Todo está en orden. Las listas de candidatos fueron presentadas, con buenos modales o con empujones, sudando la gota gorda, abriendo o alambrando, muriendo o fornicando, riendo o llorando. Pero ya está. Largaron.
“Leguisamo solo, gritan los nenes de la popular”
No será nada fácil. Porque enfrente del Gobierno no hay carmelitas descalzas ni nenes de pecho. Saben que esta vez va en serio, que hay una Presidenta como Cristina que cuando más la castigan, más se aferra al modelo de redistribución del ingreso y de inclusión social que defiende. Y es una macana para la derecha. Porque ya no están los blindados de los dictadores para defenderlos, ya no está el “partido militar” para cubrir las debilidades de los cívicos y politiqueros que sólo sirven para la rosca de comité. Tendrán que arreglárselas solos, como puedan.
Quizás por eso mismo son más peligrosos.
¿Quién provocó y estimuló y organizó el ataque a la Intendencia Municipal de Lanús?
Piedra libre a los que empujan a los ocupas de terrenos fiscales y privados. Esos canallas sí que usan las angustias de los más pobres.
Cuando vemos y escuchamos al Intendente de ese distrito del conurbano bonaerense, Darío Díaz Perez, comparando tamaña violencia con las lamentables y dramáticas situaciones de saqueos ocurridas durante el 2001 y 2002.
Cuando entendemos que De Angeli y los patrones rurales que entraron en tropel a la pista aérea de Paraná para encarar a la Presidenta sabían lo que hacían y los peligros que provocaban.
Cuando uno lee en los diarios que la cabeza de lista que responde a Mauricio Macri y Eduardo Duhalde, el millonario colombiano Francisco De Narváez, está involucrado en una causa donde se investiga al catalogado como “rey de la efedrina”, por llamadas detectadas desde su celular.
Cuando uno ve por la televisión que el mayor representante de Julio Cleto Cobos, debe borrarse de las filas de la coalición cívica radical de Elisa Carrio, por presunta participación en la prostitución de menores.
Cuando uno escucha y ve por la tele la conversación entre Mariano Grondona y Hugo Biolcatti, el presidente de la Sociedad Rural, preanunciando un golpe de estado para la noche del 28 de junio en caso de una derrota kirchnerista.
Cuando uno oye a Gabriela Michetti y lee que estuvieron al borde las trompadas, entre los pesados que lideran su espacio.
Cuando uno escucha las declaraciones últimas de Domingo Cavallo afirmando que Eduardo Duhalde podría estar tramando un golpe contra el Gobierno, en consonancia con las afirmaciones de Elisa Carrio respecto al plan golpista abortado el año pasado.
Cuando uno junta todos estos escombros de la realidad, los arrima cual si fuesen piezas de un rompecabezas, los olfatea y articula entre si, cae en la cuenta que no hay que dramatizar nada para saber que el drama argentino sigue en cartelera.
Está en la historia mancillada después de 1976; lo que antes la derecha no podía lograr con los votos, lo pudieron con la traición de Ménem y luego con el helicóptero de De la Rúa y luego con la emboscada en el puente que costó la vida de Kosteki y Santillán.
Entonces, que no insistan más con que es un exabrupto afirmar que si las filas que se identifican con el proyecto nacional y popular liderado por Néstor Kirchner son derrotadas, el caos de la injusticia estará nuevamente entre nosotros.
Algo aprendimos y maduramos en estos últimos años como para darnos cuenta lo que está en juego en estas elecciones próximas.
Los violentos debieran ser desterrados para siempre de la vida que elegimos los argentinos. Y esto sólo lo puede garantizar un modelo de inclusión social.
Este domingo queremos irnos cantando un himno a la alegría y la esperanza. ¿Sabe porqué? Porque la democracia está del lado de los justos. Y del pueblo. Y entonces no habrá nada que temer sino mucho por festejar. Porque esta vez, armados de memoria, los ciudadanos de a pie podrán reafirmar el camino que vienen construyendo en defensa del empleo, de la producción, de los derechos humanos, de la unidad latinoamericana.
