viernes, 23 de marzo de 2012

El árbol de la memoria


Cuando éramos pibes, el mes de marzo era el regocijo de reencontrarse con los compañeros corriendo nuevamente en el patio de la escuela.

Cuando adolescentes, el mes de marzo eran las hojas muertas del otoño en las veredas y la cita amorosa invitaba a un abrazo más tibio y prolongado.

Y ahora que crecimos todos, así de golpe, el mes de marzo es el mes de la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Pasaron muchas cosas en los años que siguieron al 24 de marzo de 1976.

Hay una grieta en nuestra historia personal y colectiva, un antes y un después, un hola que tal que quiso ser eterno y a renglón seguido adiós, me voy, no puedo, debo escapar, me andan buscando, un hasta pronto, un no lo vi más, un nunca supe nada de ella, que la extraño tanto, que aun me duele cada herida, que los 30 mil, que aquí nadie se rinde.

Desde 1983, cuando los dictadores se fueron de la escena, hasta el 2003, pasaron 20 años. Que 20 años no es nada, según cómo se mire. Hubo el juicio a las juntas. Y luego el punto final y la obediencia debida que borraron con el codo de la democracia lo que escribieron las manos manchadas con la sangre de nuestros compañeros. Y hubo indultos al por menor y al por mayor. Y los genocidas se cruzaban con nosotros en el supermercado. Y los Hijos escrachaban cada domicilio del terror para que nadie olvide. Y las Madres daban vueltas en la Plaza y al hacerlo, daban vuelta la vida para que nadie se muera de tristeza y desesperanza.

Desde 2003 hasta ahora pasaron apenas 9 años. Como si se dijera pasaron 9 meses, el tiempo suficiente para alumbrar otra historia.

Los juicios a los genocidas se multiplican.

Los civiles de la dictadura, los que controlaban el ritmo cardíaco de los torturados, los que daban misa antes de los vuelos de la muerte y bendecían con la cruz, la bayoneta y la picana, los que acomodaban el expediente judicial para que el crimen parezca un accidente o legalizar la prisión por pensar diferente, todos ellos, todas ellas, iniciaron el lento pero seguro peregrinar de la justicia. La democracia da otro salto.

La dictadura ha terminado. Ahora sabemos que fue primero civil y después militar y siguió civil; que no fue la locura de una noche de lobos sino que el poderoso don dinero llamó al general y este al almirante y este al brigadier y salieron todos juntos a cazar al pueblo. Ahora sí empezamos a reparar definitivamente las heridas.

La democracia repara lo que la dictadura intentó borrar.

Por eso Malvinas y por eso incluso, la recuperación del Banco Central.

El árbol de la memoria que ayudó a sembrar Néstor Kirchner y a cuidar esta Presidenta que se parece a su pueblo, demuestra hoy más que nunca que no nos han vencido.

El Argentino, viernes 23 de marzo de 2012

1 comentario:

Nelson dijo...

Gracias, Jorge, por tus palabras. Volvi hace un rato de esa maravillosa concentracion en P de Mayo. Multitudinaria, heterogenea, con muchos q pensamos como el Gobierno y muchos que no, pero tambien manifestandose como debe ser en democracia. Hoy mas q nunca quiero decir GRACIAS NESTOR!, por bajar los cuadros de los asesinos y derogar las leyes radicales de impunidad, GRACIAS CRISTINA!, por tu compromiso indoblegable con los Derechos Humanos y en la busqueda de MEMORIA VERDAD Y JUSTICIA! NUNCA MAS! TREINTA MIL COMPAÑEROS DETENIDOS DESAPARECIDOS PRESENTES!

Nelson de Congreso