jueves, 7 de mayo de 2009

LA FERIA DE LAS VANIDADES

El sector de la oposición que sigue aferrada a la sombra de la triste figura de Julio Cleto Cobos, acaba de darle un cachetazo a la Coalición radical de Elisa Carrió.
“¿Y ahora qué hacemos?” Se preguntaban de un lado y del otro de la llamada “alianza residual”. Consultados algunos referentes del cobismo bonaerense, dispararon con munición gruesa contra sus hasta ahora socios de la UCR y la Coalición cívica.
Los cobistas, concientes que sus chances electorales caerán en picada hasta desdibujar por completo el sueño de llegar a las presidenciales, no dudan en adjudicar las principales responsabilidades de esta ruptura a Elisa Carrió.
Ven frustradas sus aspiraciones aún teniendo para exhibir al único personaje mutante de la política criolla.
Cleto Cobos, ese invento argentino que, a diferencia del dulce de leche, nos amarga y avergüenza, hoy está bebiendo de su propio veneno.
Por responsabilidad editorial y por buen gusto, preferimos no reproducir las acusaciones proferidas contra la platinada dirigente chaqueña.
Algunos radicales cívicos contraatacaron después contra los radicales cobistas, hasta hacerlos aparecer como unos angurrientos de poder que no cuentan ni con la mínima representatividad para exigir un concejal.
Convengamos, no obstante, que hay un avance respecto a la etapa aliancista fugada en diciembre del 2001 y es bueno para la salud democrática que esto suceda. En esta oportunidad, los aliancistas se rompen antes de los comicios y evitan de ese modo, que la ciudadanía quede a merced de sus desavenencias. Habrá que reconocer el favor que acaban de producir a los ciudadanos. Porque de no haber mostrado la hilacha ahora, se corría el riesgo que la desmemoria confunda a una importante porción de la sociedad, creyendo que las voces que adelantaban que esta alianza era sólo un matrimonio por conveniencia, verbalizaban una acusación sin fundamentos. Podrán incluso recomponer algunas líneas de acuerdo. Pero el papelón está hecho. Ya no son el promocionado “Acuerdo”; ahora serán objetivamente el “Desacuerdo Cívico y radical”.
Pasen y vean. Abrió sus puertas la feria que suele anteceder a los cierres de listas electorales.
La vanidad cotiza en alza cuando de aferrarse a una baldosa partidaria y legislativa se trata. La vanidad de los que no saben abrir con generosidad los espacios de integración y la de aquellos que con tal de obtener un lugar expectante en una lista, son capaces de entregar hasta el bastón dorado de la abuela.
¿Qué es lo grave de estas sociedades mediáticas y politiqueras? Que no están unidas por un proyecto común, que no comulgan entre ellos una pertenencia o identidad con un plan estratégico, más allá del modelo neoliberal que defienden. Es exactamente igual lo que ocurre con la otra porción de la oposición, la que encabeza Francisco De Narváez, Mauricio Macri y Eduardo Duhalde. Acuerdan en el modelo de ajuste, pero están a los mordiscones entre ellos.
Es el peligro que debería evitar la sociedad democrática para que no vuelva el pasado oprobioso que trajo tanto dolor a los argentinos.
No es una dato menor este, porque las diferencias y chisporroteos también ocurren en las orillas de quienes comulgan con el modelo de inclusión social gobernante. Pero en este caso, el modelo actúa como un gran articulador que procesa políticamente las diferencias que legítimamente puedan suscitarse. Y es un reaseguro para la sociedad saber que atrás de los hombres y mujeres que encarnan un proyecto, hay un modelo de país que defiende el empleo y garantiza la unidad.
Los principales opositores que sí habrá que seguir muy de cerca, son los grandes medios de desinformación. Se desvelan con sus titulares diarios en reemplazar la labor que les correspondería realizar a sus socios partidarios. Se terminarán transformando, definitivamente, en un simple y mentiroso panfleto opositor.
El futuro se abre paso pese a ellos.
Como afirmaron anoche el Intendente de Quilmes, Francisco Barba Gutiérrez y el ex Presidente Néstor Kirchner, llegó la hora de probar la templanza y la convicción en la construcción colectiva de un país justo, soberano y solidario. Y ésta es una epopeya nacional y popular que debería comprometer a todos los argentinos bien nacidos, más allá de banderías partidarias.
(El Argentino. 07.05.09)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buenas reflecciones, deberia leerlas esa otra mitad del pais (será la mitad mmmmmm lo dudo) muy claras faciles de entender Gracias

Comandante Cansado dijo...

Triste figura noooo, que parece que le decimos "quijote". Ni para Sancho Panza le da, que ese era fiel hasta el final.

Claudio Casco dijo...

Cleto Cobos, ese invento argentino que, a diferencia del dulce de leche, nos amarga y avergüenza, hoy está bebiendo de su propio veneno.Brillante Jorge!!

Claudio, Filomata