Ya estamos andando el Año del Bicentenario.
El 2009 terminó sin los sobresaltos que auguraban los opositores, sin cataclismos sociales, sin más perturbación que las que corresponden a este período histórico.
El asalto armado a la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense es una nueva señal de alerta sobre una derecha violenta que sigue merodeando por los albañales del poder más oscuro.
Vamos a seguir juntos como siempre, en el intento vital de echar luz sobre nuestro destino colectivo, uniendo lo que quieren desunir desde los rincones oscuros del poder mediático.
Queda claro que la voluntad del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner es profundizar el modelo de desarrollo económico con inclusión social.
La Argentina crecerá este año que recién comienza en todas las franjas de la realidad. Crecerá la producción nacional, el nivel de empleo, las exportaciones, la producción agrícola-ganadera, la industria.
Los festejos del Bicentenario patrio tendrán el signo de estos tiempos de la democracia y el sentido nacional y popular de su gobierno.
Esta realidad deberá comprenderse en el contexto histórico que vive toda América latina y que los logros y las dificultades a enfrentar guardan estrecha relación con la crisis que azota el mundo.
Queda claro que los opositores a este gobierno y a este modelo de país en curso, continuarán con su campaña de desgaste y fragmentación del pensamiento colectivo.
Las declaraciones de Diego Guelar, dirigente del Pro que conduce Mauricio Macri, propiciando una nueva y definitiva amnistía contra los genocidas de la dictadura, es una de las tantas provocaciones que la derecha viene desarrollando contra la democracia.
Es también una manera de advertir a la sociedad que si llegan al gobierno en el 2011, barrerán con todos los juicios contra los crímenes cometidos por el terrorismo de estado.
Por si hubiesen faltado pruebas, estas declaraciones están indicando que no estamos ante una derecha moderna, republicana, respetuosa del derecho.
La derecha nativa es un sector minoritario pero muy poderoso, ligado con la etapa oscura y autoritaria que creíamos ya superada, pero que vuelve a mostrarse amenazante.
En el 2010 la vamos a ver a menudo operando contra todas las conquistas logradas en estos últimos seis años.
No hay nada que temer pero sí, estar atentos y solidarios ante cualquier provocación que intente lograr nuestro retroceso como sociedad.
Con 200 años de vida, la Argentina y los pueblos hermanos de la región, están provistos de una experiencia histórica que seguramente ayudará a enfrentar todos los desafíos.
En este primer domingo del nuevo año importa saber que entramos a una fase que será decisiva para la suerte colectiva.
Dependerá en mucho de la participación ciudadana en la defensa de sus conquistas.
Las minorías del privilegio también lo saben y es por eso que buscarán obstaculizar a través de sus jueces amigos, todas las leyes y disposiciones gubernamentales que profundicen la democracia de la que gozamos.
El Congreso de la Nación se convertirá también en una trinchera opositora, demostrando que son expertos en obstrucción pero nada constructivos a la hora de proponer alternativas superadoras en beneficio de la sociedad argentina.
Seguramente veremos a un Cobos jugando un rol desembozadamente opositor y aún más, desestabilizador. Ya no será tan sólo el vicepresidente díscolo que apuñaló la lealtad que había jurado cuando asumiera el cargo. Será posiblemente un factor central en la disputa dentro de la Coalición Cívica, y esta realidad, casi paradojalmente, será el principio del fin de su estela fugaz por la política nacional.
Nadie puede mantener una fama a costa de no decir nada positivo y de no construir lealtades. Por ahora le alcanzó con flotar como un corcho en la corriente.
Otra será su suerte cuando llegue el momento de confrontar con su propio espejo narcisista.
Por estos claros y oscuros, empieza a transitar el nuevo Año.
Jorge Giles. El Argentino. 3 de enero de 2010
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