domingo, 24 de octubre de 2010

En busca de nuestra identidad



El próximo miércoles 27 de octubre me levantaré temprano como de costumbre o quizás, más temprano que nunca.
Prepararé un buen mate, dos termos con café, calentaré las medialunas que compraré el día anterior, tendré una botella de agua fresca por si hace falta, pondré la mejor música para la ocasión y saldré a la calle a ver si viene el censista o la censista que nos toque en suerte.
“¡Arriba los corazones!” despertaré a la familia. Todo está listo para saber quiénes somos, cuántos somos, cómo somos.
Saber que podemos colaborar con tan poco a descubrir la última versión de nuestro ADN, o si prefiere, renovar el DNI de los argentinos, es un modesto orgullo para todos ese día.
Siempre es bueno saber quiénes somos estos morochos, rubios, colorados, aindiados, morenos, que somos los argentinos. Es tan simple y maravilloso como eso, nada más ni nada menos.
Pero fíjese usted, coméntelo con los suyos aprovechando el domingo, que pese a la voluntad que pusieron nuestros próceres de Mayo de 1810, un año después se llegó hasta los bordes de un empadronamiento pero no se pudo culminar. Sería recién en 1869 el año del primer censo nacional. Claro, fue una muestra incompleta. No censaron ni a los negros ni a los indios ni a los habitantes de la Patagonia ni al amplio territorio que abarcan las hoy provincias del Chaco, Misiones y La Pampa.
En 1887 fue apenas un conteo a ojo de buen cubero sobre los negros que habitaban Buenos Aires. Pero no fue un Censo Nacional.
El segundo Censo se realizaría recién en 1895 y fue mucho más completo que el primero. Pero eso sí, “de los indios ni me hablen” diría el estado censor en su doble acepción. Lo de censor digo.
Por esas tristes paradojas de la historia, entonces se dijo que había que poner una cifra aproximada sobre la población indígena. Y se puso 30 mil.
La maestra o el maestro censista que el miércoles próximo llegará hasta su puerta es el sujeto que pondrá la historia en su lugar, para dejar atrás ese viejo país de la exclusión y escribir un nuevo paradigma de la argentinidad, el que nos integra, el que no deja a nadie afuera, el que nos iguala en un mismo día a todos, el que repara la historia en su Bicentenario. Como si censara en el amanecer de la patria y con el mismo derecho de identidad, al Libertador José de San Martín, al Negro Falucho, al gaucho Sargento Cabral y al Cacique Comandante, Andresito Guacurarí.
Igual, pero doscientos años después.
Más de 600.000 censistas recorrerán el país hasta el último rincón para censarnos a todos, sin excepción. El deber y el derecho que tenemos es censarnos. No hay opción para desertar con la patria.
¡Nos preguntarán si usamos computadoras!
Es preciso saber cuánto estamos de avanzados en nuestra conectividad. Hay que integrar a todos, incluyendo, incluyendo, incluyendo.
¡Nos preguntarán sobre nuestra descendencia o pertenencia a pueblos originarios!
¡Nos preguntarán de igual forma sobre nuestra pertenencia a la población afrodescendiente!
¡Que suenen los tambores, que repique el tamboril, chico, repique y piano!
También harán preguntas sobre discapacidad en la familia, sobre migraciones, sobre la cobertura de salud que tengamos, la situación previsional, la fecundidad y la característica de la ocupación que tengamos.
Que a nadie se le ocurra dejar afuera al abuelo o al bebé. Ellos también participan.
Es importante saber que todo lo que refleje el Censo Nacional servirá para mejorar nuestras instituciones democráticas, para mejorarlas, para formular políticas de inclusión y desarrollo tanto en lo público como en lo privado.
Yo haré pasar al censista a mi casa. Es más, lo haré sentir tan cómodo como en su propia casa. ¿Sabe porqué? Porqué de la eficiencia de su trabajo y de la sinceridad en los datos que le brindaremos, estaremos garantizando la mejor hoja de ruta para nuestro futuro.
Y porque es de egoístas no hacerlos pasar ni recibirlos con un apretón de manos a quién vendrá simple y maravillosamente a ayudarnos a conocernos mejor.
Creo que es así ¿Y usted?


El Argentino, domingo 24 de ocubre de 2010

1 comentario:

Néstor Dulce dijo...

Hola,. Te invito a leer un blog de humor nacional y popular. Aquì un adelanto de la nota: CUIDADO CON EL CENSISTA !!! Ante el temor al censista, me gustaría hacer un pequeño aporte: aconsejar a los compañeros censistas acerca del tipo de comportamiento que deben tener durante su trabajo ...para no atemorizar a la p . ..... ...oblación.1) Si llega a equivocarse y anota que en una casa viven cinco personas en vez de seis que es lo correcto, debe tomarse el trabajo de borrar ... ¡ni se le ocurra tirar a la abuela por laventana! 2) Aunque las respuestas resulten obvias, las preguntas delformulario las debe realizar igual. Por ejemplo: Si ud llega a un hogar ylo recibe un hombre bien ataviado, fumando un habano y acompañado por una señora harapienta, la cuestión:- "¿Quién maneja el dinero en la pareja?" la debe consultar de todas formas. Bajo ningún concepto debe dejarse llevar por sus instintos y pegarle una patada en el culo altipo.3) Si bien hay que ser cordial con la gente, está mal vistoponerse mimoso. Por ejemplo: juguetear con la empleada doméstica dellugar con las típicas preguntas candorosas:- "¿De quién es esaboquita?"- "Tuyita, tuyita" LEER más en el blog y si te agrada, hacete miembro.