lunes, 4 de octubre de 2010

Brasil, a la vuelta de la esquina

La Generación del Bicentenario se da estos gustos.
Sufre con Correa en Ecuador y a los tres días celebra con Lula y Dilma Rouseff en Brasil.
Ayer, esa generación del siglo XXI, ganó las elecciones brasileras y todo el continente salió a las calles.
Aunque festeje con pitos, matracas y tamboriles adentro de sus casas.
¿Se imaginan a Cristina en Argentina y Dilma en Brasil llevando las riendas de nuestra casa común, esta América del Sur?
“Chicos, a lavarse las manos antes de sentarse a la mesa; a hacer los deberes para mañana; alimentarse bien con la sopa diaria; ponerse las vacunas que corresponden; las cuentas en orden…”
Esa misma dedicación y pasión puesta al servicio de las cosas del Estado, es decir de sus pueblos. Y todo dicho con el tono amable y riguroso que corresponda, de señoras presidentas a los señores presidentes y ministros.
Es un momento histórico en el continente. Esta vez ganan los buenos. Aunque a veces se equivoquen. Aunque no tracen líneas rectas hacia su destino y escriban desprolijo su camino soberano.
En el exquisito libro de Felipe Pigna, “1810, La otra historia de nuestra revolución fundadora”, se transcribe un texto del viejo Juan Bautista Alberdi, interpretando a Manuel Belgrano y sus locuras. Escuchémoslo:
“Nosotros somos esos locos; ¿lo saben ustedes, mis amigos? ¡Somos locos, porque pensamos que hay una justicia eterna que es llamada a gobernar el mundo; somos locos, porque pensamos que todos los hombres nacen iguales y libres, que lo mismo en religión que en política ellos tienen derechos y deberes uniformes a los ojos del Cielo; somos locos, porque pensamos que todo los pueblos son libres y soberanos, y que no hay más legitimidad política en el mundo, que la que procede de sus voluntades; somos locos, porque pensamos que el reino de la razón ha de venir algún día; somos locos porque no queremos creer que los tiranos, y la impostura y la infamia, han de gobernar eternamente sobre la tierra; somos locos, porque no queremos creer que nada hay en el mundo de positivo y perpetuo, fuera de las cadenas, los cañones, el plomo y el crimen! Por eso somos locos, sí, y si por eso somos locos, yo me lleno de orgullo en ser loco de ese modo. Yo me ennoblezco con la locura de creer como creo, que un sepulcro está cavado ya para nuestros tiranos, que la libertad viene, que el reinado del pueblo ya se acerca, que una grande época va a comenzar.”
Lo quisimos recordar porque esta América de la UNASUR se parece bastante a Belgrano y sus bellas locuras.
Hay que estar atentos en los tiempos que corren. La rebeldía está en los gobiernos y el poder conservador en los llanos. El plano vertical se ha invertido.
Los poderosos no quedarán pasivos en las tribunas; mientras Rafael Correa y su Revolución Ciudadana, Evo Morales y sus pueblos originarios, Cristina Kirchner y la redistribución de la riqueza y la palabra, Hugo Chávez y la República Bolivariana, estén al frente de sus pueblos.
Esta generación apostó a la democracia y en buena hora que así sea. Pero no hay que bajar la guardia. Ellos, los golpistas de ayer y de siempre, están ahí, agazapados, en las sombras, conspirando, titulando basura con sus editoriales.
Ayer siguieron diciendo que lo de Ecuador apenas fue un “alzamiento policial” y criticaban al gobierno del país hermano por obligar a entrar en cadena nacional de radio y televisión a todos los medios, en medio de la balacera con que intentaban asesinar al presidente Rafael Correa.
¿Eso es o no es complicidad con el frustrado golpe cívico militar? ¿Son destituyentes o aún le queda alguna duda a alguien?
Cuando llueven las balas y hay sangre derramada y un presidente secuestrado, no hay que esconder la cabeza como el avestruz.
Por el contrario, hay que estar alertas, defendiendo palmo a palmo las conquistas sociales alcanzadas desde el 25 de Mayo de 2003 con Néstor Kirchner primero y con Cristina después.
Es el mejor momento para la América Latina.
Defender ese momento, es no pisar ningún palito provocador.

El Argentino, 4 de octubre de 2010

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