jueves, 10 de enero de 2013

La vuelta a la patria en 80 días



Lo que parecía imposible, sucedió.
La historia dirá que un pueblo se reencontró ayer definitivamente con sus compatriotas de uniforme.
Está pasando aquí, en la Argentina, al sur de la América Latina más profunda.   
Lo hicieron posible 200 mil argentinos en el acto, 500 mil desde la costa y varios millones desde sus casas dando la bienvenida a la Fragata Libertad,
A la patria se la quiere o no.   
Se la siente o no.   
A veces se la sufre, se la extraña y se la sueña. A veces se la llora.
Y otras veces, como ahora, se la celebra con todas las banderas desplegadas.
“La patria es un peligro que florece” supo decir Leopoldo Marechal.
Hoy es una risa de pibes en el patio de la escuela, un abrazo que crece a la hora de encontrarnos en familia, una emoción compartida, una canción popular que vuela bajo el cielo marplatense saludando a la Fragata y recordando a Néstor Kirchner cuando con Chávez y Lula dijeron No al ALCA en este mismo lugar.
La patria no es una mercancía que se vende o se alquila, ni tiene carné partidario.
Pero los que estuvieron ayer se hicieron cargo de la patria, que es otra cosa.
La explicación la deben dar los ausentes, no los que pusieron el cuerpo.  
La patria no se merece el desprecio de los fondos buitres ni de sus portavoces locales.
Hay que decirlo sin caer en el juego de la provocación antinacional que está en operaciones: ayer fuimos testigos de qué cosa es la patria y qué cosa es la antipatria.
Y qué cosa es el amor y qué cosa es el odio.
La oposición, de la mano del Grupo Clarín, perdió ayer la oportunidad histórica de reencontrarse con la política, con la gente, con la patria y sus emblemas más significativos como la Fragata Libertad.
Venían de proponer pagar a los fondos buitres; después no aceptaron la invitación presidencial de concurrir a la bienvenida y por último, protestaron por TN contra el acto patrio de ayer en Mar del Plata.
No todo da igual en la vida. Por eso no es comprensible ninguna actitud antipatriótica.
Que estuvieran presentes las Madres, las Abuelas de Plaza de Mayo y los Hijos de aquellos que fueron desaparecidos por los que mancillaron el honor del uniforme militar, como Astíz, no deja lugar a excusa alguna que pretenda explicar la ausencia opositora ni la vergonzosa transmisión que hicieran los medios del Grupo de Magnetto.
Ya está.
Nada ni nadie podrán empañar la dignidad y la soberanía defendida con uñas y dientes por un pueblo y su Presidenta. 
Ayer se derrotó a los fondos buitres, a la resignación y al pasado más triste de los argentinos, de un solo plumazo nacional, popular y democrático.
Por eso hoy más que nunca, como dijo Cristina: Patria sí, colonia, no.

El Argentino, jueves 10 de enero de 2013

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