lunes, 14 de noviembre de 2011

Los zapatos de la patria


Alguna vez fuimos un país descalzo.

Un país sin casas ni caminos ni automóviles no precisa andar calzado.

Alguna vez fuimos un país sin escuelas.

Un país sin alumnos ni trabajadores ni productores no precisa andar calzado.

Alguna vez fuimos un país sin turistas.

Un país sin jubilados ni viajeros ni cantores no precisa andar calzado.

De allá venimos todos, de ese viejo país de la injusticia y la tristeza de andar descalzos por las calles de la vida.

Es preciso que usemos la memoria como un arma cargada de futuro, parafraseando al poeta.

Es preciso que les recordemos a la dama y al caballero que, desprevenidos, repiten como un loro lo que leen en Clarín y La Nación, que les recordemos decía, que hubo un tiempo, no hace mucho, donde el infierno tan temido estaba aquí a la vuelta, en el fondo de la casa, en esa pesadilla que tenía el domicilio fijo en la almohada, en el flaco sueldo que se moría de pena a mitad de cada mes, en la falta de trabajo.

Pero para que nadie crea, confundido de olvidos, que sólo nos conformamos mirando por el espejo retrovisor, es preciso que pintemos entre todos una bandera gigante, con fondo patria, azul y blanco y escribamos, por ejemplo: ¡Argentina producirá este año 115 millones de pares de calzado!

Levantemos la voz, sin prepotencia alguna, sólo para que se escuche a lo lejos una humilde noticia de este tiempo, pero que nos hace tan felices, ahora que ya no somos un país descalzo ni andamos por la vida con zapatos rotos.

Pase, vea y compare, señora, señor:

La ministra de Industria, Débora Giorgi, afirmó en un bello texto que la Argentina duplicó la producción nacional de calzados en los últimos 7 años y que casi triplicó el consumo de zapatos.

De ser alguna vez un país que arrastraban por el suelo los mercaderes del templo neoliberal, nos hemos convertido en un país “cien pies” que no para de andar de aquí para allá.

La industria del calzado es un buen ejemplo para entender lo que está pasando.

Venía a los tumbos y en un puñado de años, Néstor y Cristina mediante, se pusieron de pie y echaron a andar con taco y suela nueva.

Mil fábricas pequeñas y medianas. 70 mil personas trabajando en ellas. Apreciados en el extranjero por su porte y elegancia, ya llevan exportados 1.200.000 pares, revirtiendo la tendencia nefasta del pasado.

Zapatero a tu zapato, ahora que se puede caminar a cielo abierto, desoyendo los aullidos de esos lobos desdentados que tienen sus madrigueras en las tapas de Clarín y el zócalo de TN.

Usted sabrá disculpar. Pero este día quisimos arrancar de esta manera.

¿Qué importa si Susana se quedó sin poder comprar más dólares?

La patria camina con zapatos nuevos. Y eso sí que es importante.


El Argentino, lunes 14 de noviembre de 2011

2 comentarios:

carlos dijo...

Jorge, muy acertado lo que decís felicitaciones. Como viejo peronista te cuento que con enorme alegría compruebo que "no nos han vencido". Abrazo.-

jorge giles dijo...

Un abrazo Carlos y gracias por tus palabras. Claro que no nos han vencido!!!!
Jorge