lunes, 26 de marzo de 2012

Las zapatillas del futuro


Dicen que el que mejor interprete la puerta que abre y cierra nuestro pasado, tendrá la clave para abrir las puertas del futuro.

“Sucedió el 24 de marzo de 2012”, dirán las crónicas de la historia dentro de cien años.

Ese día las calles de la patria se llenaron de pueblo. No faltó nadie a la cita. Estaban las Madres y las Abuelas, los Hijos y los sobrevivientes, los trabajadores y los estudiantes, las amas de casa y los dirigentes políticos, la militancia, la clase media, los compañeros ministros y ministras y agitando los trapos, la agrupación más demonizada por los monopolios: “La Cámpora”.

Observar la ancha avenida 9 de Julio desde su intersección con Avenida de Mayo, en el centro porteño y desde allí mirar hacia el sur, era gozar el privilegio de ver en vivo y en directo la recomposición de la historia.

Avanzaban los organismos de los derechos humanos portando la larga bandera con los miles de rostros de los desaparecidos, la memoria en carne viva. Y a metros nomás, los pibes con sus pancartas, sus banderas argentinas, las Malvinas en lo alto, Néstor y Cristina, el futuro en zapatillas.

Hay tres protagonistas relativamente novedosos para una Marcha que no es cualquier marcha: el peronismo kirchnerista, el piberío masivo de los estudiantes secundarios y la gente humilde. Ellos recompusieron la historia.

La responsabilidad de evitar cualquier sectarismo en el análisis, no debiera llevarnos a falsear los hechos de la historia real. Y esa historia cuenta que la inmensa mayoría de los muertos, desaparecidos, encarcelados, desamparados y exiliados eran trabajadores y los trabajadores eran mayoritariamente peronistas y que los pibes se contaban por decenas en los campos de concentración de la dictadura cívico militar.

Sus descendientes son los que volvieron a ganar las calles en el día de la Memoria. Durante buena parte de la democracia, estas marchas parecían patrimonio de partidos minoritarios de la “izquierda abstracta”, como los llama con certeza el querido maestro Norberto Galasso, que poco o nada tuvieron que ver con la historia de terror que cayó sobre el pueblo. Todos saben que fue así.

Sin embargo esta vez hubo una sola marcha masiva, clara, contundente, convocada como desde hace casi 30 años por las Madres y las Abuelas y en esa marcha multitudinaria, el arco diverso, plural, profundo de quienes se identifican con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner fue amplia mayoría.

Ese dato está diciendo mucho. Cuando la política se llena de pueblo como se llenó el sábado, es señal que la Argentina es otra, es una nueva Argentina, les guste a quién les guste.

Allí van los pibes con sus zapatillas. Salúdenlos. El futuro llegó.

El Argentino, lunes 26 de marzo de 2012

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