La Cámara Federal de San Martín rechazó ayer la recusación presentada por el nuevo defensor del Grupo Clarín, Gabriel Cavallo, contra la jueza Sandra Arroyo Salgado y en el mismo fallo, declaró abstractas todas las demás pretensiones del abogado.
Recordemos que el propósito de la defensa de Ernestina Herrera de Noble, fue impedir que se avance con el proceso judicial que inevitablemente llevará a conocer la verdad sobre la identidad de Marcela y Felipe, hasta hoy “hijos adoptivos” de la dueña del monopolio mediático.
Se destapó la olla. Viene ahora el momento de saber qué había adentro.
Cuando la verdad se abre paso, es imparable. Y a la vez, es implacable.
Si uno observa la secuencia de los hechos que se vienen produciendo desde el mes de mayo hasta hoy, para no ir más lejos, notará que el pueblo y su memoria, la democracia y su decencia, a través de las instituciones republicanas liberadas de cualquier condicionamiento falaz, vienen produciendo condiciones absolutamente inéditas en nuestra historia, que permitieron que hoy estemos dando este salto de calidad institucional.
Un salto ético e histórico.
La Argentina está viviendo una revolución moral.
Porque no es una olla más la que se está destapando con todo lo que rodea a Ernestina Herrera de Noble, con sus hijos adoptivos, presuntamente hijos de desaparecidos y apropiados durante la dictadura, con el triste y criminal escándalo de Papel Prensa, con la apropiación judicial de la ley de Medios.
El fallo citado demuestra con una didáctica y una pedagogía tan pero tan clara, que este Cavallo es la antítesis no solamente moral sino también jurídica de aquel otro Cavallo que alguna vez fue juez de la nación argentina.
Punto por punto la Cámara desautoriza los argumentos presentados contra la jueza Arroyo Salgado, como si enseñara las primeras lecciones de Introducción al Derecho a un estudiante universitario.
Ahora sólo cabe esperar los resultados científicos del Banco Nacional de Datos Genéticos para que la verdad se consagre definitivamente.
Simultáneamente con este caso, crecen las expectativas por lo que pueda suceder finalmente con Papel Prensa después de las últimas declaraciones efectuadas por el embajador argentino, Héctor Timerman y que conmovieron a todos quienes pudieron escucharlo el domingo pasado en el programa 678 de la televisión pública.
Obligados a ser breves y precisos, digamos que Timerman amplió lo dicho por José Pirillo, ex dueño de La Razón y por Lidia Papaleo de Graiver, la esposa del ex dueño de Papel Prensa, presa, torturada y finalmente obligada a entregar la empresa a la dictadura y sus socios civiles de Clarín y el diario La Nación.
Todo resulta una mugre total.
Allí está el núcleo duro de la deformación del sistema democrático argentino, la fuente de todas las corrupciones ocurridas adentro y afuera del estado. Los que nos hicieron creer durante décadas que informaban y formaban a la opinión pública, salpicados por el peor de los crímenes, los de lesa humanidad, ejecutados por el terrorismo de estado desde el 24 de marzo de 1976.
Por eso decimos que estamos viviendo una verdadera revolución moral con el destape de estas ollas más que mal olientes, como dijo con toda propiedad Susana Rinaldi en ese mismo programa.
El contexto que rodea esta búsqueda de justicia, no podía ser más ilustrativo y gratificante.
Que todas las consultoras, aún las contrarias al gobierno, estén registrando el crecimiento del optimismo, de la esperanza, del sentimiento de pertenencia nacional, de mejores expectativas económicas y sociales para la suerte personal y colectiva de los argentinos, sinceramente es para festejar patrióticamente.
Es una nueva Argentina la que se abrirá paso sin los monopolios que la tenían cautiva. Cuando ese día llegue, muy pronto, confirmaremos que ciertos opositores sólo están capacitados para gestionar almuerzos televisivos.
La patria ya salió del oscurantismo. Los días más luminosos, están por venir.
Jorge Giles. El Argentino, 10 de junio de 2010
http://www.elargentino.com/Content.aspx?Id=94152
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