lunes, 27 de julio de 2009

EL DÍA DESPUÉS DEL DIÁLOGO POLÍTICO

Arranca hoy la última semana del mes, con el buen augurio de la continuidad del dialogo convocado por la Presidenta.
Los cambios en la hoja de ruta gubernamental se siguen sucediendo sin prisas pero sin pausas, en espejo casi con el escepticismo manifestado por algunos dirigentes de la oposición, fogoneados por los medios de comunicación monopólicos que no paran de amenazar sobre “el día después del dialogo”
Pareciera que el alarde republicano de quienes festejaron inicialmente la convocatoria al intercambio de ideas y proyectos, trocó por una suerte de ultimátum para que el Gobierno acepte sin chistar la melodía que prenden imponerle. Un grueso error autoritario.
Manifestaron, incluso, que “el Gobierno actúa como si hubiese ganado las elecciones”. Es comprensible esta desorientación en quienes abandonaron el barco ante el primer traspié, cuando les tocó ser timoneles del Estado, en épocas que hoy parecen remotas.
Pero es esta una situación muy diferente.
Deberán entender definitivamente, que no hay “día después” en términos beligerantes, sino democráticos.
La gobernabilidad deberá transcurrir de aquí en más por los carriles que marca la Constitución; sea en una mesa de encuentro en la Casa Rosada, sea desde las bancas legislativas del Parlamento nacional, sea desde la recolección masiva de firmas para oponerse, por ejemplo, a la designación del ex comisario Palacios, designado por Mauricio Macri.
Es constructivo para la sociedad en su conjunto, que todos los sectores participen del clima de dialogo que se instaló en los niveles institucionales representativos. Y valorar, en simultáneo, el pleno ejercicio de la iniciativa política de un Gobierno que mantiene el rumbo, más allá del resultado electoral.
Mañana se cumplirá un mes desde las elecciones legislativas del pasado 28 de junio. ¿Cuántas cosas han pasado desde entonces? Muchas y muy interesantes, al punto de permitirnos reafirmar que la Argentina es parte de un mundo en estado de ebullición permanente, de cambios, de transformación política y social.
Ese mismo día se producía en Honduras el golpe de estado cívico militar que deportaba al presidente elegido democráticamente por el voto popular, Manuel Zelaya.
La Presidenta argentina tuvo, desde un primer momento, un protagonismo vital y decisivo en la crisis, denunciando a los golpistas, defendiendo la continuidad del Estado de Derecho, exigiendo la devolución del gobierno usurpado a Zelaya y por sobre todo, advirtiendo que si finalmente se imponían los violentos de la derecha hondureña, un peligroso eclipse amenazaría con oscurecer a todas las democracias del continente.
Hasta el momento, el unilateralismo, que empezaba a ser una pieza de museo en las relaciones internacionales, asomó imponiendo sus propios tiempos y triquiñuelas al multilateralismo expresado por la OEA y las Naciones Unidas, que por abrumadora mayoría condenó el golpismo de los dinosaurios centroamericanos.
Saludar con respeto la actitud solidaria de los Presidentes latinoamericanos frente al golpe y saludar al pueblo hondureño que resiste la represión, implica a su vez estar atentos a la resolución del conflicto. Por que si finalmente el golpismo se impone, ocurrirá aquello que advirtió Cristina.
Y los lobos más voraces, se tentarán a aullar nuevamente en esta parte del mundo.
El Gobierno argentino actúa en estas circunstancias, de acuerdo a sus convicciones, sin medir más consecuencias que las que son dictadas por la memoria de un país como el nuestro, tan castigado por el genocidio dictatorial.
En contrario, también habría que tomar nota de la posición comprensiva de Francisco De Narváez para con el golpe, así como registrar a Gabriela Michetti y otros comensales, riendo de la desafortunada ocurrencia de Mirtha Legrand sobre el golpe en el hermano país.
La calidad de la democracia se mide por la calidad de sus dirigentes.
Es necesario, entonces, conocer sus actitudes en situaciones dramáticas, identificando críticamente a aquellos que parecen calificar al dialogo como si fuera una “bomba de tiempo”, en lugar de valorarlo como lo que verdaderamente es, un espacio y un período fértil para la convivencia democrática de los argentinos.


(Jorge Giles. El Argentino. 27.07.09)
http://www.elargentino.com/nota-51115-El-dia-despues-del-dialogo-politico.html

1 comentario:

Miguel dijo...

Tiempos de odio



Hacía tiempo, que el odio en su lujo,

no salía tan armado de gente

a lo largo y a lo ancho de la patria.

Creo que desde la Eva del pueblo;

la Eva del balcón y las pieles,

del barro y de los grasitas;

La Eva de los bustos… arrastrados.

La Eva del ¡Viva el Cáncer!

Mire si hacía tiempo, que uno pensaba se habían olvidado…

Que se habían cansado de odiar;

que de tanto joder y matar gente:

Fusilando, bombardeando a inocentes;

Que la Libertadora y el genocidio

ya serían suficientes trofeos para matar el odio.

Parece que no. Nada ha quitado esa mancha

que mezcló y ensució a la oligarquía con sangre pobre,

con tanto cabecita suelto, con tanta mujer libre…

Con tanto negro aprendido que manda.

Hizo falta otra mujer, otra hembra con otra historia,

que con los cambios de los tiempos justicialistas,

también habló del pobre, y lo tocó, lo acarició

y en su nombre se le ocurrió, justicialistamente,

tocarles la parte celestial y sensible a los ricos: Su bolsillo.

La cosa era nada más que emparejar eso de juntar migas

con comer dos platos de comida al día,

eso de ser menos olvidado… Eso de no ser tan negro/pobre.

Era apenas una yapita entre tanto yuyo verdeoro;

Entre tanta madre-soja silobolsa celeste y blanco…

Son muchas “mesas” que escondían el odio;

que no dijeron mi mierda, cuando tanto

golpe cívico- milico sembraba la semilla

que debía encargarse de crecer y multiplicar el racismo,

las clases, la distribución de la riqueza y entregar la nación.

Nada hicieron más que cagarse en las patas,

meter la cabeza en la tierra y dejar que pase;

¡Que se lleven a esos zurdos!; a esos peligrosos

que nos quitarían parte de las riquezas, dijeron temblando.

Son de esa cría los mercaderes del rencor;

Son las mismas ganas de seguir diciendo:

¡Hay que matar a todos los negros de mierda ¡

Son los que andan armados de ganas grafittis:

“La yegua debe irse” – “Somos el campo sin yegua…”

Mientras el cáncer espera que una pared limpia…

nuevamente les sirva, para dejar su marca.



Miguel Longarini

26-07-09

poetapueblo@gmail.com