Malvina y Soledad son los pies desnudos de la patria.
Llevan ya 179 años de andar sobre la neblina de nuestros mares reclamando volver al único cuerpo al que pertenecen: la Argentina y la América Latina.
Por eso dejan sus huellas en el tiempo. Cuando caminan, cuando sueñan, cuando callan, cuando ríen, cuando lloran, cuando reclaman por su soberanía azul y blanca.
Mientras esperan abrazar al continente, saben que el colonialismo sólo sabe de guerras.
Ahí está Cameron, el premier ingles discípulo de Margaret Thatcher que envía al poderoso destructor HMS Dauntless y soldados armados hasta los dientes a defender los fantasmas del pasado.
Si hasta se parece al genocida Galtieri en su afán belicista; es su prolongación, su misma lógica blindada; cuida el legado de la guerra a falta de argumentos y razones valederas del derecho y el revés.
La democracia y la verdad no le caben a él ni a la nobleza y mucho menos a la plataforma petrolera que depreda el Atlántico que baña nuestras Islas.
Tampoco a los que niegan por aquí la orgullosa historia de esta Nación y este Pueblo.
Sólo cuando el derecho internacional, el camino de la paz, la diplomacia, la inteligencia de los pueblos, la perseverancia de los argentinos, logre devolverlas a nuestro continente, Malvinas se llenará de criollos y abrazará sin rencores a quienes quieran seguir bajo su cielo.
En Ushuaia flamea la bandera que le falta a Malvinas.
Allí están los ex Combatientes, los familiares de los caídos, las Madres de la Plaza, los ministros, los legisladores, la gobernadora, la Presidenta de la Nación, los chicos de la escuela primaria y de la secundaria, los ciudadanos de uniformes y el pueblo todo.
Suena el Himno como pocas veces. Si parece que hasta el cielo canta.
La democracia recuperará Malvinas.
Honor y Gloria a nuestros muertos queridos.
La Presidenta Malvinera, como llaman a Cristina, vibró emocionada al recordar a los caídos, en especial a los jóvenes que por miles defendieron nuestra soberanía. Reivindicó la política de Verdad, Memoria y Justicia que iniciara Néstor Kirchner en su mandato y denunció, desde allí, al terrorismo de estado que provocó la guerra de 1982.
Denunció al colonialismo y al desequilibrio injusto que establecen las potencias, como Gran Bretaña en Naciones Unidas, al imponer su dominio usando el lugar que ocupan en el Consejo de Seguridad.
Cristina informó que solicitó a la Cruz Roja Internacional para que tramite y logre la identificación de todos los soldados muertos y enterrados en Malvinas.
La democracia inclusiva corre todos los velos que ocultaban la verdad.
Las Malvinas son argentinas.
Su historia, aun descalza, camina dignamente.
El Argentino, martes 3 de abril de 2012
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