Pedimos prestado el significativo nombre de la bella y profunda novela del escritor peruano Ciro Alegría, para intentar explicar y explicarnos lo que viene sucediendo en la otra punta del continente americano. Ahí vamos.
El partido demócrata del presidente Barack Obama fue derrotado con comodidad en las recientes elecciones legislativas de los Estados Unidos.
La derecha conservadora del partido republicano ganó, pero al mismo tiempo fue superada ampliamente en las mismas elecciones.
¿Pues entonces quién ganó las elecciones en los EE.UU?
Siéntese, tómelo con calma, pero debo decirle que ganaron los ultraderechistas de un grupo fundamentalista llamado "Tea Party" los que a pesar de haber ido en las boletas de los republicanos, por que ellos lo son también, conforman un espacio mas parecido al Ku Ku Klan de la política norteamericana que a un grupo de atildados señores de una democracia moderna.
Así como se lo digo.
Los ganadores difunden sin escrúpulos sus rabiosas posiciones contra el aborto legal y el matrimonio gay y a favor del racismo y la supremacía de los blancos.
Estos fanáticos del libre mercado y cero estado para regular la economía, basaron su campaña electoral presentándose como los salvadores de la gran crisis que azota al mundo y especialmente a los EE.UU y culpando a Obama de no haber hecho nada bueno a favor de los intereses nacionales.
Claro, su envoltura es la de un movimiento popular y moralista que clama porque el Estado deje de mantener todo espacio donde se refugian los que en su debilidad social, arrastran a la catástrofe al conjunto de los buenos vecinos.
Basta de educación y salud pública, basta de impuestos para sostener el gasto público, basta de protección ambiental, basta de inmigrantes que no hacen más que diluir la identidad americana.
Basta de tener un presidente negro en la gran potencia blanca.
Por lo tanto, nada habrá que esperar de ese mundo ancho y ajeno que va camino a profundizar un modelo social y económico que está en las antípodas del modelo de desarrollo inclusivo y recuperación del Estado que hoy gobierna mayoritariamente en nuestra América Latina.
Hace ya tiempo que venimos divulgando lo que dramáticamente nos enseña la historia de la humanidad en los últimos cien años: de toda gran crisis los países salen para la derecha o para la izquierda (dicho así groseramente y para entendernos mejor).
O triunfan los mismos que ocasionaron la fenomenal crisis, ofreciendo nuevas ambulancias y fármacos placebos para sus víctimas. Como en los EE.UU.
O triunfan aquellos que proponen más consumo interno, más mercado nacional, más producción industrial, más desarrollo social inclusivo, más educación, más y mejor empleo, más Estado. Como en la Argentina.
El nazismo y el fascismo nacieron, en el siglo pasado, de la madriguera gestada en otra gran crisis. Hay que sacar lecciones de la historia.
Y una de esas lecciones es que no hay que dormirse en tiempos donde los cambios se suceden a la velocidad del rayo.
Con un discurso progresista, los demócratas ganaron hace apenas dos años.
"Y sin embargo, ay, mirá lo que quedó".
Una suerte electoral semejante viene sucediendo en la vieja Europa.
Ojo al piojo. Porque la Argentina y todos los países de la UNASUR son parte del mismo planeta, por si alguien lo olvidó.
En EE.UU esa derecha populista y fanatizada se llamará "El Partido del Té", pero en nuestra región hay varios personajes que apetecen las masas finas para acompañarlos cuando sea la hora señalada.
Vaya con la coincidencia, pero el triunfante Tea Party, que no es un convento de monjes, fue financiado por el multimillonario Rupert Murdoch, dueño del grupo de medios de comunicación más poderoso del mundo, que cuenta con la cadena televisiva Fox y varios importantes e influyentes diarios, como The Wall Street Journal.
Es decir, por la misma corporación mediática que le hizo la vida imposible a Obama en estos dos años de gestión.
Tranquilos. Estamos en la Argentina y Cristina es la presidenta de la nación.
El Argentino, jueves 4 de noviembre de 2010
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