martes, 15 de junio de 2010

CUANDO LLUEVE EN EL OLIMPO

Ayer salí a caminar rumiando poemas con Paco Urondo.

“Quiero denunciar ante todos, público y clero, el robo de un par de anteojos, de alguna camiseta sucia y pañuelo usado, un número impreciso de poemas que venía escribiendo…”

Llovía mucho sobre la ciudad.

Y la lluvia siempre es inoportuna para el olvido.

En el territorio de la lluvia, la que manda es la memoria.

Peleando con el paraguas que nunca cierra bien, me ví en una típica esquina porteña ubicada en Lacarra y Ramón Falcón, allí donde el barrio de Floresta coquetea por las noches con el Ángel Gris de Flores.

No es una esquina cualquiera.

El aguacero deja a la intemperie la infinita tristeza de ese armazón de chapas, hierros y cemento llamado “El Olimpo”.

Alcanza una sola mirada para saber que allí habitó el infierno de los dioses de la muerte y la tortura, Suárez Mason, “el turco Julián”, “Colores” y otros más.

Casi 700 personas, como usted, como yo, como el vecino que no escuchó jamás “nada de nada”, fueron engrilladas en la que fuera una vieja playa de estacionamiento de colectivos y con la dictadura convertida en otro centro clandestino de detención.

Apenas 50 de ellos sobrevivieron. Los demás desaparecieron.

Aunque el mar devolvió a la costa algunos de sus cuerpos.

Desde que asumió la presidencia Néstor Kirchner, en el 2003, estos lugares siniestros empezaron a ser recuperados para la memoria colectiva.

Un ejemplo mayor está en la ex ESMA, con sus centros culturales y artísticos, con sus archivos y bibliotecas, restaurando a pura vida un sitio de dolor y muerte.

Pero “El Olimpo”, ay…cuánta desidia, cuánta tristeza, cuánta agua inundando su playón abandonado y una mujer que me advierte que no se puede entrar de visita porque “es peligroso con la electricidad” y la sola frase me regresa a los ayes de los torturados y esa picana que lacera la piel tan profundamente que les hace descubrir dónde queda el alma, dónde la patria, dónde el pueblo, dónde tu hijo, dónde tus compañeros.

Avergüenza saber de un solo trazo empapado que mientras Mauricio Macri, el “derechoso y bipolar” según lo califica otro espécimen de la misma cría, es acusado por espionaje utilizando al estado, no haya ordenado un presupuesto digno para honrar la memoria.

¿Será otra forma de olvidar como dijo el ministro Bullrich días atrás?

El próximo viernes, a las 14 hs andarán las Madres por allí con el Secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, inaugurando una muestra itinerante con el propósito de permanecer durante dos meses en talleres con los chicos de la primaria y la secundaria.

Y con todos los vecinos.

Pero los voluntarios que de buena fe cuidan el lugar se espantan de miedo por los riesgos que podría correr la muestra en esas condiciones.

¿No sería más útil que en vez de andar repartiéndose piñas entre ellos, esa derecha intente honrar el voto popular?

Quizás es demasiado ingenuo de nuestra parte pedirlo.

Pero si Cobos sigue cayendo allí donde presenta batalla, como en Buenos Aires y Neuquén.

Si la derecha pejotista sólo demuestra ser una fotografía sepia.

Si la causa judicial se le complica a Macri día tras día.

Si el Grupo “A” arde en su propia hoguera de vanidades.

Si ocurre todo eso con los opositores, al menos que no ofendan la memoria de este pueblo.

En la política como en la vida hay algo peor que una derrota: perder la capacidad de iniciativa. Pero hay algo mucho peor todavía: quedarse sin reflejos.

La oposición está lerda de reflejos.

“¡Hace un cambio ya, Diego!” gritaría la tribuna si el equipo fuese nacional y popular.

Pero no lo es. El técnico de esos opositores es el monopolio mediático y sus amigos. Y se quedó sin cambios.

Salvo que empiecen a mirar el banco de suplentes y metan un lateral “por izquierda”. A ver qué pasa.

Y terminé mi caminata con Urondo reclamando:

“Hago esta denuncia, especialmente por la pérdida de armas y poemas, ya que ambos son irreparables. Han sido robados al pueblo de la república, a quien naturalmente pertenecían”.


Jorge Giles. El Argentino, 15 de junio de 2010
http://www.elargentino.com/nota-94939-Cuando-llueve-en-El-Olimpo.html

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenisimo! Gracais

PensamientoX dijo...

Casualmente el viernes pasado, dia que los compañeros de 678 nos reunimos, llovia. Nuestro lugar de reunion queda en el fondo. Se hizo dificil caminar por el playon esquivado los charcos de agua en la oscuridad, pues debido a la lluvia muchas luces no funcionaban. Sin embargo eso no quito las ganas de vernos las caras y seguir debatiendo y trabajando por el bien comun.