Las Malvinas son como el sol: aunque no las veamos, siempre están.
Pero pocas veces como en estos días, estuvieron tan presentes.
La nombran las figuras de la música internacional como Roger Waters y Morrissey, Sabina y Serrat; la nombran el periodismo británico y el público inglés que por amplia mayoría afirmaron en un par de encuestas que las Malvinas son argentinas y deberían devolverlas a sus legítimos dueños, los argentinos.
La construcción de un Museo con la historia íntegra del archipiélago sur servirá, seguramente, para alumbrar la historia completa de la soberanía y su violación en 1833 por el colonialismo británico.
Si los ingleses celebraron el Centenario de Malvinas en 1933, pregunto: ¿y antes quiénes estaban?
Es una buena oportunidad para que Cameron y sus polizontes aprendan algo de la historia real de nuestro país real.
Mas al sur está la Antártida Argentina, el Polo Sur, los grandes hielos y la proeza de los pioneros comandados por el General Leal y quienes hoy lo heredan dignamente custodiando la bandera patria.
Por allí anda el rumbo que hemos recuperado.
¿Por qué se sorprenden algunos comentaristas con este maravilloso apoyo internacional a nuestra soberanía? ¿Acaso no se dijo que Malvinas ya no era una causa solamente argentina sino latinoamericana y global?
Bueno pues, allí están los ilustres testimonios que lo corroboran.
No se sorprendan, alégrense.
Además, el sentido común universal ya no justifica ni tolera el colonialismo en cualquiera de sus formas.
De pronto, como si se hubiesen puesto de acuerdo por telepatía, todos hablan del rumbo que recorre la Argentina en este tiempo nacional, popular y democrático.
Después que la Presidenta afirmó ante el Congreso que “Lo importante es defender este rumbo y profundizar los cambios que sean necesarios”, una romería escandalosa salió a opinar, como de costumbre.
En contra, como de costumbre.
Hermes Binner, sin ponerse colorado, le dijo a Rodríguez Zapatero que ellos sí son progresistas, con sus ajustes y despidos masivos, con la quiebra de España, pero el rumbo kirchnerista en la Argentina no era progresista.
Ay Hermes.
Moyano blandió una frase contundente ante radio Mitre, del Grupo Clarín: “El gobierno está perdiendo el rumbo”.
Mauricio Macri dijo algo semejante cuando le tiró los subtes por la cabeza al gobierno nacional. “Por este rumbo vamos mal, mal”
Pero a falta de un liderazgo mayor en la derecha, alguien más tajante y amenazador, trajeron a Videla nuevamente para afirmar ayer que “Si el país cambia de rumbo, seguramente no estaríamos presos”.
Saltó la liebre.
Tanto odio corporativo terminó juntándolos con un genocida.
Quien te ha visto y quien te ve.
El Argentino, 6 de marzo de 2012
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