Todo lo efímero es opositor. Y viceversa.
Como si no les alcanzara con el mote de anacrónicos que se ganaron, los opositores que conforman los distintos abanicos políticos, arman y desarman sus alianzas con la finitud de un suspiro.
En este marco, los lanzamientos de candidatos hablan más de las pujas internistas que del posicionamiento real de proyectos creíbles y duraderos.
Atrás quedó la euforia que exhibían hasta hace poco, cuando desde el peronismo conservador, por un lado y desde el radicalismo aliancista, por el otro, se ufanaban de ir atrás de un solo candidato fuerte.
A barajar y dar de nuevo, dicen ahora.
Quizás el mazazo más lapidario para las chances opositoras corra por cuenta de las plumas sagradas del monopolio mediático.
El triste papel que cumplieron desde el Grupo Clarín y sus socios de La Nación, tras la operación lanzada por su portavoz español, el diario El País, cables divulgados por WikiLeaks mediante, los pone en el mismo papel que cumplieran aquellos que acompañaron a Spruille Braden en 1945 contra Juan Domingo Perón.
Perdieron toda honorabilidad ciudadana.
Son más topos de la embajada, que periodistas de una tribuna republicana.
El descrédito de estos medios aumenta a pasos acelerados y con ello, quitan a los opositores la vidriera que los inventaba, los sostenía y los divulgaba masivamente.
Una cosa es ser candidato bendecido por un medio creíble y otra, por un medio cipayo y mentiroso.
En la otra orilla, Cristina se muestra con soltura en su rol de Presidenta de los argentinos y Jefa de un amplio movimiento político, social y cultural que expresa el modelo gobernante de desarrollo con inclusión social.
El Kirchnerismo que le dicen.
Después de la XX Cumbre Iberoamericana, Mar del Plata parece encaminada a convertirse en el lugar donde las Cumbres internacionales más significativas encuentran el verdadero norte para nuestros pueblos.
Si la IV Cumbre de las Américas terminó siendo allí el entierro definitivo del ALCA en el 2005, ésta de ahora será recordada como aquella que consolidó una misma mirada latinoamericana para enfrentar la crisis económica y política que sacude al mundo.
No es una mera coincidencia que ambas Cumbres sesionaran teniendo como temas principales, aquellos propuestos por la Argentina.
En las dos oportunidades fueron, alternativamente, “Crear Trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática” y “Educación para la inclusión social”.
Los pasillos de la diplomacia cuentan que el tema del trabajo inclusivo, impulsado en 2005 por el presidente Néstor Kirchner a través del ministro Carlos Tomada, pasó de la resistencia, al ninguneo por el entonces gobierno de George Bush.
Había que atreverse a defender al trabajo como ordenador de la sociedad en un mundo donde la potencia imperial venía a imponer a rajatabla el tratado de “libre comercio”, es decir, la reafirmación del mercado, como vector privilegiado.
Cuando el país anfitrión, Argentina, sentó sus convicciones en las reuniones previas todos entendieron, también los EE.UU., que el lema, mal que les pesara, sería el trabajo.
El tiempo demostró que no fue un mero consignismo de ocasión. Porque desde entonces nuestro país recuperó cinco millones de empleos que habían sido destrozados por la crisis del 2001 y 2002.
Desde entonces tampoco se habló más del ALCA. Y América del Sur se lanzó a construir de la mano de Kirchner, Lula y Chávez y los demás presidentes de la región que se fueron sumando, la más larga y profunda experiencia de unidad que se haya construido en el continente en doscientos años de historia.
Esta Cumbre Iberoamericana está llamada también a convertirse en un antes y un después para la región.
A propuesta de Cristina se realizó el Primer Encuentro Sindical, a la par del Encuentro Empresario que ya existía. Todo un precedente para el futuro.
La ausencia del presidente español, Rodríguez Zapatero, tampoco es una anécdota; es un síntoma.
El contexto de estas Cumbres siempre fue bosquejado y un poco más, por la presencia de España.
El “porqué no te callas” del rey Juan Carlos a Hugo Chávez en la Cumbre realizada en Santiago de Chile, es una triste pero fiel metáfora de lo que decimos.
Son las crisis causadas por las políticas del modelo neoliberal y las medidas aplicadas para enfrentarlas por parte del gobierno español, las verdaderas causas de la inoportuna ausencia.
Europa sigue empeñada en enfrentar el incendio provocado por las políticas neoliberales con más políticas neoliberales. Lo peor es que el costo más dramático lo pagan los pueblos, los más humildes, los trabajadores. Siguen creyendo, esos gobiernos, que será el mercado el que los rescatará del abismo al que los arrojó él mismo con sus políticas especulativas.
Mientras tanto, en el viejo hemisferio, el estado se encarga de afilar el cuchillo del ajuste contra los derechos sociales que seguían en pie. Recortes de salarios, de jubilaciones, de asignaciones familiares y de beneficios logrados durante el estado de bienestar.
El FMI y los organismos multilaterales de crédito desempolvan las mismas recetas que aplicaron en nuestra región durante los años noventa, como si nada.
Sin soberbias, con el afecto que sentimos por el pueblo español más allá del destrato que sufrieran compatriotas nuestros en el último tiempo, creemos que hubiese sido de mucha utilidad para Zapatero y su gobierno dialogar con sus pares de la UNASUR en Mar del Plata.
Es de sabios aprender de las experiencias de otros que han pasado por situaciones similares y que si han salido de la crisis es porque vencieron esa pretendida ley de gravedad impuesta por el neoliberalismo.
De la exclusión social no se sale con más exclusión, sino con más y mejor educación, más políticas de inclusión, más crecimiento y desarrollo sostenido.
Como lo viene haciendo América Latina, que por algo está destinado a ser el continente del futuro.
El homenaje a Néstor Kirchner y la presencia de Hebe rubrican, en tanto categoría política, la trascendencia de esta Cumbre.
Miradas al sur, 5 de diciembre de 2010
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