Argentina
es la prueba de que la historia escribe formando círculos ascendentes.
Allí donde
reinó el terrorismo de estado y la muerte, hoy anida la alegría creativa y la
vida a pleno.
Allí donde
navegaban solitarios marinos, sin pueblo que los acompañe, hoy está simbolizada
la mayor expresión de soberanía popular de los últimos años.
Hablamos, claro
está, de la ex ESMA y la Fragata Libertad.
Es tiempo
de soberanía y de justicia.
Entre las
políticas de inclusión social del gobierno de la presidenta Cristina Fernández
de Kirchner y sus políticas de industrialización y desarrollo económico que
posibilitaron capear el temporal de la crisis mundial, se produjo el mayor
número de condenados por delitos de lesa humanidad cometidos durante la
dictadura cívico-militar.
Fueron 24
los juicios realizados y 134 los criminales condenados. En 2013 se espera
concluir con otros 13 juicios.
¿Y si nos
preguntáramos si acaso este auto acuartelamiento de Clarín, la Sociedad Rural y
los jueces que les responden no son parte de la resistencia al enjuiciamiento
del genocidio?
La
crispación recurrente de los sectores de poder que han manejado a su antojo el
país durante décadas, crece proporcionalmente al crecimiento continuo de la
representatividad presidencial.
La
presidenta gobierna dignamente acompañada por un grueso del pueblo, mientras
esos sectores se arrojan furiosos sobre ella, con injurias y amenazas.
¿Qué
proponen como modelo superador? ¿Qué ideas de país ofrecen? ¿Qué dirigencia
nueva, renovada, virtuosa, inteligente, creíble, apegada al trabajo, aportan a
la ciudadanía en un año electoral?
Nos
conocemos todos y sabemos que no hay respuesta para estos interrogantes.
Algo muy
interesante:
La portada
de ayer de la BBC tituló con letras de molde: “Petróleo de esquisto, el
nuevo fenómeno energético”. En esa nota de investigación periodística y más
allá de las subjetividades expresadas, se dice que el petróleo y el gas no
convencional como el descubierto en Vaca Muerta, Neuquén, por nuestra empresa YPF,
podrían transformar la ecuación energética mundial. En nota adjunta se afirma
allí que Argentina alcanzaría y superaría incluso en la producción de gas a
Venezuela y Bolivia, alcanzando en tiempo más su pleno autoabastecimiento.
¿Y si nos preguntáramos, además, si no es esta realidad
presente y futura venturosa para el país la que alborota el nido de buitres,
serpientes y escorpiones?
Con este proyecto nacional y popular la Argentina agigantó
su patrimonio soberano.
¿Y no te preguntas cómo lo hicimos?
Mañana cuando llegue la Fragata Libertad, comprobaremos que
lo hicimos entre todos.
O casi todos para ser más justos.
El Argentino, martes 8
de enero de 2013
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