Está volviendo Jorge Rivas al Congreso de la Nación.
El dirigente socialista, asumirá hoy la banca que le otorgó el mandato popular que lo eligió diputado hace ya dos años, después de luchar con la voluntad de un gigante, contra las gravísimas lesiones que le ocasionaran un par de ladrones la noche del 13 de noviembre de 2007.
El primer parte médico hablaba de un “paciente en coma, con un traumatismo craneoencefálico, asociado a hemorragia cerebral”.
Enterados de la tragedia, sus amigos y compañeros, corrieron a estar a su lado, acompañando a su esposa, a sus hijos, a sus padres.
A pasado un buen tiempo desde aquellos días donde el estupor se mezclaba con la impotencia y la angustia de no saber cómo terminaría finalmente su calvario, Jorge Rivas.
Por eso emociona y conmueve que esté volviendo para felicidad de todos los que lo aman, respetan y valoran, aunque no compartan todas sus ideas. Pero con su vuelta, nadie podrá negar que la política recupera a un militante, un tipo lleno de sueños y convicciones que supo deleitar a propios y extraños con sus discursos encendidos y poéticos, esas palabras justas y precisas que llenaron de orgullo a su maestro mayor, Alfredo Bravo.
Está volviendo Jorge Rivas y se hace inevitable no recordar el día que volvió a la Cámara de Diputados, Germán Abdala, aquel otro militante que nos sigue alumbrando desde un más que merecido lugar de la historia popular, guiándonos con su conducta de vida y su enorme claridad y luminosidad política.
Jorge Rivas vuelve para quedarse entre los suyos y si él nos permite, entre todos nosotros.
Es hora que la política se llene de tipos así, capaces de nutrir con su propio ejemplo de vida cada decisión que afecte la suerte del pueblo argentino. Jorge Rivas vuelve a sus afectos. Vuelve a su vocación.
La mariposa le ganó a la escafandra, Jorge.
No vuelve para sobrevivir en soledad. No vuelve lleno de resentimientos y odios. Vuelve lleno de amor y lucidez, con sus ojos bien abiertos para decirle que sí a una lucha que vale la pena, esa que busca la justicia social, la soberanía, el trabajo, la producción. Vuelve para seguir viviendo de la única forma que concibe la vida, dignificándola.
Quizás no sea casualidad que vuelva justo ahora que el destino de este país está en debate. Quizás, su regreso a la actividad política y parlamentaria, sea también una señal. Para que aprendamos qué cosa es la constancia, la apertura de ideas, la tolerancia, la voluntad, la virtud.
La tragedia duró apenas un segundo. Pero la reconstrucción de su vida, la que logró él solito, con la ayuda de médicos, enfermeros, familiares y amigos, duró casi dos años.
Inaugura un tiempo inédito en el Parlamento. Sus ojos, su mano, el equipo que lo acompañará hablarán con él. Y será maravilloso recuperar su brillante pensamiento para todos.
Hoy quisimos acompañar desde acá su vuelta. Mostrar como un hombre que viene de ser jirones, pudo sobreponerse al dolor y seguir el camino que eligió en su vida. Nadie debería tomar esta vuelta como un suceso más, como parte de un anecdotario frágil y fugaz, y por tanto, muy pronto olvidable. Creemos que con su vuelta, es la vida la que vuelve al recinto. Allí donde con aciertos y errores, los políticos como él, saben defender sin dobleces sus convicciones. Así lo conocimos y aprendimos a querer.
Y con este ejemplo, seguro que se lo podrá conocer y querer mucho más.
Estarán con él más cerca que nunca, Ariel Basteiro y ese otro hombre bueno llamado Oscar González, sus amigos de siempre. Estará su compañera.
Y nos imaginamos que también estará desde algún lugar la risa ancha del Viejo Alfredo Bravo, diciéndole “¿viste pibe que podías?”
Que ningún odio de los que sólo saben odiar, lo roce en este tiempo de su mandato, que aprendan de su mirada y de su ejemplo, ahora que el coraje y la bondad de Jorge Rivas, vuelven a ocupar legítimamente la banca que el pueblo le otorgó en las urnas.
