitir en estas horas.
Recortan y fragmentan la verdad de cada cosa como si fuera un todo, entonces vuelven a repetir sus mentiras. Siempre lo hicieron así, hasta ahora.
No podrán hacerlo más, mucho menos mientras las calles se llenen de pueblo como en estos días.
Son muchas las víctimas de este caso ¿Y de ellas no se habla?
Los dirigentes políticos que se escandalizaron con el procedimiento judicial ¿no se deberían solidarizar primero con la justicia actuando en su plenitud?
¿Y qué decir de los ciudadanos de a pie que comprueban asombrados cómo la justicia es tan lenta con una causa que arrastra casi diez años y un probable crimen de lesa humanidad que lleva 34 años y aún no es posible dilucidar, hijos de quiénes son?
¿Quieren que veamos el costado humano de este caso? Adelante pues. Veámoslo en su integridad y en buena hora que así sea
Este pueblo sólo quiere saber la verdad. Y después, los que quieran elegir su destino, estarán en todo su derecho.
Los afectos no tienen estado judicial. Pero los crímenes, sí.
Y si nada de lo supuesto resultara cierto, ahí también estará el reino de la verdad.
No hay amnistía ni olvido para el genocidio. Los obispos que hacen de carteros lo deberían haber aprendido. Los políticos que se muestran tan tiernos con los poderosos y tan ajustadores con los humildes, también.
En ese camino de justicia hay que persistir. ¿Sabe porqué?
Imaginémonos por un instante que esa multitud reunida en el Paseo del Bicentenario no hayan sido adultos, sino niños y niñas tomados de la mano. Le cuento: Tres millones de ellos ya salieron de la pobreza y 1.700.000 de la indigencia.
Es el Informe elaborado por el Ministerio de Desarrollo Social y que será presentado ante las Naciones Unidas.
Todo lo que falta para que no quede ningún niño con hambre, se merece hacerlo en un país que festeje la verdad todos los días.



Jorge Giles, El Argentino, 1 de junio de 2010
http://www.elargentino.com/nota-93046-Solo-la-verdad-nos-hace-libres.html

1 comentario:

Anónimo dijo...

Con "claridad meridiana" lográs expresar nuestro pensamiento y fundamentalmente nuestro sentir...¡Gracias cro. por tu compromiso diario con la verdad!