Allí donde hay una obra pública, sea un gasoducto, un camino, un plan de viviendas, una escuela, un hospital, estará el cartel indicativo de que “Aquí también la Nación crece”.
Quizá llegó la hora de extender esta frase al crecimiento cualitativo de los argentinos.
¿Cómo negar que crecemos todos con un fallo como el que ayer adoptó la Corte Suprema de Justicia despenalizando el aborto por causas de violación?
Crecemos como ciudadanos, como seres humanos, como sujetos de derechos.
Y eso es crecer como Nación integralmente.
¿Cómo no decir que crecemos como Nación cuando el ministro Tomada informa que desde el 2008 medio millón de jóvenes se reinsertaron al mercado laboral y que el 50 % de ellos pudieron terminar sus estudios?
Repasemos otros dos hechos a modo de ejemplo:
Ayer el ministro De Vido destacó ante el Senado que “la transferencia de servicios de transporte a la Ciudad Buenos Aires es una medida federal y de inclusión social”.
Luego, los senadores firmaron el dictamen, superando así, en cuanto a calidad institucional, el nuevo show mediático que brindó el antiguo legislador radical, Gerardo Morales.
Crecemos.
La Presidenta anunció la creación de “Artepolis” en el Centro Cultural del Bicentenario; defendió con convicción y ternura la participación de la juventud en la militancia política y firmó el decreto de creación del Plan Nacional Igualdad Cultural, que propicia la integración digital de espacios culturales de todo el país a fin de brindar condiciones de igualdad en la producción y acceso a la cultura.
Crecemos.
En los fundamentos del decreto, es ilustrativo el siguiente párrafo: “los desafíos en materia de infraestructura, tecnología y conectividad que se presentan en las sociedades modernas impactan sobre la producción cultural creando nuevas formas y lenguajes, generando la necesidad de contar con políticas públicas que tiendan a crear las condiciones para alcanzar un espacio público, dinámico y plural…”
O sea.
Las nuevas condiciones estructurales del país crean una nueva realidad social y cultural. Y mientras caen los viejos paradigmas, están naciendo otros.
Pero hay quienes al hablar o escribir, provocan la necesidad de pintar carteles en sentido contrario.
Los casos más estridentes, rayanos con actitudes antidemocráticas, cercanas al nazismo, son las editoriales últimas de Clarín y La Nación, escritas por un tal Pepe y un tal Pagni.
La Presidenta se refirió al ataque que vienen soportando los jóvenes de La Cámpora y en particular el antijudaísmo lanzado contra Axel Killicof, el viceministro de Economía.
“El pez por la boca muere”, dice el refrán.
Ese sería un cartel propicio para algunos lenguaraces.
El Argentino, miércoles 14 de marzo de 2012
1 comentario:
En todos lados menos en la provincia de Santa Fe, donde el gobierno socialista no solo no pone los carteles de la nacion, sino que se atribuye todas las obras con carteles propios. Cosa que los medios nacionales nunca reflejan (porque los medios locales tampoco, gracias a la siembre abundante billetera socialista, lista a comprar periodistas lameculos)
Publicar un comentario