PANORAMA POLÍTICO
El nuevo año empieza en el mismo lugar donde terminó el anterior.
Pareciera una obviedad decirlo sin más, pero en verdad queremos significar que con sólo repasar las tapas y los titulares del monopolio mediático, Clarín y sus repetidoras, tenemos una pauta clara que nos permite prever los caminos por donde transitará la oposición en este 2010 que ya está gateando entre nosotros.
De igual modo, pero en las antípodas, el proyecto político gobernante dejó plantado el curso de acción que seguirá sosteniendo y profundizando en el año del Bicentenario.
No hay mucho misterio esta vez.
Las incertidumbres y las sutilezas han dado paso a las anchas avenidas del sentido político. Sólo podría perderse quien quiera hacerlo.
Es que hay señales por todos lados en el año que acaba de comenzar.
Hay certezas en el plan del gobierno nacional y otras tantas en la franja opositora.
Es la nuestra una sociedad donde la democracia hizo el milagro de poner las cosas blanco sobre negro. Y los actores principales de la trama política desnudan sin pudor ni prejuicios sus verdaderos propósitos.
El punto está en saber articular esas señales. Armonizarlas en un todo comprensible. Esa debería ser, incluso, una tarea siempre pendiente en las filas democráticas.
Así como desde el poder económico, expresadas en las plumas y las voces de los monopolios, operan la estrategia del desgaste permanente contra el gobierno a través de una vieja táctica divisionista, sólo que esta vez lo hacen fragmentando el pensamiento todo el tiempo, las expresiones del proyecto de cambio liderados por Cristina y Néstor Kirchner, deberían abocarse a desmontar esa estrategia opositora, uniendo todo lo que pretende ser desunido maliciosamente.
Partiendo de saber que hay una usina generadora de ese poder económico mediático que delinea sus metas a largo y corto plazo y que traza las coordenadas que luego seguirán al pie de la letra sus diversos voceros, en distintos campos de acción.
En esa mesa chica del poder se eligió, hace ya dos años, la palabra generadora que debería ser impuesta a la sociedad: “crispación”. En cualquiera de sus variantes. “Caos”, por ejemplo, es una de ellas.
En esa misma mesa definieron los tiempos de su ofensiva antigubernamental y los actores que la interpretarían mejor.
Cuando Abel Posse dijo lo que dijo, estaba hablando la derecha en su máxima expresión, no un iracundo y mediocre francotirador de ocasión. Igual que lo ocurrido con Biolcatti, Buzzi, Llambias, De Angelis en cada circunstancia de aparente desboque verbal.
Es la versión moderna de los “tanquetazos” y alzamientos en apariencia solitarios que en décadas ya superadas, precedían a los golpes de estado.
Lanzan la proclama y esperan y observan las reacciones de la sociedad y de sus adversarios. A esa táctica ya se le cayeron todas las máscaras, como tantas veces se dijo en el último año.
En este marco conceptual y absolutamente real, acontece la propuesta voceada por Diego Guelar, el banquero, ex funcionario de Menem y hoy prominente figura del PRO de Mauricio Macri, de una amnistía definitiva para los genocidas de la dictadura iniciada por Videla y Massera.
¿Por qué lo dice ahora? ¿Es un descuelgue individual de Guelar? ¿O es una nueva maniobra que nos somete a prueba a todos los argentinos que estamos decididos a no entregar ni un centímetro de esta democracia con memoria, verdad y justicia que venimos construyendo desde el primer día del mandato presidencial de Néstor Kirchner?
¿La incursión armada en el interior de la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense, es sólo un hecho aislado u otro capítulo de una operación política destituyente y atemorizante de vastos alcances?
Son demasiadas las coincidencias para que no se reconozca que la derecha está provocando a la democracia, mientras marca el terreno donde se moverá en adelante y preanuncia su “programa de gobierno” en caso de acceder a él en el 2011.
En una lectura objetiva de los hechos que se fueron sucediendo hasta acá, hay que decir que las amenazas de muerte que sufriera la Presidenta en reiteradas ocasiones encajan como una sola pieza con algunos editoriales francamente destituyentes de los monopolios.
La construcción de una realidad virtual como un producto a vender a la ciudadanía, es el cuadro general donde se desarrollan estas acciones.
Cuando afirman muy sueltos de cuerpo, sobre los presuntos índices de imagen negativa presidencial, hay que saber que están disparando parte de su arsenal mediático. No están reflejando “la verdad”, sino “su verdad”. No hacen más que desgastar por todos los medios posibles al proyecto político gobernante para crear las condiciones que permitan hacer crecer una alternativa opositora.
Sea cual fuese ésta, con Duhalde, con Cobos, con Carrió, con el que sea, los piolines del poder son manejados por los monopolios mediáticos.
Pero lo virtual choca contra la realidad.
El proyecto popular arranca el año del Bicentenario decidido a reafirmar su capacidad de iniciativa. Para lograrlo, apelará a su capacidad de inventiva, a través del correcto desarrollo de la nueva Ley de medios. Este propósito es clave para profundizar el rumbo económico y social del gobierno de Cristina.
Al esperado crecimiento que seguramente experimentará la economía argentina, le deberá corresponder una constante predica a favor de un modelo que incluye a todas las franjas de la sociedad, haciendo posible construir en el imaginario colectivo un hilo conductor entre la gesta patria de nuestros primeros orígenes como nación y este presente argentino y latinoamericano que estamos atravesando.
Si se afirma que el proyecto de país que encarna el gobierno nacional se profundiza, del lado opositor ya avisaron que desandarán todas y cada una de las medidas más trascendentes tomadas en los últimos 6 años, el día que puedan volver a gobernar.
No hay concesiones de un sector ni de otro.
No las puede haber entre la justicia social y la injusticia. Entre la memoria y el olvido.
Jorge Giles. Miradas al Sur. 3.1.2010
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