El próximo 27 de abril una buena parte del pueblo se movilizará hasta el estadio de Vélez para brindar su apoyo a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La representatividad de los convocantes al acto demuestra una realidad esperanzadora.
Unidad nacional, popular y democrática, la llaman.
El día después que Argentina recuperó el control soberano sobre YPF permitió observar ésta y otras conductas.
Veamos.
Axel Kicillof y el ministro Julio De Vido fundamentaron ante los senadores, con magistral solvencia y convicción, la recuperación de YPF.
Algunos opositores, más que criollos, parecían accionistas de Repsol.
Los presidentes de Bolivia, Venezuela y Uruguay manifestaron su apoyo a la decisión argentina.
Unidad latinoamericana, se llama.
Los gobernadores de las provincias petroleras expresaron su plena satisfacción por la recuperación de YPF.
Distintas representaciones políticas, sindicales, empresarias, culturales y de derechos humanos lo hicieron en el mismo sentido positivo.
Unidad nacional, se denomina.
La Unión Europea declaró que ni ellos ni la Organización Mundial del Comercio tienen competencia en esta decisión que legalmente adoptó la Argentina.
Sectores de izquierda, “los indignados” y agrupaciones ambientalistas españolas, expresaron su apoyo al gobierno y al pueblo argentinos en torno a YPF.
Respeto internacional, le dicen.
Pero no todas fueron rosas.
El presidente de España, Mariano Rajoy, se despachó a gusto contra la Argentina, afirmando que esta expropiación “perjudica la reputación” de nuestro país y “lo aísla del resto del mundo”.
¿Ajá? ¿Y por casa como andamos, presidente?
Su socio político local, Mauricio Macri, ausente ante el traspaso de los subterráneos porteños y en la reciente catástrofe natural que azotó la región metropolitana, declaró estar “triste y dolido” por la defensa oficial de nuestra soberanía energética.
En ese marco adelantó que el PRO votará en contra del proyecto enviado por el Ejecutivo al Congreso.
O sea.
Macri, ausente con los propios, presente con los ajenos.
Las editoriales de Clarín y La Nación tuvieron igual actitud que Macri-Rajoy.
Carrió y otros, parecían más papistas que el Papa. Es el caso del diputado del PRO, Julián Obiglio que señaló sin ponerse colorado: “Argentina va camino a convertirse en la Venezuela chavista. Esta expropiación es demencial y su único resultado será el aislamiento internacional”.
Macartismo de baja estofa.
Sólo hay una verdad: los argentinitos, se llamen Antonia, Antonio o como se llamen, pueden dormir tranquilos.
Somos un país cada vez más libre, más soberano e igualitario, con una democracia que felizmente, no acata reyes que matan elefantes.
El Argentino, miércoles 18 de abril de 2012
1 comentario:
¡Cada día más linda la patria!
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