miércoles, 2 de junio de 2010

LOS DÍAS QUE NO USAMOS BARBIJO

Hoy le vamos a presentar a uno de los tantos gurues económicos de los que vienen vendiendo, desde hace tiempo, el “miedo a la inflación”, para que conozcamos la calaña de la que están formados estos personajes.

Una pinturita. Ya lo conocerán.

Una de las frases más celebradas en los Festejos del Bicentenario fue aquella de Manuel Belgrano impresa en la cartelera oficial: “El miedo sólo sirve para perderlo todo”

Seis millones de razones, tan libres como alegres, fundamentaban ese estado de ánimo colectivo.

“¿Te diste cuenta, mamá? ¡Ninguno usa barbijos!” Escuchamos que decía una joven al lado nuestro, rubricando su observación con una carcajada de felicidad, que sí era muy contagiosa.

La pandemia del miedo ha terminado. Eso sí: como la gripe A más severa, habrá que conservar la prudencia sanitaria porque esos virus nunca se alejan del todo del ambiente que habitamos.

Pero lo peor, ya pasó.

Hablando de virus, cabe reflexionar sobre la noticia que ayer difundió la agencia Télam y de la que antes diera cuenta Alfredo Zaiat en su columna del diario Página 12, presentando a uno de los tantos “cerebros” que bajan línea desde los medios conservadores.

Titula Télam: “El economista Nicolás Salvatore, socio de la ex directora del Indec, Graciela Bevacqua, admitió la adulteración del índice de precios privado”.

Se refiere a la siguiente confesión de Salvatore en su perfil público de Facebook: “Este gobierno termina con el mundial, es motivo de celebración, la inflación es un fuego santo, purificador, que incendiará a todo el kirchnerismo en la hoguera. Brindo por Phi esperado (la inflación esperada)!! Y no sólo brindo, me voy a encargar, como todos los meses, de que Phi esperado sea alto, muy alto, recontra alto, como diría el finado Guido Di Tella”

El torrente humano del Bicentenario ayuda a clarificar las aguas de la democracia.

A demostrar al mundo quiénes somos como pueblo y conocer al mismo tiempo a los personajes que en el viejo país sacaban carnet de economistas serios, cuando son apenas un puñado de chantas.

Como ya lo dijimos antes, “la crispación”, “la inseguridad”, “la inflación”, son los nombres de las operaciones políticas con que desde el poder mediático pretenden hacer frustrar el actual modelo de desarrollo con inclusión social.

El diario La Nación publica habitualmente las columnas de Nicolás Salvatore, a quien presentan como “uno de los más prestigiosos profesores de la carrera de Economía de la UBA” y “el hombre que llevó a la ex directora del área de precios del Indec, Graciela Bevacqua a armar un nuevo índice (IPC) con su sello”.

Ambos constituyen la aguerrida sociedad que demoniza permanentemente al Indec, al gobierno, en general y a Guillermo Moreno, en particular: la consultora “Buenos Aires City”.

Salvatore viene pronosticando el derrumbe de la política económica desde hace muchísimo tiempo. Por suerte para el país, no pegó ni una. Sus textos son siempre catastróficos; Ej.: “Al borde del descontrol inflacionario” (9/02/2010).

En “La tormenta perfecta” (del 12/02/2010) afirma: “Un gobierno con muy escasa credibilidad, recurrentes conflictos institucionales y políticos y una inflación fuera de control, conforman la tormenta perfecta”.

En “Puzzles para una última cena”, publicada el sábado pasado, afirma: “…el Gobierno ha tomado una decisión racional: festejar el bicentenario. Perdido por perdido, nada más racional que disfrutar de una última cena dantesca, con Aurora a todo volumen y entonada por Miguel Cantilo”.

Reaccionarios por donde se los mire. Y los que pasaron por la progresía, suelen ser los peores.

Nos gustaría hablar de los temas que se destacan por su credibilidad esperanzadora. La recaudación fiscal histórica, el aumento del consumo interno, la venta creciente en los comercios, el anuncio de la Presidenta respecto al nuevo financiamiento de inversiones para generar más producción y trabajo para los argentinos.

Pero hay que seguir desmontando la máquina de impedir, desnudando con la verdad a tanto mentiroso ilustrado.


Jorge Giles. El Argentino, 2 de junio de 2010
http://www.elargentino.com/nota-93194-Los-dias-que-no-usamos-barbijos.html

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