domingo, 6 de junio de 2010

LA VUELTA DEL HÉROE EN GRUPO

Mañana es el Día del Periodista.
Pero también el día que la justicia finalmente logre cotejar los ADN de Marcela y Felipe como la ley manda.
Son días de consagración los que vienen.
La verdad florecerá mucho antes que la primavera y se quedará para siempre acunada en el cobijo de este pueblo.
Nada es casualidad en la historia ni suceden las cosas porque sí.
Mucho menos cuando una Argentina enteramente hembra y bella, tierna y corajuda, se pone en movimiento y brinca y vuela alegre por los aires y desfila con sus alas en la avenida más ancha del mundo y la hace más ancha todavía.
Mañana empieza un nuevo amanecer en el nuevo país que ya está naciendo.
Un país que recoge una a una las botellas que Rodolfo Walsh tiró al mar con mensajes de naufragio, quizá pensando en su hermano mayor, Mariano Moreno.
Y dice: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengamos historia, no tengamos doctrina, no tengamos héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como una propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”
Y recoge esta otra que dice: “Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance; a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos, nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información”.
Ahí anda Rodolfo entre nosotros. Quizás con una breve sonrisa satisfecha, ahora que la verdad se abre paso en multitudes.
Me permito el derecho a imaginarme que lee los diarios como de costumbre, desde el muelle de una estrella, colgada del cielo sobre su casa en el Tigre.
El periodista relata que José Pirillo, ex dueño del diario La Razón, declaró ante la justicia que Héctor Magnetto, el capo de Clarín, le confesó en un día de furia que personalmente fue él quien tramitó la apropiación de dos hijos de desaparecidos para entregarlos a Ernestina Herrera de Noble. Y el “trámite” lo hizo a través del jefe de los genocidas, Jorge Rafael Videla. Y el texto agrega que Pirillo se lo contó a Alfonsín, Menem, Duhalde y De la Rúa, los presidentes de la democracia amordazada, que nada hicieron, en el afán de no molestar a la dueña del grupo más poderoso con temas que la ponían mal: como la apropiación de bebes durante la dictadura.
El escritor junta las botellas, lee los mensajes, llora, tiembla de emoción y escucha por la radio: los maestros irán a tejer una ronda de abrazos y guardapolvos blancos alrededor del Banco Nacional de Datos Genéticos, mañana, 7 de junio, desde las 10 de la mañana. Saben que en el interior del lugar un nuevo alumbramiento está por comenzar. Y temen, como las Abuelas, que los dueños de la mentira asalten y rompan todas las cunas, como lo hicieron aquella otra vez.
Tenían que ser los maestros los que custodien con su ejemplo la verdad. El guardapolvo no se mancha, diría el Diego.
Si Rodolfo estuvo en el Paseo del Bicentenario, habrá comprobado que la historia ya está recuperada por el héroe en grupo que es el pueblo. Los círculos se cierran esta vez. Hay que profundizar el camino, pero desde esa historia, la verdadera. No la que contó Clarín todos estos años.
Tampoco es casualidad que todo esto suceda en este tiempo. No hubiese sido posible con otro gobierno. Hay que decirlo sin pudores. Sin falsos prejuicios. Sin invocar otra razón que la propia realidad de nuestros días.
Volvamos a Walsh, ahora que amanece: “Recuperar la verdad del pueblo, de las masas que es más importante que la de los individuos. Trazar el avance de los héroes, desde la resignación hasta el triunfo que se sabe no definitivo, porque tampoco es posible ya ser inocente ante la Revolución. Todo esto equivale a aprender de nuevo multitud de cosas”
En eso andamos, Rodolfo Walsh. Extrañándote.



Jorge Giles. El Argentino, 6 de junio de 2010

1 comentario:

Anónimo dijo...

Feliz día a los periodistas. Ley de Medios Ya!