viernes, 17 de julio de 2009

LA REPÚBLICA VACÍA DE CARRIÓ


Siguen las repercusiones positivas en el inicio del dialogo político convocado por el Gobierno nacional.
Quienes participaron de la reunión mantenida en la Casa Rosada, ponderaron la buena predisposición de todas las partes involucradas en la misma. Asimismo, desde distintas capillas partidarias que no participaron aún de las rondas de dialogo, también se valoró este paso adelante en la madurez del sistema democrático.
Hay que agregar, que con igual rigor, fue criticado el desplante de Elisa Carrió a la invitación que le fuera cursada para participar de la apertura de una nueva fase en la relación del Gobierno y la oposición. Sus más fieles seguidores tuvieron que salir a dar explicaciones ante las nuevas vacaciones que inició Carrió.
En cada aparición pública no hicieron más que dejar al desnudo la fragilidad argumentativa del acto de ausencia que cometieron. El nudo central de que el Congreso es el ámbito natural del diálogo, se cae estrepitosamente por tres razones básicas.
En primer lugar, por que el mismo oficialismo parlamentario había convocado con antelación a una reunión entre todos los bloques legislativos para consensuar la agenda a desarrollar en adelante, y así lo hicieron. Va de suyo entonces, que no hay contradicción ni incompetencia entre los distintos ámbitos de debate.
En segundo lugar por que los encuentros entre los distintos sectores de la vida política con representación legislativa, están en la naturaleza misma del Parlamento; ayer, hoy y siempre.
Y tercero, por que la diputada electa por el Acuerdo Cívico, Margarita Stolbizer, sí concurrió a la mesa de dialogo convocada por el Gobierno, desacreditando con su actitud auténticamente republicana, la posición de los “carriotistas”.
Abundaron las críticas basadas en el mesianismo, el autoritarismo, la soberbia desmesurada de Carrió.
Advertimos a tiempo, y para no detenernos en adjetivar las actitudes políticas personales, que en realidad lo que se está expresando es una peligrosa tendencia a desestabilizar la democracia, intentando emparejar maliciosa y anticonstitucionalmente, los roles diferentes que le caben al Poder Legislativo y al Poder Ejecutivo.
Lo dijeron claramente algunos de los diputados seguidores de la ex dirigente chaqueña. Según ellos, las urnas crearon casi por arte de magia, un poder dual en la Argentina. Hay, en esa lectura falaz e irresponsable, dos gobiernos en el país, el de los Diputados y el de la Casa Rosada.
Menos mal que sólo es una fantasía. Por que de haber sido así, los argentinos volveríamos a colocarnos nuevamente al borde del precipicio institucional y social.
Caeríamos, pronto, en el abismo de una república vacía, donde no habría dos gobiernos, como pretenden quienes adscriben, desde la Coalición, a esta seudo tesis institucional. Simple y dramáticamente, no habría Gobierno.
El país se sumiría en una gran asamblea anarquizada, golpeando las puertas de un Estado que, para decirlo en criollo, “no daría pie con bola” en ninguna instancia de la vida de la sociedad.
Nos preguntamos seriamente si diciembre del 2001 no les enseñó nada a estos aprendices de dirigentes.
Ojala que esta actitud destituyente y corrosiva, caiga definitivamente en un cono de sombra y ostracismo, por la salud de la democracia y sus instituciones.
En el final, y aportando a un análisis más abarcativo de la coyuntura, observamos que el resultado de las últimas elecciones legislativas está alumbrando con mayor nitidez la conformación de tres agrupamientos partidarios; a saber:
*La derecha neoliberal y conservadora, que echa sus raíces más recientes en el menemismo, encabezada por la Unión- Pro de Francisco De Narváez y Mauricio Macri
*El pan Radicalismo del Acuerdo Cívico y Social
*El peronismo y el espacio nacional y popular, progresista y de centro izquierda, identificados con la conducción política de Néstor Kirchner y el modelo de país inclusivo que sostiene el Gobierno de Cristina.
En este ordenamiento progresivo de los bloques partidarios más representativos, se irá encontrando la luz para vislumbrar el horizonte inmediato y el de largo alcance.
Algo así como volver a leer correctamente lo que es permanente y duradero en la historia y en consecuencia, determinar las tareas democráticas adecuadas a las necesidades de la hora.
Saber hacerlo, será clave para el devenir político y la vida de nuestro pueblo.


(Jorge Giles. El Argentino. 17.07.09)
http://www.elargentino.com/nota-49831-La-republica-vacia-de-Carrio.html

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