miércoles, 4 de abril de 2012

Duhalde, el bueno


Era un tipo bueno, sin lugar a dudas.

No se equivocó Néstor Kirchner cuando lo nombró Secretario de Derechos Humanos de su gobierno.

No se equivocó Cristina cuando lo ratificó en el 2007 y luego en el 2011.

No se equivocaron las Madres ni las Abuelas ni los Hijos ni los sobrevivientes ni los ex presos políticos ni los testigos en causas por crímenes de lesa humanidad cuando lo abrazaban afectuosamente en cada encuentro oficial o de ocasión.

El que se va era llamado “Duhalde, el bueno”, no sólo para diferenciarlo de los horribles que bancaron los indultos a los genocidas, sino porque era bueno

Pocos como él interpretaron esta etapa histórica signada por la política de Memoria, Verdad y Justicia con que Néstor y Cristina Kirchner condujeran la nave del Estado.

Caminaba diariamente los estrados judiciales para llevar a juicio a los criminales del terrorismo de Estado.

Se veía a sí mismo como el último Secretario de los Derechos Humanos que ponía en prisión a los genocidas y el primero que abriría la puerta, inexorablemente, a una nueva época sin juicios pendientes. Y sin olvidos.

A poco de conseguirlo, el cuerpo le dijo basta. Y se nos fue otro de los buenos.

Duhalde, el bueno, tenía la mirada serena, la voz aguardentosa de los viejos poetas, la didáctica incisiva de los buenos historiadores y la tozuda constancia del militante convencido de lo que había que hacer.

Se lo recordará como el rostro de los derechos humanos en tiempos de los Kirchner. Todo un orgullo para los tiempos que corren.

Nos deja un faro encendido para alumbrar los caminos.

En 1998 escribió un brillante artículo para esa monumental obra periodística llamada “Decíamos ayer…” de Eduardo Blaustein y Martín Zubieta, donde advertía la necesidad de profundizar las denuncias sobre la costilla civil de la dictadura.

Duhalde señalaba con claridad sonora su composición cívico militar y el rol estratégico que les cupo a los grandes medios, como Clarín y La Nación, en la tragedia sufrida por los argentinos.

Decía Duhalde, el bueno:

“Hegemonizada la sociedad desde el proyecto estatal terrorista, con una enorme contribución de los medios de prensa, hubo, en los estratos civiles, pertenencias y complicidades, mayores y menores. Es tarea pendiente de los investigadores sociales un estudio exhaustivo del tema”

Y culminaba: “El juicio al Bloque Civil de la dictadura genocida es el que sigue ausente y el que el restablecimiento de la verdad histórica exige”

A 14 años de aquellas palabras, la Argentina está más luminosa.

Tanto que el último 24 de marzo la bandera principal sentenciaba: “Los Grupos económicos también fueron la dictadura”.

Gracias y hasta siempre, compañero del alma, compañero.

El Argentino, miércoles 4 de abril de 2012

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