viernes, 18 de junio de 2010

LA SELECCIÓN DEL BICENTENARIO

“Antes de hablar quería decir unas palabras”, diría Minguito:
Somos felices. Punto.
No hay que pedir tantas explicaciones.
Ni recomendarle un otorrinolaringólogo a Demichellis por no saber discernir entre la voz de alerta de sus compañeros y el sonido de las vuvucelas.
Después de todo ¿por qué no pensar que fue una devolución de gentilezas por el gol en contra de los coreanos?
“Hay que abrir la cancha, muchachos”, pide todo el tiempo Diego.
Y desde la tribuna gritamos: Y abrir el pensamiento. Y los corazones.
El que se cierra, pierde el partido. ¿O no?
Lo cierto es que con el 4 a 1 a Corea, somos muy felices.
Ahora se viene Grecia y hay que volver a ganar.
Y ganaremos, seguro.
Al viejo Zorba las cosas no le van muy bien en su país, por eso no baila tanto en el Mundial. Además, dicen que Zeus se hizo argentino para escapar de la crisis griega.
Como verán, la alegría hoy es enteramente argentina.
Por el triunfo de la Selección, por los 3 goles de Higuaín y por que el DT se llama Diego Armando Maradona. Ese “dios sucio”, como lo bautizó con afecto Eduardo Galeano, ese Diego que mataron tantas veces, como la cigarra. Y tantas veces revivió. Ahí está, ese es el Diego mandándolo al museo al desclasado Pelé, pero en un tono acorde con el escenario mundialista.
Esta Selección del Bicentenario ¡tenia que ser dirigida por el mejor futbolista de la historia!
No es casual.
Si es la historia la que hoy anda entre nosotros, entonces es causal.
Como la visita de la Presidenta a La Rioja, a la tierra del Chacho Peñaloza, al mismo pueblo donde lo degollaron para exhibir su cabeza clavada en una pica en la plaza de Olta.
La memoria es un manojo de estrellas en este Bicentenario. Y la Presidenta de la Nación rescata cada una de esas estrellas allí donde se hace presente. Es lo que hizo ayer en los pagos de aquel Caudillo riojano.
Con su muerte comenzó, quizá, una de las primeras investigaciones periodísticas en la Argentina, realizada por el autor de nuestro “Martín Fierro”, José Hernández. Es él quien juntó los papeles y los testimonios que permitieron conocer la crueldad de ese asesinato.
¿Saben como se llamaba el diario entrerriano donde publicaba esa investigación?: “El Argentino”. Como nosotros.
¿Será casual también?
Es preciso bucear en esta investigación de Hernández para conocer la generosidad pueblerina de Ángel Vicente Peñaloza y para recordar, aunque duelan, aquellas palabras de Sarmiento en carta a Bartolomé Mitre: “he aplaudido la medida, precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se habrían aquietado en seis meses”.
Rodolfo Walsh y su “Operación Masacre” tuvieron en Hernández un gran maestro.
Muchos años después, el viejo Juan Bautista Alberdi escribiría: “Artigas, López, Güemes, Quiroga, Rosas, Peñaloza, como jefes, son obra del pueblo, su personificación más espontánea y genuina. Sin más título que ese, sin finanzas, sin recursos, ellos han arrastrado o guiado al pueblo con más poder que los gobiernos. Aparecen con la revolución: son sus primeros soldados”
Ese Alberdi, sabio y maduro, calificó a esas luchas criollas y federales contra el centralismo porteño como “elementos de la guerra del pueblo: guerra de democracia, de libertad, de independencia”
¿Por qué nos ocultaron estos datos cuando nos enseñaron la historia oficial?
Muy simple: porque la escribió Bartolomé Mitre.
Más que ir a entregar subsidios, Cristina fue al rescate de una parte sublime de la historia.
En esa misma sintonía y por primera vez, el Estado nacional a través de la Ministra de Defensa, Nilda Garré y el Secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, subscribieron el Informe oficial sobre el bombardeo del 16 de junio de 1955, presentado por el director del Archivo Nacional de la Memoria, Ramón Torres Molina.
La memoria no sabe de revanchas ni de odios. Pero cuando un gobierno la asume como política de Estado, es implacable contra el olvido.
Tan implacable como la Selección.




Jorge Giles. El Argentino, 18 de junio de 2010

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