El dirigente socialista, asumirá hoy la banca que le otorgó el mandato popular que lo eligió diputado hace ya dos años, después de luchar con la voluntad de un gigante, contra las gravísimas lesiones que le ocasionaran un par de ladrones la noche del 13 de noviembre de 2007.
El primer parte médico hablaba de un “paciente en coma, con un traumatismo craneoencefálico, asociado a hemorragia cerebral”.
Enterados de la tragedia, sus amigos y compañeros, corrieron a estar a su lado, acompañando a su esposa, a sus hijos, a sus padres.
A pasado un buen tiempo desde aquellos días donde el estupor se mezclaba con la impotencia y la angustia de no saber cómo terminaría finalmente su calvario, Jorge Rivas.
Por eso emociona y conmueve que esté volviendo para felicidad de todos los que lo aman, respetan y valoran, aunque no compartan todas sus ideas. Pero con su vuelta, nadie podrá negar que la política recupera a un militante, un tipo lleno de sueños y convicciones que supo deleitar a propios y extraños con sus discursos encendidos y poéticos, esas palabras justas y precisas que llenaron de orgullo a su maestro mayor, Alfredo Bravo.
Está volviendo Jorge Rivas y se hace inevitable no recordar el día que volvió a la Cámara de Diputados, Germán Abdala, aquel otro militante que nos sigue alumbrando desde un más que merecido lugar de la historia popular, guiándonos con su conducta de vida y su enorme claridad y luminosidad política.
Jorge Rivas vuelve para quedarse entre los suyos y si él nos permite, entre todos nosotros.
Es hora que la política se llene de tipos así, capaces de nutrir con su propio ejemplo de vida cada decisión que afecte la suerte del pueblo argentino. Jorge Rivas vuelve a sus afectos. Vuelve a su vocación.
La mariposa le ganó a la escafandra, Jorge.
No vuelve para sobrevivir en soledad. No vuelve lleno de resentimientos y odios. Vuelve lleno de amor y lucidez, con sus ojos bien abiertos para decirle que sí a una lucha que vale la pena, esa que busca la justicia social, la soberanía, el trabajo, la producción. Vuelve para seguir viviendo de la única forma que concibe la vida, dignificándola.
Quizás no sea casualidad que vuelva justo ahora que el destino de este país está en debate. Quizás, su regreso a la actividad política y parlamentaria, sea también una señal. Para que aprendamos qué cosa es la constancia, la apertura de ideas, la tolerancia, la voluntad, la virtud.
La tragedia duró apenas un segundo. Pero la reconstrucción de su vida, la que logró él solito, con la ayuda de médicos, enfermeros, familiares y amigos, duró casi dos años.
Inaugura un tiempo inédito en el Parlamento. Sus ojos, su mano, el equipo que lo acompañará hablarán con él. Y será maravilloso recuperar su brillante pensamiento para todos.
Hoy quisimos acompañar desde acá su vuelta. Mostrar como un hombre que viene de ser jirones, pudo sobreponerse al dolor y seguir el camino que eligió en su vida. Nadie debería tomar esta vuelta como un suceso más, como parte de un anecdotario frágil y fugaz, y por tanto, muy pronto olvidable. Creemos que con su vuelta, es la vida la que vuelve al recinto. Allí donde con aciertos y errores, los políticos como él, saben defender sin dobleces sus convicciones. Así lo conocimos y aprendimos a querer.
Y con este ejemplo, seguro que se lo podrá conocer y querer mucho más.
Estarán con él más cerca que nunca, Ariel Basteiro y ese otro hombre bueno llamado Oscar González, sus amigos de siempre. Estará su compañera.
Y nos imaginamos que también estará desde algún lugar la risa ancha del Viejo Alfredo Bravo, diciéndole “¿viste pibe que podías?”
Que ningún odio de los que sólo saben odiar, lo roce en este tiempo de su mandato, que aprendan de su mirada y de su ejemplo, ahora que el coraje y la bondad de Jorge Rivas, vuelven a ocupar legítimamente la banca que el pueblo le otorgó en las urnas.
(Jorge Giles. El Argentino. 20.05.09)
1 comentario:
Mientras tanto, el Partido Socialista bonaerense está intervenido.
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