jueves, 23 de diciembre de 2010

Mañana es nochebuena



Mañana es Nochebuena y pasado Navidad.

Se nos va al galope el Año del Bicentenario y es hora de empezar a alzar las copas y brindar con la familia y los amigos.

Quién esté libre de tristezas, bendito sea por siempre y disfrute de la vida.

Y el que no, también.

Siempre, mucho más en estos días, tenemos bien ganado el derecho a ser felices.

Claro, quizás como nunca antes, estas Fiestas encontrarán a muchos argentinos con la melancolía de un adiós tan inoportuno como doloroso: el adiós a Néstor Kirchner, el presidente que sacudió la modorra de una democracia tutelada por los grandes grupos del poder económico, para devolverle a la política la potestad de nuestro destino colectivo.

La historia quiso esta vez que un dolor tan profundo como ese, trocara casi en un mismo acto, en la renovada energía que una gran mayoría del pueblo depositó sobre el regazo presidencial de Cristina Fernández de Kirchner.

El liderazgo popular de Cristina brinda certeza y esperanza a una sociedad abrumada por las pálidas y las mentiras escandalosas que tiran los grandes medios como Clarín, TN, La Nación y asociados.

Para ellos, como para sus voceros políticos de la oposición, no hay “zoronga” que les venga bien.

Cuanto mejor le va al país, más crispados se ponen.

Hay que dejarlos solos, ladrándole a la luna como lo vienen haciendo desde que supieron que ya no eran el patrón de la esquina, que no imponían más la agenda a discutir, que se terminó la política del apriete de una o cinco tapas de Clarín cuando un político o un gobierno no cumplían con la orden de Magnetto.

Por eso es triste ver a políticos opositores compartiendo la mesa con los que fueron cómplices civiles de la última dictadura.

Se comen ese apriete y pierden autoridad moral por genuflexos.

Que sea una Navidad en Paz, es un deseo milenario.

Hoy es más válido en la ciudad de Buenos Aires donde el propio gobierno del PRO dispara odio contra los vecinos.

Hay mucho para celebrar, así como hay mucho más para seguir avanzando.

Si se recuperaron cinco millones de empleos, habrá que seguir con este modelo para construir cinco millones más.

La Asignación Universal por Hijo es la medida social más revolucionaria que haya implementado un gobierno democrático. Ningún pibe, ninguna piba están a la intemperie en la Argentina.

Los juicios a genocidas por delitos de lesa humanidad fueron y son una bocanada de aire nuevo para la democracia.

Los niveles de consumo interno, en especial las compras de fin de año, baten récord histórico en cualquier medición que se haga.

La pertenencia a la Patria Grande Latinoamericana…en fin, por lo que se hizo entre todos y por lo que aún nos falta: ¡Salud!


El Argentino, jueves 23 de diciembre de 2010

1 comentario:

Roque Baruyo dijo...

Gracias por su laburo, que lleva siempre lucidez y emoción, las dos condiciones indispensables para persuadir a tantos compatriotas negados a la verdá. Al fin y al cabo ése es la tarea esencial que nos toca. Amor, fe, confianza, también templanza, compañero Jorge.