Y porque además, ya están los candidatos en la cancha.
Con eso solo, vaya si tenemos pilas para estar contentos.
“Leguisamo solo, gritan los nenes de la popular”
No será nada fácil. Porque enfrente del Gobierno no hay carmelitas descalzas ni nenes de pecho. Saben que esta vez va en serio, que hay una Presidenta como Cristina que cuando más la castigan, más se aferra al modelo de redistribución del ingreso y de inclusión social que defiende. Y es una macana para la derecha. Porque ya no están los blindados de los dictadores para defenderlos, ya no está el “partido militar” para cubrir las debilidades de los cívicos y politiqueros que sólo sirven para la rosca de comité. Tendrán que arreglárselas solos, como puedan.
Quizás por eso mismo son más peligrosos.
¿Quién provocó y estimuló y organizó el ataque a la Intendencia Municipal de Lanús?
Piedra libre a los que empujan a los ocupas de terrenos fiscales y privados. Esos canallas sí que usan las angustias de los más pobres.
Cuando vemos y escuchamos al Intendente de ese distrito del conurbano bonaerense, Darío Díaz Perez, comparando tamaña violencia con las lamentables y dramáticas situaciones de saqueos ocurridas durante el 2001 y 2002.
Cuando entendemos que De Angeli y los patrones rurales que entraron en tropel a la pista aérea de Paraná para encarar a la Presidenta sabían lo que hacían y los peligros que provocaban.
Cuando uno lee en los diarios que la cabeza de lista que responde a Mauricio Macri y Eduardo Duhalde, el millonario colombiano Francisco De Narváez, está involucrado en una causa donde se investiga al catalogado como “rey de la efedrina”, por llamadas detectadas desde su celular.
Cuando uno ve por la televisión que el mayor representante de Julio Cleto Cobos, debe borrarse de las filas de la coalición cívica radical de Elisa Carrio, por presunta participación en la prostitución de menores.
Cuando uno escucha y ve por la tele la conversación entre Mariano Grondona y Hugo Biolcatti, el presidente de la Sociedad Rural, preanunciando un golpe de estado para la noche del 28 de junio en caso de una derrota kirchnerista.
Cuando uno oye a Gabriela Michetti y lee que estuvieron al borde las trompadas, entre los pesados que lideran su espacio.
Cuando uno escucha las declaraciones últimas de Domingo Cavallo afirmando que Eduardo Duhalde podría estar tramando un golpe contra el Gobierno, en consonancia con las afirmaciones de Elisa Carrio respecto al plan golpista abortado el año pasado.
Cuando uno junta todos estos escombros de la realidad, los arrima cual si fuesen piezas de un rompecabezas, los olfatea y articula entre si, cae en la cuenta que no hay que dramatizar nada para saber que el drama argentino sigue en cartelera.
Está en la historia mancillada después de 1976; lo que antes la derecha no podía lograr con los votos, lo pudieron con la traición de Ménem y luego con el helicóptero de De la Rúa y luego con la emboscada en el puente que costó la vida de Kosteki y Santillán.
Entonces, que no insistan más con que es un exabrupto afirmar que si las filas que se identifican con el proyecto nacional y popular liderado por Néstor Kirchner son derrotadas, el caos de la injusticia estará nuevamente entre nosotros.
Algo aprendimos y maduramos en estos últimos años como para darnos cuenta lo que está en juego en estas elecciones próximas.
Los violentos debieran ser desterrados para siempre de la vida que elegimos los argentinos. Y esto sólo lo puede garantizar un modelo de inclusión social.
Este domingo queremos irnos cantando un himno a la alegría y la esperanza. ¿Sabe porqué? Porque la democracia está del lado de los justos. Y del pueblo. Y entonces no habrá nada que temer sino mucho por festejar. Porque esta vez, armados de memoria, los ciudadanos de a pie podrán reafirmar el camino que vienen construyendo en defensa del empleo, de la producción, de los derechos humanos, de la unidad latinoamericana.
Y porque además, ya están los candidatos en la cancha.
Con eso solo, vaya si tenemos pilas para estar contentos.
(El Argentino. 10.05.09)
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