miércoles, 23 de junio de 2010

¡LA ARGENTINA ES UNA FIESTA!

“Divertite pibe, jugá, volá”, le señaló Diego a Pastore al hacer el cambio. “¡Andá y definímelo, Martín!” le dijo después a Palermo mirándolo a los ojos. Así juega Argentina. Como siempre jugó su técnico. Sea en el potrero, sea en un Mundial. Dijimos que ganábamos a los griegos aunque jugaran con los mismísimos dioses del Olimpo. Y ganamos. No tendremos a Zeus, pero tenemos a Maradona. Y además ganamos muy bien, tocando siempre para adelante, empujando desde el medio campo y cuidando la pelota. Con ese golazo del mítico Palermo, el loco Martín, el de la leyenda, el que nos sacó el pasaporte y los pasajes a Sudáfrica una dura noche en Montevideo. Es la alegría del Bicentenario. La Selección del Diego es el rostro fiel de esta Argentina de hoy. Nos identificamos con su juego porque así somos nosotros, los argentinos. Puro corazón. Pura esperanza. Pura alegría. El mundo sabía de nuestro talento. Los que lo negaban eran los de acá a la vuelta: los opositores mediocres y los falsos comunicadores con su mala onda. Falta el gol de Messi. Ya vendrá, Capitán. Usted se lo merece y nosotros también. En la antesala del partido Héctor Timerman juró como Canciller. Mientras esperaba ese momento, el murmullo crecía en el salón de la Casa Rosada. Estaban todos los que tenían que estar. O casi todos. Timerman repasaba con su mirada a cada uno de los presentes. Estaban las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, pero faltaban los pibes. Estaba Néstor Kirchner y los ministros del gabinete nacional. Estaban los diputados y los senadores y los familiares. Y estaba su invitado de honor, como llamó Timerman a su antecesor, Jorge Taiana. Esa presencia lo puso muy feliz. Hasta que llegó el juramento por la Patria y el fin de la ceremonia. Muy pocos sabían que el hombre que terminaba de asumir la representación diplomática del país, había jurado llevando en su cabeza y en su corazón la presencia de los 400 pibes y pibas que aún permanecen desaparecidos desde la dictadura. Una hora antes de la ceremonia había dicho que es una obligación de la democracia encontrar a esos chicos y darles su verdadera identidad. “¿En quién vas a pensar a la hora de la jura?” preguntó un amigo. “En esos 400 chicos” respondió sin dudar. Ese es el nuevo Canciller de la República, el que se emociona fácilmente hablando de los pibes secuestrados, pero que a la hora de devolver mandobles a los colonialistas ingleses, no le tiembla el pulso ni la voz. Ni con los opositores, a los que acusó de querer armar “un chiquero político” con la declaración del embajador Sadous ante el Congreso. Mañana mismo encabezará la delegación argentina ante el Comité de Descolonización de la ONU y reconoce la profunda indignación por tener que afrontar una discusión sobre el colonialismo depredador de los ingleses sobre Malvinas en pleno siglo XXI y con la Argentina festejando su Bicentenario. La cancillería seguirá ejecutando la política exterior de la Presidenta Cristina Fernández. Los conservadores, de derecha a izquierda, extrañarán aquel viejo país donde un recambio ministerial implicaba automáticamente un cambio de política en el área afectada. Sacuden la cola, mueven las orejas, se refriegan las manos, ladran y aúllan por las noches en los tejados. Dan vergüenza ajena. Este es otro país y no se dieron cuenta aún. Desde la Presidencia de Néstor Kirchner se recuperó el valor de la política y desde allí, los argentinos volvimos a tener un Presidente. O una Presidenta. Así, con mayúsculas. Esa expresión máxima de la voluntad popular, que está en la Rosada, es la que determina las políticas estratégicas que desarrolla el país en todos los campos de acción. Claro, hay un bloque sólido en la cancha, con garra y con mística. Ahí reside el milagro de volver a tener un proyecto de país, de nación, de pueblo. Ese es el salto cualitativo de la Argentina: somos nosotros mismos. Como el equipo del Diego, recuperamos el sentido de pertenencia. El juego sigue. Desde el Obelisco a Ushuaia, late un solo corazón.

Jorge Giles. El Argentino, 23 de junio de 2010
http://www.elargentino.com/nota-95976-%C2%A1La-Argentina-es-una-fiesta!.html

4 comentarios:

pais kaotiko dijo...

Coincido en todo, salvo en lo del gol de Martín, que fue en una lluviosa noche poteña, el gol en Montevideo lo hizo otro que jugó ayer: Bolatti.
Abrazo!

Anónimo dijo...

Muy emocionante el sentimiento por la selección, creo que todos los argentinos lo estamos viviendo con mucho orgullo. Pero qué tiene que ver la política con el futbol?? nada... los logros de Diego y de los campeones en la cancha nada tienen que ver con los políticos de turno, no confundamos hermanos... espero que al gobierno de turno no se le ocurra hacer como a sus adorados militares de los 70´ que se quicieron cargar el triunfo de la selección en sus espaldas...

Marcos dijo...

che anonimo... como vas a comparar a los militares con este gobierno que le da tantas alegrias al pueblo argentino? por lo menos intenta compararlo con alfonsin, que al menos gano con votos...
aguante el Diego Y Cristina carajo!!!
Viva la patria, el buen futbol y el peronismo!

Anónimo dijo...

Jorge: Sinceramente no se como podes dormir tranquilo con tanta bronca que le tenes a la oposicion. calmate un poco o vas a reventar.