La victoria de Cristina es la victoria de un pueblo que se ha echado a andar por los caminos con todas sus banderas. Y ya no tiene retorno.
De aquí en más, la Argentina entra en estado de gracia permanente.
Para llamar al amor y la igualdad a todos los que quieran sumarse.
Para convocar a la paz en el mundo desde el lugar de paz que supo construir con Néstor Kirchner.
Para entregar la posta a los jóvenes, a las mujeres, a los trabajadores, a los humildes de toda humildad, a los que no piden nada para ellos sino para el pueblo al que pertenecen.
El resultado electoral es conmovedor.
Cada urna estaba llena de pueblo. Cada cuarto oscuro, lleno de luz.
“Cristina” fue el nombre propio de este domingo 23 de Octubre del 2011.
Podrán y deberán volar millones de palabras al viento de aquí en más, de este a oeste, de sur a norte y entrecruzarse entre ellas en un gran alboroto nacional y popular, un remolino de alegría, porque la patria encontró su norte definitivamente y se llama Cristina y se llama Néstor.
La Patria es la que grita ahora: ¡Argentinos, tenemos pueblo!
Un abrazo tras otro en la histórica Plaza de Mayo y en todas las plazas de este bello país, cada vez más bello y más justo, le devolvió el significado a todas las cosas de nuestras vidas y de nuestra historia.
Era para esto que sobrevivimos. Era para esto. Ahora lo sabemos.
Nos reconocimos, colectivamente, iguales, hermanos, compañeros, amigos, parientes del amor y la memoria. Como si nos reconociéramos en nuestras nuevas y antiguas soledades, en un mismo nombre y todos a la vez: “Cristina”.
La alegría es patrimonio público desde ayer.
La profundización de este rumbo no es nada más ni nada menos que la redistribución del derecho a ser felices. El derecho a abrazarnos y amarnos dónde y cuándo tengamos ganas.
Juro que quise escribir un análisis que presuma de análisis político del triunfo de Cristina. Pero el corazón me ganó de mano y se puso a relatar con su propia voz.
No hay comparación con otros momentos semejantes.
Si hubo muchos votos de un lado y poco o nada del otro, es porque esta sociedad ha reconstituido su tejido roto, golpeado, herido. Y lo quiso demostrar con una luminosa jornada de victoria, para que no queden dudas.
Nada habrá que temer.
Claro que sería mejor si los dueños del odio y el resentimiento entienden que ha llegado la hora que depongan las armas de la sinrazón.
La victoria del pueblo siempre es generosa. Abraza a todos. Invita a cantar. A seguir soñando.
Néstor fue el que arrancó la marcha cuando dijo que no dejaría sus convicciones en la puerta de la Casa Rosada.
El pueblo y Cristina no las dejaron ayer, en la puerta grande de la historia.
El Argentino, lunes 24 de octubre de 2011
2 comentarios:
Cuando hablamos con el corazón en la mano, le imprimimos vida a nuestros relatos. De lo contrario serían historias artificiosas que no nos enseñan nada porque en ellos está ausente la vida…Tus notas querido compañero nos llegan tan hondo porque dan cuenta de esa mística popular. Esa que hoy, y al decir de Don Arturo, nos hace sentir vencedores, en esta conciencia definitiva que los argentinos hemos tomado de lo argentino…Gracias compañero y disfrutemos la victoria con la grandeza de los humildes como nos enseñó Néstor y como nos lo demuestra nuestra Presidenta Coraje. Abrazo
el pueblo puso el corazón y la esperanza en las urnas, no solo una voleta!
http://lamierdaoficialista.blogspot.com/
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