El día de ayer fue todo Néstor Kirchner.
El viento frío que venía del sur. El sentimiento a flor de piel.
El homenaje repartido de manera federal hasta el último rincón de la patria.
La capital argentina fue Río Gallegos, su lugar en el mundo.
Pero también fue la histórica Plaza de Mayo, su otro lugar.
Las Madres con su Radio Abierta en conexión directa con el cielo para hablar con Néstor.
Y más tarde la juventud, los trabajadores, los más humildes, los oficinistas, los artistas y ese piberío que se da cuenta que es otra Argentina la que vino a quedarse entre nosotros, después de Néstor y Cristina.
La vigencia de Néstor se mide por la sustancia con que está formada.
Él no es un pálido recuerdo en el aura colorida de la metafísica.
A Néstor se lo extraña, se lo nombra, se lo quiere.
Se lo lleva. Se lo abraza. Se lo llama.
Si no fuera así, habría que responder lo que el alma se pregunta al escuchar una canción de Silvio:
¿Quién planificó esa sincronía perfecta de realizar el Censo Nacional más completo de la historia, el mismo día que se nos iba el mejor reparador de sueños de los argentinos?
¿Y quién organizó, apenas cuatro días antes del primer aniversario de su partida, la más conmovedora victoria electoral de esta democracia?
¿Y quién quiso que una noche antes de ese aniversario, la justicia dictara las condenas contra los máximos represores de la ex ESMA durante el terrorismo de estado?
Habría que recomponer esta sustancia, reconstruyendo la huella.
El 25 de noviembre de 2009, cerrando un Seminario de la Corriente Nacional y Popular del Frente para la Victoria, Néstor Kirchner dijo:
“No nos perdonan el fin del indulto, no nos perdonan y fíjense ustedes que no es casualidad, que cada vez que se inician juicios colectivos, donde se juzga a varios señores de la etapa de la dictadura militar, siempre aparece alguna gente que puede estar protestando legítimamente por sus derechos, como pasa en cualquier democracia y es natural, en el marco de saber también cuáles son los intereses que están en juego; pero las provocaciones más fuertes siempre llegan cuando se inician este tipo de juicios.
Dentro de pocos días, ustedes saben, que gracias a Dios ya se pondrán en marcha a fondo los juicios de la ESMA; preparémonos y estemos atentos ante cualquier cosa rara. Los ataques permanentes de algún gran defensor de la consigna, de la doctrina y la filosofía de ese proceso, no son casualidades”.
El veía más lejos que todos.
Si hasta la decisión de la Presidenta, de obligar a mineras y petroleras a liquidar en el país los dólares que obtienen de la exportación, parece otra clara demostración de que Néstor sigue vivo entre nosotros.
El Argentino, viernes 28 de octubre de 2011
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